Saona Condesa de Venadito — Restaurant in Madrid

Estuvimos el sábado por la noche y elegimos el menú degustación. El menú estaba compuesto de 6 entrantes, principal a elegir y 3 postres.

Los entrantes incluían: Una gyoza rellena de longaniza, jamón y cebolla caramelizada. Me gustó su original sabor pero la hubiese preferido un poco más crujiente. Aún así, me encantó. Dos pedacitos de berenjena frita con miel de caña, acompañados de hummus. La berenjena estaba dulzona debido a la miel, pero, en conjunto, el sabor estaba equilibrado gracias al hummus y su acidez y textura. Una gamba frita, que encima traía Kimchi, ajos tiernos y jamón. Me encantó la textura tanto de la gamba como de los toppings. Unos de mis entrantes favoritos. Una tortita frita con una base de mayonesa de wasabi, aguacate y tataki de atún. El sabor de este entrante fue muy curioso, al igual que su textura. En cuanto a la textura, combinaba el crujiente de la tortita con la suavidad del aguacate y el atún. Com respecto al sabor, el picante del wasabi se suavizaba con el fino sabor del aguacate y del atún. Un vasito de pulpo con alioli de patata y jamón crujiente. Este fue mi menos preferido, por el simple hecho de que no me gusta el pulpo en general. El sabor era correcto y el alioli de patata era muy especial, con una textura densa, parecida al hummus, algo que nunca había probado. Una croqueta de pato de Pekín. Me encantó! Gran cremosidad y explosión de sabor. En conclusión, mis entrantes favoritos fueron las gambas y las croquetas.

Ahora pasamos a los principales. Mi acompañante se pidió las costillas a baja temperatura, acompañadas de patatas fritas en forma de teja; y yo me pedí los solomillitos de pollo con patatas a lo pobre, recubierto con salsa camembert y crujiente de jamón ibérico. Las costillas estaban buenísimas. La carne se despegaba del hueso casi sin tocarlas. Con respecto al sabor, podría definirlo entre una mezcla de miel y sabor barbacoa. En resumen, las únicas palabras que describen este plato es jugosidad y suavidad. Los solomillos de pollo estaban riquísimos. Estaban muy jugosos. Además, todo esto acompañado de las patatas y la salsa camembert hacían de este plato un principal de 10.

Los postres eran tres. Un vasito de chupito de milhojas con mango y fresas. Sabor fresco y muy rico. Un vasito de crema de chocolate blanco con salsa de mango. En este recomiendo mezclarlo antes, porque el sabor del sirope de mango es algo fuerte por separado. Muy rico! El tercer postre era una tarta a elegir. Nosotros elegimos la tarta de queso con salsa de mango y fruta de la pasión, y crujiente de galleta. Deliciosa, a ambos nos encantó.

Con respecto al trato, genial. Los camareros muy atentos y el servicio muy rápido. El menú fueron 21,95€ por persona, sin incluir la bebida. Nosotros pedimos una cerveza y dos botellas de agua, por lo que el total fue de unos 51/52€.

En general, la experiencia de 10 y gran calidad-precio....

A wonderful place with a welcoming atmosphere - the interior’s primarily showing wooden elements, which gives this place a slightly Asian / Hawaiian touch - this reflects in some details in the menu as well; the focus clearly is on Mediterranean cuisine though. The food is excellent, very well prepared and arranged on your plate in a loving manner. The price-quality ratio is great! The staff is very friendly, service oriented and well mannered; it is useful to know a few Spanish words as English is barely being spoken. You can choose to eat inside the restaurant or on the terrace, located just outside of the building. Thanks to the waitresses as well as the cook - we really loved your food and enjoyed the time being...

Solo puedo decir que este restaurante es un quiero y no puedo. Respecto a los platos, son actuales, muy regulares y a un precio de mercado que no lo merecen. Ofrecen un menú con ingredientes muy apetecibles pero que se quedan sin gracia y sin sabor. Cantidades muy reducidas, eran más grandes los platos que el contenido. ¿Minimalismo o cocina moderna? ¿Ambas? Pero con elaboración y técnica muy deficiente. El pulpo quemado, con exceso de grasa. Croquetas con jamón rancio, finger de pollo con exceso de sal que los hace incomibles (agradecer que no nos incluyeran en cuenta). Pasta trofie sin sabor y los postres, podemos salvar la tarta de lima. Respecto al servicio, no traen todos los platos a la vez permitiendo que los calientes esperen a los fríos. Cuando se solicita información de los ingredientes, desconocen como se elaboran y tras varios camareros consiguen informar. Nos quitaban el plato antes de terminar todos los comensales y durante el plato principal estaban preguntando por los postres. Entiendo está aceleración cuando la sala está completa, pero es un lunes por la noche con 5-7 mesas vacías, sin contar las de la zona de terraza. Ante cualquier petición por la posibilidad de separar los ingredientes, ya que íbamos con una persona mayor y puede tener alimentos que no sean del agrado de su paladar, como por ejemplo la panacota con el sorbete/granizado de mango y frambuesa, que se pide no poner o separar el granizado, indican que no es posible y así con algunos otros platos por los que nos interesamos para poder ofrecerla alternativas. Cómo restaurante para menú del día de lunes a viernes, es un buen sitio, pero para una cena/comida tranquila con amigos no lo recomendaría. Te irás con hambre y con ansiedad por tanta presión por parte del servicio. El local es muy bonito y se pueden hacer grandes fotos de los platos, ya que la presentación es buena, pero por ser un restaurante para irte contento, hay otros...