Restaurante Tres Quiñones — Restaurant in Sallent de Gállego

The food was amazing! The service the best! We had a super nice waitress, we don't know the language but it didn't matter, we communicated somehow Ina a nice and fun way. The amazing experience in Restaurante Tres Quiñones compared to terrible tourist traps in Formigal is beyond comparison. The prices are good too. We would love to visit...

Reservé mesa en este restaurante por las reseñas, pero tanto la atención como la comida del menú de casi 30 euros (27 €) han sido decepcionantes. De primero, la ensalada con pochas es un plato pequeño con contadas habichuelas hervidas de bote. Los espárragos con picadillo son tres. De segundo, las carrilleras que pedimos estaban muy duras porque les faltaba mucho tiempo de cocción y las patatas, sosas. De postre, había tarta de queso y tarta de lima. Pregunté cuál era la diferencia entre ambas (se sobrentiende, aparte del sabor, claro) y la camarera me contestó sarcástica con un "hombreee". Especifiqué que me refería a si se trataba de bizcocho o tipo crema. Estoy acostumbrada a que me expliquen un poco qué tipo de tarta es e, incluso, me recomienden alguna. Le pido la tarta de queso porque me dice que es casera y, cuando me la sirven, se trata de una minúscula porción de tarta de queso de la que venden en La Sirena. No lo recomiendo en absoluto. Demasiadas pretensiones para unos...

Nos quedamos sorprendidos que una vez dentro del restaurante y sentados, cuando preguntamos por las raciones que ofrecían en la puerta al no querer menú, sino comer distinto de lo que venía marcado. Nos indicaron que para ello debíamos comer fuera del salón, en terraza.

La ensalada de perdiz en escabeche, los torreznos, y las migas con naranja, exquisitos. Estos tres platos más la bebida y un postre, tarta de queso y dos cafés, nos costó igual que el menú. Y para dos personas, cantidad más que suficiente.

No sé por qué si no quieres el menú no puedes comer en el salón. En principio te llevas mala impresión.

Menos mal, que le dimos una oportunidad, y aceptamos comer en una mesita alta y taburetes en la calle, medio sol, medio sombra... No hay mucho más para poder disfrutar de su buena cocina, un par de mesas redondas, bajas y silloncitos... En fin, política de empresa que extraña o no estamos acostumbrados a ver por otras tierras.

Menos mal que luego la camarera estuvo atenta...