Escribo esta crítica como vecino de la urbanización, con la tristeza de ver cómo un recurso que podría ser un verdadero valor añadido para todos los que vivimos aquí se está desaprovechando por completo. No se trata solo de una mala experiencia puntual: es una acumulación de errores, falta de profesionalidad y una gestión errática que termina por hacer inviable el restaurante como opción para comer, cenar o simplemente disfrutar de un rato agradable.
El servicio: lento y desorganizado Una de las principales carencias es la atención al cliente. Los tiempos de espera son excesivos incluso cuando hay poca gente. Da la sensación de que no hay una estructura clara en cocina ni en sala. No se trata solo de que tarden, sino de que no hay criterio en el orden de salida de platos, ni previsión para gestionar las comandas.
Personal sin formación ni experiencia Los camareros, en su mayoría, muestran buena voluntad, pero es evidente que carecen de la experiencia y formación mínimas para atender un local de restauración. Se equivocan en los pedidos, no saben recomendar platos y transmiten inseguridad. No es culpa de ellos, sino de una dirección que no invierte en formar ni supervisar adecuadamente.
Comida escasa Las raciones son pequeñas y, en muchos casos, la relación calidad-precio no se sostiene. A veces llegan los platos templados o mal presentados. Falta mimo, criterio y regularidad. Un día puedes comer algo pasable, y otro día recibir algo completamente distinto aunque hayas pedido lo mismo.
Cambios constantes de gestión Uno de los problemas de fondo es la continua rotación de responsables y propietarios. Cada cierto tiempo parece que hay un “nuevo comienzo”, pero nunca se produce una mejora real. Esta inestabilidad solo genera desconfianza, tanto en los vecinos como en los pocos clientes externos que se animan a venir.
Una pérdida para la comunidad Esta crítica, lo reconozco, es una piedra sobre mi propio tejado, porque el restaurante forma parte de la urbanización donde vivo y todos nos beneficiaríamos de que funcionara bien. Pero no se puede callar más. Tener un buen restaurante dentro del recinto debería ser un lujo, un punto de encuentro, un valor añadido. Sin embargo, se ha convertido en motivo de queja y decepción.
Conclusión Hasta que no se tome en serio la gestión, la formación del personal y la calidad del producto, no pienso volver. Y lo lamento profundamente. Esta crítica no es por enfado, sino por frustración. Porque el lugar tiene potencial, pero hace falta voluntad real de hacerlo bien.
Ojalá sirva para...
Read moreUna verdadera lástima. Soy vecino de la urba y como es normal es un sitio al que siempre vas después de la piscina, practicar deporte o de comida familiar. El nuevo servicio lo describiría como: camareros inexpertos y sin nadie que los guíe, cocina lenta, no leen las comandas por lo que sirven cosas equivocadas, y lo que me hizo explotar ya es lo siguiente. Un viernes por la tarde, con buen ambiente de gente tomándose algo. Pido unas bravas que traen LITERALMENTE menos de media ración, una marinera con un rosco a la mitad y de primero un plato combinado con 1 mini pechuga de pollo, 1 huevo y 15 tiras de patatas fritas. De verdad que pensé que era una broma. Al traernos las bravas, le dije al camarero que la cantidad no es que sea poca, es extremadamente poca. Pensando que al menos nos traería una mini tapa de patatas más. Pues no, lo que hizo es traernos el plato combinado mas pequeño que si fuese un menú infantil en cualquier restaurante. Es una lástima enorme de verdad. Es un sitio con muy buen ambiente y que al ser vecino vienes, pero hasta que no cambien de...
Read moreA raíz de un amigo que vive allí y que se incorporaría más tarde, reservamos una mesa para 13, con niños, y nos dicen que no hay problema que normalmente solo reservan a los vecinos de la urbanización y si queda sitio para la gente de fuera, pero nos la reservaba. Cuál es nuestra sorpresa que al llegar el portero nos pone pegas para pasar y el dueño nos dice que nuevamente que si éramos vecinos, le explicamos y nos dice que no podíamos cenar, pero que bueno, que "nos daba servicio" como perdonándoos la vida, el restaurante no estaba ni a la mitad de gente, clarísimo estaba que no tenía ninguna ganas de trabajar ni de atendernos por lo que nos fuimos, básicamente nos invitó a irnos este señor, no volveremos a ir hay mil restaurantes en Alicante que te tratan con educación y ganas y este...
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