Estaba deseando probar el restaurante, tenía altas expectativas y no ha decepcionado en absoluto. Unas 10 mesas como mucho, local pequeño, bonito y muy bien decorado, parece como si estuvieras en el salón de casa. Empezamos la experiencia con una tapa de la casa, una berenjena con queso, muy buena. Pedimos las croquetas de carrillera, con una mayonesa de curry muy rica. Seguimos con los caballitos thai, con esa mezcla de coco y la salsa sweet chilli buenísima. El bikini de morcilla, oreja y manzana espectacular, no se nota apenas la oreja, para la gente a la que no le gusta la casquería, te comerías dos más sin pensarlo. Las gyozas de magra con tomate muy ricas, con esa crema de pimiento rojo y la espuma de ajo asado, que rebañas con las propias gyozas y el pan. Los puerros con sobrasada y burrata un espectáculo...esa crema de sobrasada, la acelga frita...ahí sí que tienes que mojar pan para la salsa, plato imprescindible. El puerco habanero diría que para mí el plato más prescindible, el único que no repetiría. Y llega la hora de los postres y teníamos decidido pedir el tiramisú de paparajote y el brownie, porque pedir fresas con vinagre, como que no...y nos llega el camarero, genial con sus recomendaciones y consejos y nos sugiere pedir el tiramisú de paparajote y cambiar el brownie por los suspiros de fresas en vinagre... El tiramisú rico, con la crema de mascarpone y limón y esa masa de paparajote con una textura diferente, pero es que las fresas...un espectáculo. Viene con un helado de pistacho y recomiendan mezclar el yogurt, las fresas con el vinagre y los suspiros de merengue y en cada cucharada, probar con el helado de pistacho, que lleva picada hierbabuena fresca, qué genialidad de postre. Original, refrescante, sin notar para nada el vinagre y con ese toque de hierbabuena. Espectacular, pedidlo, si vais antes de que cambien la carta el 8 de octubre y salga de carta. Somos el chico y la chica que nos quedamos a ultima hora hablando con vosotros anoche jueves, salimos encantados. Por la atención, el cariño, la cercanía, por esos platos con raíces murcianas, pero originales y ricos. Deseando volver a probar la nueva carta de otoño, y como dijimos, si necesitáis catadores para la nueva...
Read moreA veces te topas con sitios que no solo te dan de comer, sino que te cuentan una historia. En Abonico no hay solo platos: hay memoria, hay raíces, hay Murcia… pero con chispa.
El espacio es pequeño, acogedor; de esos donde el tiempo va a otro ritmo. Las hojas de olivo, la luz suave y el olorcito al entrar ya te invitan a quedarte un rato largo.
Probamos varios platos para compartir, y fue un acierto tras otro. La ensaladilla de dorada es un must; el zarangollo reinterpretado nos sorprendió por cómo consiguen que algo tan de siempre te sepa a algo tan nuevo y tan rico. El pisto al carbón… que no sabes que lo necesitas hasta que lo pruebas. Los caballitos thai: pura fantasía, imprescindibles. La croqueta de ternera estaba brutal: melosa por dentro y llena de sabor… un manjar, como la tosta de sardina ahumada, que estaba deliciosa.
A estas alturas, más de uno podía salir rodando, cuando apareció otra de las joyas: el arroz con costillejas. He de confesar que en casa no soy muy fan de ellas, así que, cuando vi el plato en la carta, no fue mi mayor ilusión… pero la sorpresa fue tremenda: ¡madre mía cómo estaba eso! La carne se deshacía y el toque coreano… sencillamente espectacular. Igual debería darle una vuelta a mis dotes culinarias y dejar de demonizar a las pobres costillejas. 😅
El postre… puf, el tiramisú de paparajote fue un cierre perfecto: refrescante, suave… poesía con toque de limón.
La atención fue impecable: cercana, atenta, pero sin agobiar. Se nota que le gusta lo que hace, y que hay oficio detrás de cada recomendación.
Volveremos para probar —unas cuantas veces, seguramente— el menú de...
Read moreEsta vez nos toca ABonico, dimos con ellos gracias al cometido de las "cookies" de Internet, el traqueo de las consultas que se hacen vía web y de las RRSS. Fue un acierto, el sito es encantador, recomiendo reservar ya que es pequeñito y ahí radica su esencia. Con 5 o 6 mesas, te dan un servicio mas que personalizado y la atención es de 10 por parte de la sala y otro 10 por parte de la cocina. Mira que no se lo puse fácil... ya que a pesar de ser alérgico a frutos secos y crustáceos, ahí voy yo y no digo nada en mi reserva para "sorprederles" (como buen melón quw soy, se me olvidó por completo ponerlo porque quería llegar y disfrutar de la carta) La carta es justa, ni mas ni menos, tienes las cosas justas para no pasar 20 minutos no sabiendo que pedir y también tienen cosas fuera de carta. El carta disponible en mi visita, era la de primavera, nos comentaron la idea de tener al menos 4 cartas, una por estación y me parece un acierto, a uno no le apetece comer lo mismo si en la calle hacen 35⁰ o 15⁰. De igual forma seguro que habrá platos fijos porque menuda pinta!!
No os lo recomiendo, OS ORDENO que vayáis es una experiencia gastronómica y personal como hacia tiempo que no tenía.
Mi enhorabuena a todo el equipo y en breve nos vemos!
Salu2...
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