Saona Vitoria — Restaurant in Vitoria-Gasteiz

Comida con Moho. Suciedad en los platos y comida en mal estado.

El título lo dice todo, fuimos dos personas a comer el menu de mediodía en fin de semana.

A destacar, mi plato principal fueron los tacos, estos venían con todos los ingredientes por separado para montartelo tú, pues bien, el queso rayado (tipico de bolsa que echas a unos macarrones en casa), tenía literalmente partes con moho, a saver cuanto tiempo llevaría abierto o en la nevera. Por si esto no fuera poco, de los 4 cuencos con ingredientes, uno de ellos era para la salsa, pues bien, al ser los cuencos iguales (misma forma y color), entiendo que lo mismo va un ingrediente que otro, se ve que ni siquiera los habían lavado bien porque en el cuenco con pepinillo me encontré al fondo un pegote de la propia salsa que viene en otro cuenco, señal de que venía sucio del servicio anterior. No solo es lamentable sino que ponen en riesgo de intoxicación al propio cliente, menos mal que vi estas cosas y no me lo comí.

Además de esto, destaco que llegamos 5 minutos tarde, (exactamente 5, no mas), al llegar nos avisan amablemente de que necesitarán la mesa en hora y media para otro servicio, entiendo el comentario y es respetable al haber llegado un poco tarde, lo que no tiene sentido es que después nosotros nos diéramos prisa en comer y sin embago tardasen media hora entre plato y plato y otra media hora para sacar el postre, lo pedimos a en punto, y nos lo traen a y 35 junto con la cuenta pidiendonos que paguemos ya por las prisas, totalmente incomprensible y maleducado.

No lo recomiendo y no volveré. Poder intoxicarte con moho y no lavar bien la vajilla habla muy mal del...

He aquí mi impresión sobre el Saona, un lugar que conocí en Madrid y que ahora ha echado el ancla en Vitoria, recientemente. En esencia, se trata de un claro ejemplo de cocina de quinta gama, pero también de esos sitios donde sabes, más o menos, a qué atenerte. Por eso triunfa. Las salsas son sabrosas, y a partir de ahí todo empieza a encajar como un buen guiso al fuego lento. En el fondo una lástima que las cadenas triunfen. Pero esta ciudad tiene poco turismo. El local está bien presentado, muy bien puesto, de esos que entran primero por los ojos. La comida es buena, sin llegar a ser un festín de alta cocina, pero eso sí, con un precio contenido que alegra al bolsillo. Ahora bien, hay un detalle curioso: el enclave en el que se han instalado en Vitoria parece un rincón maldito para las cadenas; ninguna ha logrado prosperar allí. ¿Tendrá más suerte esta apuesta mediterránea? Eso sí, no nos engañemos, aquí no hay cocina de proximidad ni ese guiño al producto local que tanto gusta al comensal de la zona. Con una cocina central detrás, todo parece venir de un "puerto logístico" más que de la huerta de al lado. En fin, como quien dice, el tiempo y los paladares decidirán si esta nave llega a buen puerto… ¡o naufraga en aguas...

Una decepción terrible, es mi cadena de restaurantes favoritos, voy mucho al de Bilbao y no tiene comparación con el de Vitoria.

La atención es adecuada, pero esta última ocasión no ha sido buena experiencia, se equivocaron en los platos que pedimos, había que buscar a alguien que nos pudiera atender, casi 30 min para pedir la cuenta porque nadie nos hacía caso.

Y ya el ruido fue lo más horroroso, nos mandaron a la sala de abajo no sé si es donde envían a los niños, pero un incordio total, al final vamos por disfrutar de una comida y estar a gusto, pero ha sido imposible niños gritando, corriendo de aquí allá, tirándose al suelo.

En toda la comida no hemos podido hablar porque no nos escuchábamos la una a la otra, entiendo que es responsabilidad de los padres, y pese a repetirles por favor que no gritaran y vigilaran a los niños no había manera, en este aspecto me parece mal por el personal el no llamar la atención, todas las mesas que estábamos al rededor estábamos en la misma situación, hartas del ruido y el descontrol del Txiki Park que había montado ahí.

Por mi parte, al menos al restaurante de Vitoria no volveré, fue un agobio total, encima no había aire en...