No recomendaría ir al lugar, ni para aprovechar el reembolso de la entrada.
Al llegar al restaurante le mencionamos al mesero que traíamos el ticket de la entrada. Solo nos mencionó que era hasta el final para la cuenta. Pedimos una bebida y un postre, cada uno de $83-84. A la hora de pagar nos dijeron que solo nos descontarían un boleto, preguntamos por qué si en la entrada nos dijeron que la única regla era consumo mínimo de $60 por persona. A lo que nos dijo que no podíamos compartir el postre. Le dijimos que no nos habían dicho eso y se fue. A los 5 minutos vino el mesero que nos recibió, con un tono grosero diciéndonos que nos harían “el favor” de descontarnos los dos boletos pero que eso normalmente no lo hacían. Se dirige a mi diciéndome que si yo no había compartido el postre con mi acompañante, a lo que le dije que sí lo había probado pero cada quién pidió algo. Luego se voltea y ve que traemos un termo (el cuál estábamos rellenando con una botella de agua, que se hizo hasta el final y después de consumir) y nos dijo que tampoco se podía entrar con bebidas. Mi acompañante le dice que si era así por qué no nos explico esas dos “reglas” al entrar, pero el mesero lo interrumpe de forma grosera diciendo que para que le decíamos cosas si ya nos iba a quitar los dos boletos. Igual se lo mencionamos y dijo que eso nos lo dijo la persona de la entrada, lo cual no era cierto.
Al salir del museo, se lo comentamos a la señorita y nos dijo que la única regla era el consumo mínimo de $60 pesos por persona, que no sabía por qué nos había dicho eso el mesero.
Nunca peleamos con el mesero, de hecho siempre le pedimos que nos explicara de manera respetuosa. Así que no entendimos su actitud grosera. He leído comentarios de que hacen esto cuando van dos personas. Sino les gusta porque el consumo es bajo, cambien la regla, pero no quieran engañar a los clientes y/o tratarlos mal.
Ahora, criticando solo la comida. Pedimos una limonada de maracuyá y un pie de dátil y nuez. La limonada sabía más a naranjada que a maracuyá. El pie es más un panqué, que aunque estaba bien, para el precio de ambas cosas, siento que puedes comer más rico y mejor precio/calidad en otro lado.
La verdad el restaurante arruina por completo la...
Read moreLo conocí un domingo en la mañana, cabe mencionar que en ese día y horario no hay servicio a la carta, solamente bufftete y su costo es de $275 adultos. Al entrar te cobrarán una entrada al museo ($50 pesos) por persona, que después te descontarán de tu consumo, y también puedes visitar las salas del museo.
Había escuchado buenos comentarios pero siempre encontraba mucha gente, en esta ocasión llegué a las 10:05 (abren a las 10am) y nos recibieron inmediatamente. Se notó que tenían poco de haber montado los alimentos.
El lugar es bonito, ya que las mesas se encuentran montadas en el último jardín de la casona restaurada, es al aire libre, por lo que ve prevenido si vas en época de frío.
Los alimentos son buenos, pero no son deliciosos, sin embargo están bastante aceptables. Lo que menos me gustó fueron los chilaquiles que tienen los totopos dorados y cuando los pides te los sirven y luego le añaden la salsa verde o roja encima, con queso y crema al gusto.
En general tienen un buen surtido empezando por café de olla, jugo de naranja(no lo probé), jugo de betabel (bueno), chocolate, fruta, yogurt y queso cottage, diversos panes y churros. De guisos me tocó ver: Carnitas, mole rojo, chicharrón guisado, calabacitas gratinadas, huevo con jamón, frijoles, pancita(menudo), chilaquiles.
Adicional había un área en la que preparaban quesadillas con chicharrón prensado, huitlacoche, flor de calabaza, champiñón. En mi opinión las quesadillas fue lo que más disfruté (flor y huitlacoche), sin embargo le falta un poco de experiencia a la persona que los servía.
Los meseros se encuentran atentos a tus necesidades y son muy amables.
Existe personal en las buffeteras que se encargan de servir a los comensales, sin embargo las filas no son muy ordenadas.
En general es una bonita experiencia por lo bien restaurando que se encuentra la casona, nos tocó escuchar a un trío (a mi no me gusta esa música, pero es un plus) lamentablemente tiene pocas mesas y si no llegas temprano o corres con suerte, lo más seguro es que te...
Read moreTenía altas expectativas. Hace algunos años fui al museo y vi el jardín, por curiosidad pregunté y vi que era un lugar para comer. No había consumido en esa ocasión m pero encontré el lugar en google maps y llamé meses después para pedir información.
Durante algunas semanas llame para reservar y siempre resultaba lleno. Lo cual aumento mi expectativa.
Por fin logré reservar y la experiencia fue muy mala. Comenzando por entrar al museo donde te retienen mientras la recepcionista habla por teléfono con alguien que pide informes sobre el restorán. Podría ser fácil resolver esto con una contestadora que derive la info y no haga largas filas en la entrada. Segundo, te anuncia que se te cobrará la entrada, ticket que deberás guardar para darle al mesero, algo que de por si ya complica las cosas. Ya entrando al lugar, éramos los primeros en llegar y decepcionaba un poco ver la cantidad de sombrillas “para evitar las hojas de los árboles” el lugar quedaba obscuro y sombrío, muy frío para invierno, había alguno calentadores. Le dijimos al mesero que teníamos reservación el cual deambuló por las mesas revisando un papel a mano y nos preguntó dónde nos queríamos sentar. Posteriormente comenzó a llegar gente sin reserva y al mismo momento con reserva en cuestión de minutos era un caos.
Esto no es lo peor, la comida era muy mala. Desde una quesadilla fría con guacamole oxidado y sin tomate hasta el pollo frío sobre unos chilaquiles, todo está mal operativamente, la música en vivo puede ser buena pero los músicos están junto a ti y no puedes hablar, el piso es irregular y las mesas bailan, los cafés son intomables, los baños están lejanos.
No...
Read more