Hace unos 6-7 años visité el lugar y me encantó. Hoy junio 2023 encuentro un lugar sin mantenimiento, SUCIO peor que fonda mal atendida en extremo, paredes se ve que no les han pasado pintura en años y las lámparas colgantes sucias, el techo todo cochambroso y con 31*c los dos ventiladores apagados, pareciera que en esos 6-7 años que han pasado, nadie ha mirado hacia arriba y paredes o no les interesa.. Lo único que limpian son las mesas. Hasta las cartas amarillentas, rotas y precios con un pedazo de papel y diuréx, o sea parchadas. No le han invertido un peso y se nota.
La milanesa nos dijeron de res pero era cerdo (sin problema por que nos encanta), pero no sé por qie indicaron Res. La presentación en plato, más limitada de como la recuerdo… los acompañamientos mínimos en cantidad (verduras o puré una cucharadita junto a un milaneson). La empanada muy rica, la milanesa bien de sabor y tamaño, el servicio muy atento y amigable exceptuando que llamé dos hrs antes para solicitar reserva de una mesa ya que iba con dos adultos mayores (cercanos a 90 años) y quería asegurar que no estuvieran de pie. No fue necesaria la reserva, pero la chica al teléfono tampoco accedió a ayudarnos “como van llegando y si tiene suerte no esperan”… me dijo. Hay que desarrollarles un mejor criterio ante ciertas peticiones.
El costo promedio por persona fue de $300 sin vino, muy bueno y estaba casi lleno cuando salimos, así que podrían invertirle alguito al lugar y levantarlo por que si tienen su clientela, pero pudieran tener más! Le doy dos estrellas por que la comida en sabor vale la pena pero el lugar se está cayendo de cochambre y polvo.
Y leyendo las respuestas del dueño o responsable, me queda claro que no tiene noción de la excelencia en la atención integral al cliente, y que esa negación y no aceptación de comentarios no le harán crecer como restaurantero exitoso.
Decir que uso a adultos mayores para sacar ventaja es un lamentable y miserable apreciación a lo expresado en mi comentario, y si usted estaba al lado de su hostess, que poca enseñanza les deja como “líder”. El león cree que todos son de su condición y seguramente es lo que usted si hace en su entorno. Allá usted.
Suerte con su restaurante, se extraña a aquel buen señor que amenizaba a sus comensales sorprendiéndonos con una canción, un trío y otros detalles que hacían una estancia agradable. Y si pintó paredes hace 3.5 años, pues vuelva a pintar y a limpiar cada vez que sea necesario, Es por su bien $$$ no por el mío.
Le faltó la respuesta 4 en n pretexte también por qué vende gato por liebre (cerdo por res).
Claramente no volvemos. De pena ajena su trato al cliente, su resongue, y su falta de apertura para recibir comentarios que le ayudarían a crecer aún más. Si soy conocedora del tema restaurantero por más de 35 años y podría darle asesoría gratuita aún no solicitada, pero es más fácil hablar con una Columna de concreto con la diferencia de no...
Read moreMafalda Restaurante: Porciones gigantes, sabor argentino y alma de barrio en Coyoacán 🇦🇷✨
Si estás buscando un lugar que te transporte directo a Buenos Aires sin salir de la CDMX, Mafalda es tu boleto de ida. Este pequeño rincón en Coyoacán es un homenaje al sabor, la cultura y la calidez de Argentina. Un lugar donde las milanesas miden más que tus ganas, y el choripán te hace querer cantar tango.
Desde la entrada, la presencia de Mafalda, la icónica creación de Quino, te recibe como anfitriona de una experiencia tan auténtica como deliciosa. La decoración rebosa referencias culturales argentinas, y el ambiente es relajado, amistoso y lleno de vida.
🚪 El único “pero”: el lugar es chico
Y sí, te aviso de una vez: el lugar es pequeño y muy popular, así que prepárate para esperar unos 30 a 40 minutos, especialmente en fines de semana. Pero no te desanimes: vale completamente la pena. Esa espera es la antesala de una comilona inolvidable.
🥩 ¿Y la comida? Un escándalo.
Los cortes
Los cortes argentinos son un hit. Carne bien cocida, jugosa, con ese sabor a parrilla que no se improvisa. No necesitan florituras, porque cada bocado habla por sí solo.
El choripán
El choripán es una fiesta: pan crujiente, chorizo bien condimentado y ese chimichurri que merece aplauso de pie. Directo, potente, sin vueltas.
Las 50 milanesas
Y lo que convierte a Mafalda en leyenda urbana: las 50 milanesas. Una carta llena de opciones que van desde la clásica napolitana hasta combinaciones que parecen inventadas por Messi después de un golazo. Vienen rebosantes, crujientes, generosas. Una porción alcanza fácil para dos (o tres), pero si venís con hambre, dale sin miedo.
Hay para todos los gustos: con queso, con jamón, con huevo, con salsa, con todo. Y todas, absolutamente todas, te dejan la panza feliz y el alma agradecida.
🍷 Y para bajarlo…
Vinito argentino, cerveza fría, Fernet para los que saben y postres con dulce de leche como debe ser. No vas a salir con hambre ni con ganas de reclamar nada.
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¿Lo recomendamos? Sin dudarlo.
Mafalda es de esos lugares que se ganan el corazón a mordidas. Por su comida, su ambiente y su honestidad. Aunque tengas que esperar para entrar, cada minuto vale la pena. Porque acá, comer no es solo llenar el plato: es vivir un pedacito de Argentina con cada bocado.
Recomendadísimo. Pero andá con hambre y con...
Read moreHoy comimos en Mafalda. Quizá mis expectativas eran muy altas y sinceramente no se cumplieron. Pedimos dos empanadas de carne, unos ravioles en salsa blanca de cuatro quesos, una ensalada para compartir, una milanesa Elu con tocino, chorizo y queso y una limonada y una naranjada. De entrada el servicio malo y grosero. La mesera de lentes que nos atendió lo hizo un tanto de mala gana. Entiendo que pudiera estar cansada pero el cliente no tiene la culpa. Nos trajo la ensalada que realmente por el precio estaba bastante mediocre. Unas zanahorias ralladas en un plato, con unas cuantas rebanadas de manzana delgadas como papel (6), pasas y uno que otro trozo de apio regado por encima donde el supuesto aderezo dulce brillaba por su ausencia. A pesar de que la ensalada se pidió compartida, no se trajo así y tuvimos que pedir un plato para mala batear en la mesa con ella. Luego me trajeron los 10 ravioles que realmente no estaban tan mal de sabor, aunque si bastante pobres y la salsa aguada y no tenía sal. Al pedir un salero a la mesera la mala cara fue muy evidente poniendo el salero sobre la mesa de muy mala gana. Las empanadas seguían sin llegar. Le llevaron la milanesa a mi esposo, la carne suave y una buena porción, eso si. En lugar de ofrecer otro acompañamiento (ya que se supone que la milanesa trae dos a escoger de la lista) solamente venía acompañada de literalmente unas cuantas tiras de papas fritas, 6 o 7. Bastante pobre. Las empanadas seguían sin llegar. Le pedí a la mesera si “ya estarían las empanadas” (ella misma las escribió en la comanda) y con mal modo poniendo cara de sorpresa dio a entender que no habíamos pedido empanadas, entonces le recordé que hasta ella había preguntado si eran 1 o 2 empanadas y entonces sólo respondió: “en un momento”. Sinceramente ya la experiencia no era buena, pero finalmente llegaron las empanadas que seguramente venían de rodillas desde la Patagonia. Un sabor muy equis y tristemente la carne molida con varios huesitos y pellejos. Su chimichurri bueno sin ser nada espectacular. ¿Volvería a ir? Definitivamente no. Para los $735 pesos de la cuenta, a pesar de que la milanesa estaba bien, no justifica el trato grosero y el resto de comida que por ningún...
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