Esta edificio forma parte de un conjunto arquitectónico monumental integrado por el Palacio Cousiño y la Basílica del Corazón de Maria. Su historia se remonta al año 1908 con la llegada de la congregación de los Sacramentinos a Chile, quienes encargaron la construcción de la iglesia al arquitecto chileno Ricardo Larraín Bravo. Siguiendo la instrucción de los Sacerdotes Larraín diseñó un templo a semejanza de la Iglesia del Sagrado Corazón en Paris (Sacré Coeur), compuesta por una cripta subterránea y una iglesia superior de estilo romano bizantino. La construcción de la basílica se desarrolló en dos fases, primero de edificio la cripta entre los años 1912 y 1920, tras la cual se levantó el templo entre 1920 y 1934. Arquitectónicamente se trata de un edificio de hormigón armado con una cripta de 1500 mt. cuadrados que incluye columnas y capiteles corintios. El edificio superior compone de tres naves con elevadas torres e imponentes cúpulas, la principal de las cuales fue adornada con una gran cruz diseñada por Ricardo Larraín en 1934. El interior del templo destaca por su elegancia de su ornamentación, compuesta por pisos de parquets de madera de fabricación nacional, vitrales elaborados en Francia y Argentina, convulgatorio de mármol también importado desde Francia y un órgano encargado especialmente desde Alemania para el templo. En 1991, la Basílica de los Sacramentinos fue declarada monumento Histórico por constituir un hito urbano de gran importancia para la ciudadanía de Santiago, además de sus méritos arquitectónicos y su valor patrimonial e histórico. La Basílica en si misma consta de Dios iglesias una inferior poco conocida y otra superior a la vista general de todos, cabe destacar que el nivel inferior de la parroquia equivale prácticamente toda la planta de la nave en la iglesia superior, conservando ese mismo diseño, lugar también conocido como las “catacumbas” según muchos especulaban aunque la realidad es que la cripta fue edificada primero como una idea de Larraín para que los miembros Sacramentinos tuvieron un lugar de reunión durante la etapa de edificación de la iglesia. Jaime Migone asegura que la construcción de la Basílica fue todo un acontecimiento para el Santiago de comienzos del siglo pasado, “en esa época el promedio de las edificaciones tenían una altura de un piso y medio, y está iglesia tenia 60 metros de altura. Ningún otro edificio le hacía competencia; ni el Palacio de la Moneda ni la Catedral. Era como estar construyendo el Costanera Center 100 años antes. Y su impacto monumental se mantiene pese a que este rodeada de torres de 30 pisos”, afirma el arquitecto. La construcción del templo también marcó un hito: fue el primer edificio de la Capital (es el segundo en Chile) hecho de hormigón armado, según Migone, “no había nada igual, ya que casi todo era de adobe. Entonces desde el punto de vista de la tecnología usada en su edificación también es emblemático” Otro dato poco conocido que se revela en una publicación tras su restauración partida en el año 2010 es que la basílica nunca terminó de construir. A la congregación se le acabaron los recursos y gran parte de la fachada quedó sin estucar. En esos años ocurría con frecuencia que los edificios no se terminarán por falta de presupuesto. Paso lo mismo con la casa central de la Universidad Catolica, que tiene muros con los ladrillos al aire”, remata el arquitecto.