La Roteña — Restaurant in Pozuelo de Alarcón

Fui con mi mujer a conocer el restaurante, abierto hace poco. Llevo yendo a Rota de toda las vida, y estando cerca de mi casa tenía ganas de conocerlo. Al entrar, empezamos mal. Local casi vacío, con diseño totalmente plano, y las mesas con sillas tipo oficina. Cero interés, y absolutamente nada de ambiente tipo roteño, gaditano o marinero de alguna clase, habiendo en Pozuelo sitios tan buenos de pescado. Finalmente nos recibe el maitre, y estando prácticamente todas las mesas vacías, nos ofrece una, pero mi mujer quiere una más cerca de la ventana; es entonces cuando nos pregunta si vamos a comer a la carta o de menú... Y le pregunto si depende de una cosa o la otra para la mesa, lo que nos incomodó, y decidimos irnos. Por concreto un poco, echo un vistazo a la carta, y de nuevo nada de comida o estilo roteño, más allá de la urta que ofrecen, y un plato con nombre "pescado frito" (sic) sin más, además, por 22€... y poco más de pescado. En Rota hay toda clase de pescado frito, y allí hasta los más humildes te detallan acedías, chocos, pijotas... Un restaurante nuevo, en crecimiento, dándose a conocer, se permite el lujo de tratar así a sus clientes? Mal empiezan... Nos molestó y nos fuimos sin comer a otro sitio de Pozuelo, que...

Decepción. Comida de empresa con reserva hecha con 15 días de antelación. El menú muy pobre; de primero: ensalada de lechuga, tomate y con suerte 4 lascas de bonito o un solo cazo de sopa castellana sin apenas pan ni ajo. De segundo wok (camita de verduras con 5 trocitos finos de carne del tamaño de una falange cada uno), filete empanado o bacalao. ¿Piensas que el postre todo lo cura? Pues no, la elección fue entre natillas o macedonia (piña y algo de plátano y manzana). Los camareros con ganas de estar en cualquier otra tortura, menos ésa. Una pena, porque está cerca del trabajo, pero no...

Estuvimos celebrando la comunión de mi hija el pasado sábado. Todo salió a la perfección. Éramos cerca de 70 personas y tuvimos todo el salón para nosotros. El restaurante es muy bonito y acogedor. Los camareros muy profesionales y Carlos, el encargado, encantador y atento. La comida buenísima, ahí coincidieron todos los invitados; platos elaborados, vistosos y buenísimos. Por últimos disfrutamos de la terraza tomando unas copas hasta última hora, los niños también disfrutaron y jugaron a sus anchas y con total seguridad en la magnífica pradera. Súper...