Kentya Restaurante — Restaurant in Zaragoza

Paré a comer antes de una visita médica en el hospital de día que está justo arriba. El local es muy bonito por dentro pero la atención es realmente deficiente. No creo que pueda hablar por todos/as los/as camareros/as; a mi me atendió una mujer de pelo rojizo, delgada, con coleta y unos 30 y algo que me atendió mal desde el inicio. Nada más llegar pido la carta, a lo que me mira rarísimo y casi me la tira a modo de favor. Me pregunta si tengo reserva (iba yo sola) y le digo que no, que si hacia falta, a lo que me dice literalmente "hombre...pues sí". Le pregunto si puedo sentarme fuera, en la terraza, y me suelta un "No ves que ahí sí que hay sitio? Con el frio que hace quieres ponerte fuera?" y yo ya como extrañadísima del ánimo de alguien que trabaja cara al público. Decido sentarme a comer porque no hay ningún restaurante más en la zona a 4 manzanas alrededor. Le pregunto por los ingredientes de un plato (gambas sobre base de patatas) ya excusándome porque tengo un trillón de intolerancias, a lo que me dice pues no, solo lo que ves que lleva. Le vuelvo a preguntar si los langostinos vienen rebozados (soy celíaca) y me contesta a desgana que no, que no llevan nada más que lo que veo en la carta. Pues nada, los pido, y me llega un plato de patatas fritas con gambas al ajillo (no ponía nada de ajo en la carta, soy intolerante al ajo y varios fructanos) y me lo como por compromiso, a medias, asumiendo que me va a mirar mal y que me voy a tirar un buen rato con dolor de barriga. Efectivamente cuando me va a retirar el plato me suelta un ¿ya está, no te vas a comer más que eso?. Ya cambié el ánimo y dejé de hacer el esfuerzo por contestarle bien ante tanta mala cara, sinceramente. Con tal de no volver a entrar al local teniendo 1.30h de espera para mi visita medica he preferido sentarme en los asientos de enfrente del restaurante antes que pedirme un café. Es una pena que te fastidien el día...

Entramos con el peque (un bebé) para darle de comer, mientras nos tomábamos algo (hubiera sido algo más que dos cafés si hubiéramos estado agusto). Uno de los camareros nos indica que nos sentemos en una mesa (sólo había mesas libres en el comedor, y había gente sentada en mesas colindantes), para que puedan atendernos (sólo toman nota en las mesas). Mi pareja se acerca a otro camarero para pedirle una cuchara pequeña para poder darle la papilla y nos dice que está liado, dejándonos con la palabra en la boca. Nos sentamos, me vuelvo a acercar a la barra porque el bebé empieza a llorar (tiene hambre) y no queremos molestar a otros comensales, y, tras pedir por favor una cuchara, el camarero me la da con un gesto de total indiferencia mostrando que tiene muchísimo trabajo, y le doy las gracias. Me voy a la mesa donde nos hemos sentado, y viene otra camarera a indicarnos que la mesa en la que nos encontramos se va a utilizar para comidas (cuestión que entiendo perfectamente), pero le indico que otro compañero nos ha mandado a sentarnos, que sino, no nos podían atender, a lo que ella responde que, si nos tomamos algo rápido, nos podemos quedar y sino, que nos fuésemos a las otras mesas del local (que cuando hemos entrado estaban ocupadas). Se va sin tomarnos nota (estaba preparando el comedor).

Viene otro compañero y nos toma nota (pedimos dos cortados con leche fría para no molestar más tiempo). Nos los ponen, nos los tomamos y nos vamos.

Empatía sólo por parte de uno de los camareros.

Hubiese entendido el trato si el bar está lleno, pero no había mucha...

Se probó el menú horeca. La bullabesa espárragos blanco como decir.. no me ha vuelto loco, se deja como bueno, sin tener algo que resalte en ello. El Bombón de chuleta con yema marinada es algo curioso y más que se termine presencialmente. Y estaba bueno, aunque se agradecería un poco más de salsa de foie. Los tallarines de calamar con langostino al ajillo por decir al ajillo.. no es malo pero el calamar mas que tallarines son noodles. El cardo para ser una verdura que no me agrada estaba buena y tierna, que es algo que me sorprendió bastante. El arroz de pato con foie y chips de torrezno, estaba bueno pero para mí gusto, se echaba de menos algo mas de intensidad y sabor a pato que a torrezno y nuestra sorpresa al ser una paella lustrosa en cantidad. El postre de bizcocho tres leches caramelizado con sopa de chocolate negro (🫣) y stracciatela de menta( after eight). Esperaba que este postre tuviera un chocolate negro (bastante puro y amargo) líquido con un toque de menta o acompañado de nata con menta (stracciatela de menta) que resaltara ese biscocho tierno y dulce (muy bueno) pero en su lugar me he encontrado con un chocolate a la taza (con leche) con un ligerísimo toque de menta que en mi opinión, no aportaba nada al bizcocho. El menú se puede recomendar y también el Bombón, que presentan en el concurso de tapas y hay que pasarse a probarlo ya que...