Es una plaza bien distinta a las tradicionales pues tiene una enorme fuente de agua en el acceso por Apoquindo. Detrás de ella y a través de escalinatas se accede a un pequeño cerro o montículo lleno de rocas. Al recorrerlo, y guardando las proporciones, da la sensación de estar en el cerro Santa Lucia pues esta rodeado de rocas. Por el lado poniente, hacia calle Las Torcazas, la plaza se nivela y aparece una zona de prados y un centro de juegos infantiles. También existe un lugar cerrado para que los canes circulen sin correa. En uno de sus senderos se encuentra un bebedero con agua potable y algunos pocos escaños para descansar. Si la zona de juegos tuviese un piso de goma reciclada u otro similar el lugar sería perfecto pues la tierra no es muy amigable con los niños. Un lugar muy apacible, lleno de árboles ideal para recorrer acompañado de hijos y mascotas.