An extremely unpleasant experience! Whenever we travel, we research the restaurants to go. Topping the list was the octopus on Fandango. Upon arriving at the restaurant we were very well attended to by a very friendly employee, who accompanied us to the table. Another employee came to take the order, we asked a question about a dish and, in the end, we chose two other dishes. When the food arrived, one of the dishes (the octopus) did not come and, in its place, came the dish we asked a question about at the beginning, before placing our order. Mistakes happen, it's okay, we can wait. But instead the employee who made the mistake taking the order come to us at the table, again with the wrong dish, with a haughty, petulant and unpleasant attitude, to say and insist that it was our fault and that yes, we had mentioned that dish to him!... When we tried to respond and explain that we talked about that dish, but that we immediately opted for another, the employee turned his back on us, still complaining, didn't listen to us and left us talking alone. We went to him to draw his attention to the lack of professionalism and politeness in turning his back on us as we speak and, instead of apologizing, he replied again brusquely "what do you want? I have to go work"...speak to the customer It’s also part of the job! In this case, we also "had to go" and ended up without trying Fandango's octopus, as we had planned in advance, and, instead, with a very unpleasant taste due to the...
Read moreEl restaurante Fandango, situado en pleno paseo de Es Pujols y con una ubicación privilegiada frente al mar, nos llamó la atención desde el primer momento por su estética cuidada y su situación en la playa. Al día siguiente decidimos almorzar allí y, tras comprobar en la web que había disponibilidad en el segundo turno, nos acercamos a la entrada.
Nuestra sorpresa fue que, pese a figurar mesas libres online, la persona que gestionaba las reservas en la puerta nos dijo inicialmente que no era posible. Solo al insistir en que podíamos reservar directamente por la web accedió a apuntarnos, aunque con un gesto que transmitía desgana y poca hospitalidad. La sensación fue la de que nos estaban haciendo un favor en lugar de recibirnos como clientes.
Al volver de la playa para nuestra reserva, el recibimiento no mejoró: nos apartaron a un rincón apenas sin sombra para esperar y, al preguntar si podíamos tomar algo mientras, la respuesta fue afirmativa, pero nunca se acercó nadie a atendernos. En definitiva, la primera impresión, que suele marcar la experiencia en un restaurante, fue francamente decepcionante.
Afortunadamente, una vez en la mesa la experiencia dio un giro. La comida estaba muy buena, con platos cuidados, llenos de sabor y bien presentados, confirmando que la propuesta gastronómica de Fandango está a la altura de lo que promete su estética. Pero lo que realmente salvó la velada fue el trato de nuestro camarero, no recuerdo su nombre pero si que era de Huelva, que estuvo atento, amable y profesional en todo momento. Chapó por él, porque por muy rica que esté la comida, el servicio puede marcar la diferencia entre querer volver o no. Sin embargo, es imposible no pensar en lo ocurrido al inicio, esa primera barrera, esa actitud distante y poco acogedora en la entrada que empañó la llegada y que, de no haber sido por la calidad de la cocina y el buen hacer del camarero, habría arruinado la experiencia. Porque en la memoria de un comensal queda tanto lo que prueba en el plato como la forma en la que lo hacen sentir desde que cruza la puerta.
19 de Agosto. Almuerzo en el...
Read moreFandango era una de nuestras apuestas en nuestra semana en Formentera. Uno de los sitios de moda, presente en todas las redes sociales. Fuimos el martes pasado, 16/08 ¡Vaya decepción! Lo más llamativo fue sin duda llegar a la hora de la reserva y ver que llevaban 10 minutos sin luz. El encargado, al decírselo, nos ofreció tomar una cerveza en la calle mientras “el asunto se arreglaba”, a lo que accedimos. No hay que olvidar que se trata de una terraza sobre el mar y que sin luz, ni ves a tu acompañante ni ves nada. Pero bueno, puede ocurrir. Lo que es sumamente inaceptable es que te pongan un cuenco de frutos secos en el que cuando pensé que iba a coger un cacahuete cogí un hueso de aceituna CHUPADO. Sí, sí. Alguien se lo había metido en la boca y lo había dejado en el cuenco de mis frutos secos. Y no había sólo uno, sino que había 5 o 6. Totalmente asqueroso y vomitivo. Cero higiene. Lo peor es que se lo dijimos al encargado y no se dignó ni a pedirnos una disculpa. Se los llevó a cocina y a mitad de la cena, al recordarle lo ocurrido y al decirle que eso no debía ocurrir ya nos dijo un tímido perdón. Increíble. A todo esto unir que pagamos 180 euros de cuenta (para que se tenga en cuenta), 101 de los cuales se correspondían con un rodaballo a la brasa (que estaba bueno, pero no como para justificar el precio). Puede evocar un ambiente elegante. Nada de eso. Estaba lleno de grupos a los que una chica del local les daba masajes mientras cenaban… en la propia mesa y sin camiseta!! Uno de ellos de hecho se sonó los mocos con la servilleta de tela… para más inri teníamos reserva a las 22:00, empezamos a cenar a las 23:30 y a las 23:40 ya teníamos a todos los “sin camiseta” bailándonos en la espalda mientras tomábamos el rodaballo tan a precio de mercado… De verdad, un sitio vergonzoso… ya con la falta de higiene de los huesos de aceituna sería suficiente, pero es que...
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