Casamor - Café y Fondita — Restaurant in Nuevo León

Fuimos el día de hoy, había visto buenos reviews, y me llamó la atención que era pet friendly… al llegar pedimos periquera para nuestra hija de 2 años, lo primero que pensé es que “era pet friendly” pero no era “baby friendly” ya que no tienen algo tan básico como una periquera o alguna silla alta para niños chicos, se lo hice saber al mesero pero solo nos ofreció sentar a la niña en la silla para adultos.

La comida está de regular a buena, temperatura y sabor adecuado, pedí un café americano al que siento que le faltó mucho cuerpo, y unas entomatadas de buen sabor (unos frijolitos a un lado se hubieran agradecido) y un pan de elote bueno pero nada espectacular.

Puntos positivos, la amabilidad de los meseros en general, la atención es muy buena y el servicio de la comida es rápido. Desafortunadamente eso no compensó el mal rato que pasamos al estar más al pendiente de que la niña no se fuera a caer o golpear.

Posiblemente no regresemos no tanto por la comida sino porque no cuenta con infraestructura adecuada para niños, lo de pet friendly a veces está mal interpretado el concepto con que signifique aceptar perritos, creo que aunque tengan la buena intención de aceptarlos, en este caso en particular no deberían, porque el espacio en el lugar es reducido y el perrito puede estar en el pasillo molestando a otros comensales.

Ojalá tomen en cuenta estos detalles, su clientela objetivo son milenials algunos ya con hijos y otros en el futuro los tendrán. Hace 8 años de soltero seguramente mi experiencia sobre el lugar hubiera sido muy buena, como dicen: cada quién habla de cómo le va en la feria y a nosotros nos fue mal!

Como dice mi esposa: en casamor no tienen amor...

Pocas cosas se guardan con tanta fuerza en la memoria como un platillo de la niñez, una repisa polvorienta en casa de los abuelos, las pláticas lejanas de sobremesa o el hervor constante de una olla en la cocina familiar. Casamor parece apuntar a eso. Se autodefine como fondita, pero su estética va más allá: papel picado, sillas de madera, fotografías personales. Más que una fondita tradicional, se siente como un contenedor meticulosamente diseñado para provocar nostalgia. El efecto es acogedor, aunque con un aire prefabricado que lo vuelve un tanto forzado.

El menú es amplio, con varios platillos tradicionales. Optamos por los chilaquiles, disponibles con distintas salsas. La presentación fue correcta, aunque con descuidos: el plato llegó manchado en los bordes, un detalle menor, pero evidente en un lugar que parece buscar el efecto "instagrameable".

Los chilaquiles resultaron buenos, pero nada más. En un platillo que debería encontrar su alma en la salsa, aquí la tortilla se impone con demasiado protagonismo. Su sabor era agradable, sí, pero absorbía por completo la salsa, relegándola a un segundo plano.

Los frijoles negros, por su parte, desentonaban. Su textura, mal lograda, hacía que se quebraran como chocolate seco al contacto con el tenedor.

En conjunto, Casamor es cómodo por ubicación: a unas cuadras de grandes edificios, centros comerciales y corporativos, y funcional para resolver rápido. Pero lo estrecho del local lo vuelve ruidoso, y esa intimidad que intenta recrear nunca termina de aparecer. Como los recuerdos forzados en un álbum demasiado ordenado, la nostalgia aquí se siente más...

Very nice and cozy little cafe. Food was great. Molletes great. Chilaquiles great. Fresh juices are also very good. The coffee muffin had no hint of coffee in it but was delicious nevertheless. Cortado coffee was very citrusy and under-roasted for me but it could be a local preference... who knows. Be prepared to wait outside for brunch times and do a few rounds of the block to get a parking spot. Overall very much...