Casa Bacuuza — Restaurant in Puebla

This is hands down THE best place to eat in Puebla and it is definitely one of the best restaurants I've eaten at in the whole of Mexico, after travelling to CDMX, Tulum, Cancun, Playa Del Carmen.

The presentation is nothing short of fantastic, with flower petals and dollops of reductions decorating each plate. I tried breakfast and dinner here and both were great. The staff are very attentive and seem happy to have you. It seems that they really want you to have a wonderful culinary experience.

The food served here is Oaxacan. The drinks have just as much effort put into them as the food. The cold hot chocolate is a must, as are their juices.

If I could give this 10 out of 5 stars I would. Casa Bacuuza deserves more business than it's getting, so please help them out and pay them a visit! The restaurant decor itself is unassuming and unpretentious but its the food that you're there for. I'll recommend it to everybody I know and I'll be coming to Puebla just to make another visit...

The food is awesome, but the waiter was not very kind at the begging. Fortunately, at the end he attended us very polite. The prices are definitely too much for the market of Puebla, where you can find something similar or better for less money.

Response 1 to their answer: They tried to imply that my lifestyle doesn't fit to their prices, that is certainly very rude, even if that would be false. Second, they don't understand that a dish of $79 (or $300) in another restaurant in the city is more tasty, or that an equivalent dish cost less. I'm just pointing out that the worth of money is not as much as in other OAXACAN restaurants with the SAME quality as this...

A pesar de algunos detalles, le doy cinco estrellas porque la experiencia fue realmente sorprendente y se nota la pasión que el equipo pone en su cocina. Probamos el menú de la Food Week y vivimos un verdadero viaje de sabores.

El lugar el muy bonito se puede ver los chef trabajando atrás con mucha passion. El mesero amable y atento.

Empezamos con las gyozas de estofado de bodas. La masa era un poco gruesa, pero el relleno estaba bien logrado. Lo que realmente elevó el plato fue el jus vegetal, un caldo con una profundidad de sabor impresionante, donde las setas y el aceite de huitlacoche se combinaban a la perfección. Un detalle que, sin duda, demuestra un dominio técnico impecable en la construcción de sabores.

El osobuco estaba cocido a la perfección y su salsa húngara a base de moringa nos sorprendió gratamente. Como acompañamiento, sirvieron un aligot que, debo admitir, me rompió un poco el corazón. Siendo originario de Aubrac, donde este platillo es tradición, esperaba encontrar la textura elástica característica del queso tome fraîche. Sin embargo, lo que recibimos fue más bien una puré de papa con mozzarella y un fuerte sabor a mantequilla. Aunque disfruto la mantequilla en la puré, el sabor del queso no era el esperado y de la mantequilla muy fuerte.

Otro punto a mejorar fue el agua de horchata, que tenía un sabor bastante tenue, casi inexistente. En contraste, su tepache con nieve de mango fue una verdadera delicia, una combinación refrescante y equilibrada que nos encantó.

Para cerrar, el postre fue una obra maestra: merengón de algas y mantecado de estafiate. Nunca había probado el estafiate y me sorprendió con un perfil de sabor único, transportándome sensorialmente hasta Oaxaca.

En general, fue una experiencia gastronómica llena de sorpresas y descubrimientos. Muchas gracias al equipo por este viaje degustativo. Sin duda, queremos regresar para seguir...