Hemos ido bastantes veces a este restaurante ya que tenemos una casa en un pueblo cercano, pero esta vez ha sido un desastre que hará que no volvamos. El local lo han modernizado y ya no es acogedor. El ruido es ensordecedor. Chillaba a mi mujer riendome y seguia sin oirme. Ahora perece un comedor de colegio con sillas bonitas. La comida, ltampoco es lo que era. Tomé potaje (rico sin mas) y manitas, que solían ser un espectáculo pero esta vez estaban secas sequísimas, hasta pegadas al plato, y demasiado grasientas, una decepción más. Mi mujer tomó crema de tomate (con helado de aceite) que no probé así que no puedo opinar y paletilla de ternasco que, de nuevo, estaba un poco seca y dura, muy poco apetecible. De postre, algo que jamás imaginaría seco: una torrija totalmente seca. Hacia falta algo de vino para pasarla. Una pena porque de aabor estaba buena (y nos la comimos, pero no lo llamaria torrija y estamos más que acostumbrados a las versiomes modernas de torrijas con pan brioche). La atención justita (todo el personal estaba volcado en una mesa de 6) y el ambiente muy desagradable con mucho ruido y la reforma del local no ha ayudado. A la hora de elegir el vino, solo querian colocar el vino del pueblo de al lado, sin ser de gran ayuda a la hora de esciger un vino local diferente. Finalmente, despues de que se fuera el resto del restaurante, conseguí que me hicieran caso para pedir un pacharán que me había gustado otras veces y especificar que no era Baines el que quería, se me miró con una cara que tuve que pedir Baines. Que no es que no me guste, pero es el que se encuentra en cualquier supermercado y yo recordaba haber tomado algo diferente en este restaurante (que efectivamente tenian pero igual en la planta de abajo). Al irnos, nos preguntan si hemos venido de fin de semana y sorprediendose cuabdo les decimos que eramos de la zona (tratandonos directamente de guiris). Eso igual explica el por qué de la desatención y el mal punto de los platos servidos. Cualquier deberia sentirse como en casa y no sentirse guiri en el trato y, menos aun, cuando encima no lo eres. Antes ibamos siempre a este restaurante cuando vemíamos a la zona, ahora iremos a La Fondica, en la que hay mucho mejor ambiente y la comida es, ahora mismo, infinitamente mejor. Ademas, no esperan que entren guiris para tratarles de...
Read moreEl Rinconcico, Mora de Rubielos (Teruel) – Bib Gourmand MICHELIN 2025: En El Rinconcico, la tradición aragonesa se reinventa con delicadeza y maestría. Cada plato es un poema de sabores: la paletilla de Ternasco confitada a baja temperatura se deshace en la boca, la hamburguesa de Ternasco con mahonesa de cilantro sorprende con su equilibrio perfecto entre rusticidad y modernidad. La trufa negra y los embutidos locales, tratados con precisión, elevan ingredientes humildes a la categoría de obra maestra. El comedor, elegante y cálido, la terraza luminosa —donde nuestra perrihija nos acompañaba— y las responsables del servicio, atentas y discretas, convierten la comida en un ritual memorable. Con su Bib Gourmand MICHELIN, El Rinconcico no solo honra la riqueza de Aragón, sino que ofrece un viaje sensorial donde cada detalle, del primer aroma al último bocado, está pensado para enamorar.
El Rinconcico, Mora de Rubielos (Teruel) – MICHELIN Bib Gourmand 2025: At El Rinconcico, Aragonese tradition unfolds with artistry and elegance. Each dish is a symphony of flavors: the slow-cooked Ternasco lamb shoulder melts effortlessly on the tongue, while the Ternasco lamb burger with cilantro mayonnaise surprises with its delicate balance of rustic warmth and modern flair. Local black truffle and artisanal cured meats are treated with meticulous care, transforming humble ingredients into culinary masterpieces. The warm, elegant dining room, the sunlit terrace—where our golden retriever joined us—and the attentive, discreet “Experiences” staff turn each meal into a memorable ritual. With its MICHELIN Bib Gourmand, El Rinconcico offers a sensory journey where every aroma, texture, and bite is designed to enchant...
Read moreBuenos días. Nuestra experiencia en el rinconcico fue nefasta. Veníamos recomendados. Las críticas eran buenas y el lugar prometía. La realidad fue bien distinta. Comimos en el restaurante. Pedimos una ensalada de endivias. El servicio fue muy lento. Esperamos 15 minutos para una ensalada. Cuando llego, la ensalada no tenía endivias, nadie nos aclaro el por qué. Lechuga de bolsa de plástico y tres boquerones. Uno para cada uno. Demencial. Pedimos una botella de vino blanco. Servicio correcto, copas bien. El segundo plato tardo 20 minutos en llegar, demasiado tiempo. Lubina a 23 euros y merluza a 21. Precios comprensibles con producto fresco y de calidad y bien servido. Nada de esto ocurrió. Lubina y merluza de segunda, mal hecha y la ración exigua, tanto fue así que nos vimos obligados a pedir postre ya que estábamos hambrientos. El servicio es lentísimo y el ambiente no es de recibo que el aire acondicionado no pueda bajarse unos grados porque este estropeado. Se trata de un restaurante que debe dar un excelente servicio. Ninguna recomendación de vinos al no tener el vino que pedimos de origen y que estaba en la carta. Poca profesionalidad. Mal servicio. "Mucho lirili poco lerele" Se trata de un restaurante de pueblo con buenas puntuaciones. 40 euros por persona, salimos con hambre, mala cocina y servicio lento. Por favor, se ha de seguir trabajando bien y vender lo que no es. El dia anterior pedimos un vino en el mismo sitio,Gastrobar medio vaso de vino y hamburguesita floja. el camarero mulato. Atento, servicial. Lo único bueno. A ponerse...
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