Entre la calle Campomanes y el Seminario, se encuentra uno de los espacios verdes más desconocidos de Oviedo. Los jardines de la Rodriga son los restos de un jardín de nobles del siglo XIX, en concreto de un jardín privado del palacio del Marqués de la Rodriga, y tiene una extensión de 11.000 metros cuadrados.
A pesar de no ser conocido por muchos residentes de la capital, desde él se puede disfrutar de unas bonitas vistas de la ciudad, especialmente al caer el sol, puesto que la iluminación de monumentos como la Catedral crea un ambiente agradable. También es un lugar idóneo para disfrutar de la soledad, e invita a la reflexión, ya que no suele estar muy concurrido.
Hay dos formas de acceder a él. La entrada principal está situada en la C. de Campomanes, 23, y cuenta con un amplio ascensor en el que entran perfectamente una, e incluso dos sillas de ruedas.
Cabe destacar que se encuentra en una pendiente, así que si entras por la parte de abajo (la principal), tendrás que subir, pero es asequible para la inmensa mayoría de personas.
El parque está plagado de cámaras controladas por la Policía Local, por lo que podrás sentirte seguro, a pesar de encontrarse éste en una zona un tanto aislada.
Al anochecer, la policía cerrará ambos accesos al parque, así que no olvides consultar...
Read moreJardines de la Rodriga is a truly delightful elevated park that can be accessed by stairs (or an escalator). This gated garden has steep pathways, is extremely quiet and peaceful since it is located away from the streets. There are benches to sit down and enjoy the singing birds and the sight of nature including the bright green grass. Hours are from 09h to 20h in winter and 09h to 22h in the summer. Also, no dogs...
Read moreUn rincón verde en Oviedo poco conocido y muy agradable para pasear. No es un parque grande, pero tiene encanto: senderos tranquilos, bancos a la sombra y buenas vistas en algunos puntos. Lo que más me gusta es que no suele estar masificado, así que resulta perfecto para leer un rato o simplemente desconectar. Recuerdo que fui una tarde de verano y apenas había gente, solo algún vecino paseando al perro. La vegetación está bien cuidada y se nota que lo mantienen. No es un lugar de visita obligada como el Campo San Francisco, pero precisamente por eso tiene su atractivo: un espacio más íntimo, casi escondido, dentro de la ciudad. Ideal para quienes disfrutan de rincones tranquilos y menos turísticos. Una pequeña sorpresa en medio de Oviedo que merece la...
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