Roman Granary Museum

Este museo es un excelente ejemplo de cómo se puede tomar algo que es digno de exhibirse, aunque quizás no resultaría extraordinario para la mayor parte de la gente, y convertirlo en una joya. Es decir, sacarle todo el jugo posible. Hacer que quienes visiten el sitio aprendan. Un resto arqueológico conservado o correctamente restaurado puede transformarse en una colosal herramienta pedagógica. Es lo que han logrado en este caso. ¿Qué vas a ver? Sustancialmente, dos túneles de época romana, con algunos corredores intermedios. A sus costados se abren numerosos recintos pequeños, destinados a estibar mercaderías, aprovechando las condiciones que brinda un subsuelo. ¿Nada más que eso? Sí, pero no solamente se trata de una reliquia única en su tipo, sino que además irás aprendiendo, a lo largo del breve trayecto, desde temas inherentes a las técnicas de construcción antiguas hasta cuestiones relativas al comercio en el Imperio Romano. Todo ello primorosamente explicado, con dibujos y exposiciones de objetos (casi todos, réplicas). Es una visita que, si estás con apuro, la puedes hacer en 15 minutos. Pero sería una pena, porque a buen ritmo se la puede aprovechar, aprendiendo muchísimo, en una hora. Recomiendo tomarte el tiempo para disfrutar este recorrido como una clase práctica. Imperdible.