Sobrevaloradísimo, no nos ha gustado nada. Era la segunda oportunidad que le daba al sitio después de un primer fracaso absoluto hace unos años y he confirmado que no fue algo puntual.

Está vez comimos vieiras, brioche de carrillera y tacos de cochinita. Todo muy mediocre, especialmente el brioche, que en lugar de tostado estaba calcinado y sabía amargo, lo cual estropeaba el ya de por sí aburrido sabor de la carne. Por otro lado, quién se haya comido unos tacos de cochinita pibil de verdad o unas vieiras frescas a la plancha estará de acuerdo conmigo en las carencias de esos platos en este restaurante.

No faltaron operaciones chulísimas como pasarle el soplete a la espuma de kimchi (no aporta nada de nada al plato, pero oye, lo que mola) o nombres pomposos como maíz liofilizado, que resultó ser un machacado de maicitos.

Al llegar nos pusieron una cestilla con 4 rebanadas minúsculas de barra gallega y nos cobraron por ello 6 euros (dos raciones de 3 euros cada una, por lo visto).

El sitio chulo, música indie (tipo Alt-J).

En fin, casi 40 pavos por persona y nos fuimos con hambre y sin haber disfrutado ni un solo plato. Por suerte muy cerca hay una heladería italiana y por fin pudimos saborear algo rico antes de volver a casa.