Un lugar tremendamente original y extremadamente rico artísticamente hablando. A simple vista se compone de "dos partes": una es la cafetería y la otra es el museo de cera. Pero en realidad ambas se amalgaman para lograr este fantástico lugar, donde a simple vista se ve las horas de trabajo invertidas, el entusiasmo y sobre todo la pasión por lo que se hace. Sus dueños hacen un pequeño recorrido explicando la historia de algunas de las figuras de cera que ellos mismos han construido. La temática es el terror por lo que recomiendo que si son "muy impresionables" o van con niños, tengan en cuenta eso. Yo particularmente JAMAS miro películas de terror, pero mirando el sitio con ojos de artista es mucho más fácil hacer el recorrido, que dura alrededor de media hora o 45 minutos dependiendo si hay alguien que te explique y cuánto te detienes a mirar. Luego, puedes tomar un café o picar algo ahí mismo. Recomiendo el "pan pizza" que también es servido siguiendo la estética del lugar :) Resumiendo, un lugar curioso, con mucho potencial, muy bien logrado y cuyos dueños son muy amables. Trato familiar.