He de empezar diciendo que durante varios años hemos ido a este restaurante y hemos quedado bastante satisfechos. Incluso este mismo año, varios miembros del grupo han ido y el servicio ha estado a la altura de un restaurante de esta calidad.

Esta vez, cuando hicimos la reserva, especificamos que íbamos a tomar un arroz negro y un plato de jamón y no nos pusieron ninguna pega, ni siquiera cuando confirmamos la reserva el día antes.

Nada más llegar nos sorprendieron “las formas” de un camarero al decirnos que nos teníamos que echar gel pero no le dimos importancia.

Cuando fuimos a pedir los entrantes, nos informó de que no había jamón a pesar de haber indicado en la reserva que era uno de los platos que queríamos (una de las comensales no podía comer otra cosa de la carta).

Después, tuvimos que llamarlo en numerosas ocasiones porque trajeron los entrantes y una persona del grupo estaba sin comer nada.

Cuando por fin conseguimos que viniera, le pedimos que pusiera un plato de tiras de pollo con patatas fritas (aparece en el menú infantil) y nos dijo que eso era imposible porque no podían servir ese plato a un adulto y añadió comentarios muy fuera de lugar como que para los que son delicados ya tienen un pescado a la plancha (¿qué le importan a él los motivos por lo que pedimos o no un determinado plato?). Tras mucho insistir, y después de ofrecernos a pagar más por ese mismo plato conseguimos que de mala gana fuera a preguntar si podían hacer una excepción. Repito que nosotros habíamos indicado en la reserva que queríamos un plato de jamón, así que el fallo es suyo por no avisar que no había al hacer la reserva ni haber procurado tener ese plato.

Finalmente nos dijo que iban a hacer la excepción, pero durante el incidente mantuvo un tono bastante fuera de lugar (y aunque el menú infantil incluía postre y bebida no la ofreció en ningún momento).

El otro camarero que traía los platos sí que era muy amable y rápido cuando le pedíamos cubiertos o platos extra para servir.

Es la primera vez que no dejamos ni un céntimo de propina en este restaurante y probablemente no volveremos, a pesar de que la comida está bien y las vistas de la terraza son...

A volte mi domando la gente come sia abituata a mangiare e come possa permettersi di criticare il lavoro altrui senza ricordarsi che dietro ad ogni lavoro c’è sacrificio.

Io di solito quando leggo in un commento “è senza sale, è senza gusto” capisco che questa persona non abbia la minima consapevolezza del cibo. Detto questo veniamo a noi.

Passeggiando per la spiaggia notiamo questa terrazza, capiamo che è un ristorante d proviamo a prenotare. Riserviamo un tavolo in terrazza vista mare per le 21 Siamo italiani non parliamo spagnolo ma in qualche modo ci riusciamo anche grazie alla cortesia di chi ci risponde.

Confesso siamo dubbiosi ma vogliamo provare.

Arriviamo, scendendo per una scala prima dell’hotel, la vista è splendida il sole è tramontato da poco c’è ancora un po’ di luce che risalta il mare calmo e le case bianche che si riflettono.

La terrazza è ampia, conterrà una cinquantina di posti ma sono preparati solo i tavoli fronte mare.

All’entrata è posizionata una zona di servizio con la spina della birra, ci sono due ragazzi giovani ad accoglierci.

Ci indicano il tavolo e poco dopo prendono l’ordinazione delle birre. Ci portano il menù.

Uno dei due sempre sorridente ed somatico ci spiega i piatti e ci fa capire di non aver fretta perché capisce che siamo stranieri e abbiamo difficoltà con i piatti. Ci consiglia dei piatti tipici e procediamo

Arrivano i CRUJIENTE DE LANGOSTINO dei gamberi con pasta filo in salsa di mano d alghe. DA PAURA

Poi arriva la PARRILLADA DE LA HUERTA ALMERIENSE una grigliata di ottima verdura

In fine il piatto forte: CALAMAR DE POTERA un calamaro gigante super speciale.

Ci siamo dovuti fermare qui perché eravamo pieni!

Prezzo ottimo, esperienza unica, cibo super!

Speriamo...

Fuimos a comer. El sitio es espectacular y el Servicio bueno aunque no cumplen con el protocolo que esperas en un sitio así; en cualquier caso muy agradables las chicas que nos atendieron. La comida, analizo plato por plato: Revuelto de setas, foie y aceite de trufa. El revuelto era de champiñones. Llevaba dos láminas finas de boletus y ni un solo trozo de foie. Y el aceite de trufa como mucho era una gota, ni olía. Bueno, sí, pero no pagaría 13€ por un revuelto de champiñones. Nos ofrecen fuera de carta unas navajas, ración por 15€. Literalmente 6 navajas, es decir, a 2.5€ la unidad, cuando el kilo no sube de 10€. Un absoluto timo. Tiras de pollo. MUY MALAS. El pollo sequísimo y la salsa mala. Parrilla de verduras: bien, sin más. Alguna estaba quemada. La salsa romescu buena. Arroz de carnes ibéricas. La verdad es que estaba muy bueno de sabor y de punto. La carne no era ibérica, estaba seca, y llevaba trozos de panceta que estaban saladísimos. Entrecot. La calidad de la carne nada buena (como en general en toda la provincia), y la guarnición no valía nada. Postres. La tarta de queso y el brownie bien, el cremoso de chocolate enano y no valía nada. En fin, una decepción. Yo no voy a repetir para ir a comer, como mucho para tomar una bebida. Hay otros restaurantes por ese precio en el pueblo que tienen producto mejor y lo tratan mucho mejor. Sin duda, lo...