Hoy hemos comido en los Santanales y la experiencia ha sido devastadora. Jamás me había sentido tratada como un ser tan deplorable, madre de dos "mascotas asalvajadas". Parece ser que ser madre en este restaurante es un estigma. La historia es la siguiente: mi hijo de 1 año y medio (o sea un bebé), emitió unas voces propias de un niño de su edad intentando subir unas escaleras que hay en la sala de arriba (zona bastante peligrosa para niños por cierto), y el camarero nos amonestó rogandonos que mantuviéramos el silencio de nuestros hijos. A nosotros nos pareció razonable la llamada de atención (aunque nos pareció bastante exigente si el sitio en cuestión permiten la entrada de niños), aún así no dijimos nada e intentamos poner orden, dentro de una diligencia media de un padre de familia; el orden que puede ejercerse a un bebé en pleno desarrollo (un año y medio es una edad complicada para un niño que está descubriendo el mundo - que no es que entrara en rabieta ni mucho menos-), pero la gota que colmó el vaso fue cuando el maitre y responsable del restaurante nos dijo que teníamos la zona sucia (restos de migas de pan de mi bebé) y llena de juguetes, cuando solo había literal dos juguetes. Ya os digo que la impotencia de sentirte sucio como si fueras un padre hippy y maleducado que no sabe educar a sus hijos fue el sentimiento que en ese mismo momento me invadió.Fui a hablar con el maitre y responsable de salas diciéndole que su comportamiento no me había parecido el adecuado para la situación en la que nos encontrábamos como padres, que intentar mantener el orden con dos niños en una sala pequeña y llena de gente hablando era un tanto complicada. Con una llamada de atención era suficiente para apercibirnos de la situación, pero dos eran excesivas y incomprensivas. Además, quiero reseñar que cuando hice la reserva me dijeron de malas maneras que perritos no se podían (en este caso era el perrito de una amiga que no molesta). El responsable de sala es un total maleducado y arrogante incapaz de ponerse en los pies de unos padres con dos niños pequeños. Os hago un llamamiento a qué prohibais la entrada de NIÑOS como la hacéis con los perros. Y a todo el que desee ir con NIÑOS que no vaya porque es un restaurante donde evidentemente no SE ADMITEN A NIÑOS. El sitio no está adaptado ni tampoco los que trabajan hacen porque te sientas a gusto. Yo creo que sí directamente los prohíben nos harían un favor a todos para que los padres no nos sintamos como unos totales indigentes y leprosos. La frustración que sentimos fue enorme. Así de triste es nuestro país, nos quejamos de la inmigración (porque el restaurante está lleno de fachas con tirantes de la bandera de España ), pero una familia con niños española está mal vista, no vaya a ser que rompa el ambiente del restaurante que por CIERTO es bastante ruidoso. OIGA vaya usted de frente y prohíba la entrada de los mismos. Así vamos...a Dios rogando pero con...
Read moreEl restaurant está bien puesto. Es agradable. Las carnes y el pescado bien hechos por el chef.
Para recomendar si no fuera por un camarero del piso de arriba, del restaurant, poco profesional que "mira por encima del hombre" a ciertos clientes. Supongo que porque tenemos la piel bronceada y otro era negro.
Se trata de estos seres insignificantes por falta de cultura, estudios y saber estar. Cuando pedimos comentó: "al restaurant se viene a comer". ¿Lo que el quiera o lo que quieran los comensales? Digo yo.
Eramos cuatro de más de 70 años cada uno. Todos profesionales con estudios de grado y posgrado en universidades europeas y americanas. La señora fue vicepresidenta de un banco. Otro un presentador de TV y periodista. Ambos embajadores de un país Iberoamericano en dos ocasiones. Y los otros dos investigadores y profesores de ciencias sociales. Todos, por ende, con ingresos de clase media o media alta.
Lo que le parecio insuficiente fue pedir: dos entradas, un solomillo, un entrecot, un pescado, pulpo con cachelos, dos postres, cuatro cafés, un Muga y una botella de agua.
El dueño del restaurant debe prescindir de los servicios de ese pésimo camarero o enviarle a hacer un curso donde le enseñen Educación, respeto a los clientes y no juzgar sobre lo que ellos pidan...su papel es anotar el pedido y hacer sugerencias. Y por último que aprenda a ser menos prejuicioso, por no decir racista.
Los insignificantes son todos parecidos. Son personas de poca valía humana.
No recomiendo a nadie que no sea blanco y con "pinta de rico", ir a ese restaurant, mientras siga trabajando allí el...
Read moreTras casi 15 años de asiduos clientes en esta ubicación y la anterior, creo que vamos a buscar una alternativa a nuestra cena semanal en Guadarrama. Lo siento por Vicente y familia, a los que conocemos desde hace años.
En primer lugar, por la menguante cantidad de algunas raciones. Si bien la calidad es excelente, las raciones son cada vez más escasas. Como ejemplo las de queso, calamares o merluza.
Y en segundo lugar, y más importante, por el trato recibido este pasado sábado por uno de los camareros (joven, pelo corto y bigote) en el salón de arriba, que mostró su cara de absoluta desaprobación cuando mi hija de 20 meses se levantó un par de veces de su silla y paseo por entre las sillas de nuestra mesa sin molestar a ningún comensal ni mesas colindantes. Tranquilo que no volveremos a molestar y gracias por tu escasa empatía.
Supongo que a Vicente y familia no le afectará esta reseña (y me alegro de que así sea y le vaya excelente), pero si me gustaría que fuera tomada de manera constructiva para que no olviden sus orígenes y aquello que lrs hizo crecer y...
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