En Casa José hay magia. Pero de la buena, de la que hace que una comida se convierta en un hecho memorable, y que el lugar quede tatuado en la memoria placentera y gustativa del comensal. Magia porque ofrecer un nivel de disfrute como el que consiguen, de esa manera profesional y educada, sólo está al alcance de equipos de una generosidad y creatividad asombrosa. Espacios que ofrecen mucho más de lo que generalmente reciben. 10 pases, entre salados y dulces, 5 de ellos con base de verdura, dos donde la proteina hace presencia, y tres dulces. Memorable la papada y viera. Memorable las alubias con verduras. Memorable el costillar de cordero asado con notas de vino blanco. Deliciosa la calabaza con almogrote. Desde el aperitivo, una escarola estacional, bien bañada, el juego de las verduras se presenta como un acto de conciencia de re reivindicación hacia una cocina que tiene sentido cuando es ejecutada con precisión y sabor. Tal vez algunos platos merecerían contar con con trastes más evidentes en el plato, para que el juego sápido fuera bidireccional, pero la casa quiere centrarse en una vía, y quien es el cliente para quejarse si lo que tiene ante sí son construcciones conmovedoras. Un gran pan acompaña toda la comida, y a poco que el cliente se ponga en manos de la casa, con un servicio extraordinario, atento, por nada cargante, juvenil y entusiasta, sentirá que la respuesta se multiplica por una casa que apuesta por hacer feliz a quien se acerca hasta sus mesas. Un espacio hermoso, cómodo, personalizado con detalles de muy buen gusto y vajilla y copas de una calidad envidiables. Gran carta de vinos que esconden joyas que como regalos, hacen sonreír y feliz al cliente que quiere marcar la fecha con un extra agradecido. Va ser un año complicado si de las primeras comidas en espacios públicos tienen este nivel. Porque resultará muy difícil olvidar el calor y el valor gastronómico de Casa José. Visita obligada. Un lugar memorable, con una atención soberbia. Un pleno a día 5 del año...
Read moreEl tema es que buscas en Trip avisor un restaurante de la zona que puedas llevar a un niño acostumbrado a comer lo típico y en la carta no hay nada que un niño coma sin protestar. Hay que estudiar una carrera para saber que es cada plato. Los camareros no saben explicar en que consiste cada plato y tiene que venir la cocinera a explicarlo mientras en encargado/ dueño del establecimiento ni se acerca a ver cual es el problema. Del establecimiento no digo nada porque está muy limpio y ordenado pero en cuanto termine de “comer” evaluaré cada plato. De primero Brandada de merluza en el que no hay merluza. Solo un ligero regustillo de pescado como un potito para bebés y cubierto de espinacas marcadas a la plancha y un montonazo de cebolla. Segundo plato. Wok de pulpo al curry. Ni idea que es el wok. Será el vol donde lo sirven. Huele a curry que tira para atras. No sabe a pulpo , solo sabe a Sal y a curry. Pienso que el pulpo se a tragado toda la sal del Mediterráneo. El dueño te pregunta que tal el pulpo y le dices que solo sabe a sal y a curry siendo pulpo lo que se pide y esperas que a eso sepa. Pues bien. Al tio se la sopla y encima se descojona de la risa. Cada vez me estoy enojando mas. Tercer plato. Costillas Angus con no se que mi madre!! Porque el nombrecito se las trae. Seguimos para bingo. Nos trae las costillas y casi estan vivas. Lo normal es que te pregunten como quieres la carne. Al punto, punto mas, muy hecha...!! Por lo menos en mi pueblo. Adelanto que somos Asturianos y precisamente de comida sabemos un rato. La carne es literalmente sebo. Tocino o como lo querais llamar. El caso es que en el hotel en el que nos hospedamos nos recomiendan este sotio y madre de dios. Eso si! Como dice una señora por aqui, en wc esta muy limpio. 21€ de sebo/ tocino. Lamentable. Ahora viene pagar. Porque no me quedan ganas de postre. 75€ por NO comer. Como es de recibo, vamos a pedir la hoja de reclamaciones. A ver si asi se le quita la risa al dueño. Consejo. Si sabeis comer, no...
Read moreReservamos mesa para 3 personas por recomendación del hotel. La carta es bastante breve y con poca opción. Subió la cheff muy amablemente a explicarnos los platos, era una mujer de la que no recuerdo el nombre. Como no nos convecía mucho la carta y teniendo en cuenta que uno de los comensales era un niño, nos dejamos aconsejar por ella. Pedimos una brandada de merluza con espinacas. El fondo de la ensaladera era un puré con trozos de remolacha y cebolla, el sabor del puré me recordó a los potitos de lenguado con bechamel, que alguna vez le dí a mi hijo cuando era pequeño y por encima hojas de espinaca crujiente. Segundo plato. Wok de pulpo al curri. Excesivamente salado y unicamente sabía a curri. Cuando se le comenta al dueño que el plato está salado, simplemente le dio la risa. Tercer y último plato.Costilla de angus a la parrilla. La carne venía separada del hueso y ya troceada. Cuando comenzamos a separar los trozos vimos que no tenía carne que comer, que era todo sebo. Comentario del dueño cuando se le dice, que es así y le da la risa otra vez. Se pidió una botella de agua por la que cobraron 3,50€ y no venía embotellada y cerrada, venía en una botella de cristal con tapón de rosca con el nombre del restaurante. Dos copas de vino, he de decir que muy rico, pero a 5€ cada copa. Y no habíamos pedido nada especial. Sólo dos riojas tintos. Me pareció una falta de educación total y una tomadura de pelo. Pedí la cuenta, pagué y a continuación pedí la hoja de reclamaciones, que no tenía disponible. Una vergüenza. Tuvo suerte que estaba de paso, si no hubiera llamado a la policía local. Pagamos 68 € por irnos sin comer y encima con mal sabor de boca, con la impresión encima de que se habían reído de nosotros. He de decir que el camarero jóven que nos sirvió, fue super amable y muy educado. Su jefe debería aprender de él a tratar a los clientes. Por supuesto pasé por el hotel, para que no volvieran a recomendar este...
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