Llegar al Auditorio Miguel Ríos en Rivas es toda una aventura: después de dejar atrás la autopista A-3 y encontrar sitio en el amplio parking habilitado, lo primero que me impresionó fue la dimensión del espacio. Me encontré ante un enorme anfiteatro al aire libre, enclavado en la colina de un parque, con el ambiente típico de los grandes festivales y conciertos; sentir el bullicio de miles de personas te hace saber que algo especial está por suceder. Acceso y entrada Aunque la organización es buena y el acceso peatonal es fluido, hay que armarse de paciencia porque, en eventos multitudinarios, tanto la entrada como la salida pueden llevar su tiempo. En mi caso, todo fue bastante ordenado, pero pude observar cómo el público se agolpaba especialmente al terminar el evento, lo que generó algo de espera para quienes fuimos en coche. Instalaciones y servicios El recinto tiene barras de bebida, puestos de comida y zonas de descanso repartidas por todo el espacio. Todo está bastante limpio y, en general, los servicios sanitarios cumplen bien su función, aunque, como suele pasar en estos eventos, a ciertas horas se forman colas. Me llamó la atención la comodidad: hay holgura entre los asientos de las gradas y, aunque la pendiente es algo más suave que la de un estadio convencional, las vistas desde casi cualquier punto son buenas, especialmente desde la pista. La acústica del lugar es notable para ser un espacio tan grande y al aire libre: el sonido llega potente y claro al público. El césped artificial del recinto se agradece mucho en conciertos largos, y los sistemas de nebulización refrescan el ambiente, algo especialmente útil en las calurosas noches madrileñas. Ambiente y concierto El ambiente es inmejorable. Estar rodeado de miles de personas disfrutando de la música en un entorno así dispara la emoción. La visibilidad del escenario es bastante buena, aunque desde las gradas más alejadas reconozco que los músicos se ven un poco pequeños, sobre todo si hay mala iluminación o empiezan a caer las sombras de la noche. Me gustó el detalle de que el Auditorio se levantara sobre lo que fue un antiguo vertedero, reconvirtiendo un espacio degradado en lugar de ocio y cultura. Saber esto hace que la experiencia tenga un valor añadido, un ejemplo de recuperación urbana y apuesta por la música y el entretenimiento. En resumen, el Auditorio Miguel Ríos es un lugar versátil y recomendable para disfrutar de conciertos y festivales multitudinarios, con buenas instalaciones, excelente accesibilidad en transporte público o privado, y un ambiente que contagia la alegría de la música en directo. Volvería sin dudarlo y, de hecho, ya estoy revisando la programación para mi...
Read moreI went to Music Bank Madrid organized by Korean Power. The whole thing felt really organized and looked great. The toilets were disgusting though. The security that was standing at my line was very unkind, they kept talking and yelling in Spanish when me and other people said sorry we don’t understand you, but they wouldn’t care. The concert itself was amazing. But if you have standing, and not less than 5 rows of people in front of you, be prepared to not see a lot except phones and hands. I was pretty close and could see everything perfectly until every time these girls kept recording with their phones held high,...
Read moreIl était un peu plus de 12h le samedi 24 juin lorsqu'avec mon paternel nous sommes arrivés sur les lieux. Nous nous sommes donc garés sur le parking prévu à cet effet pour ainsi revenir le soir et avoir une place avant l'afflux massif de metalleux tous présent pour le concert du groupe de glam Motley Crue. Nous décidons alors de partir visiter Madrid pendant les quelques heures qui nous séparaient du concert. Quelle ne fût pas notre surprise quand nous découvrons que prendre le métro à Madrid de trouve être plus compliqué que dans cette horrible ville de Paris. Mais bref cela ne nous a pas arrêté. Malgré l'interminable trajet en métro jusqu'au centre de l'ancienne ville Arabe, nous avons trouvé un très charmant restaurant d'Hamburger et de viandes grillés, où nous sommes repartis repus. Suite à cela, une petite excursion digestive sous un soleil de plomb s'averait nécessaire. Vient enfin l'heure d'assister au concert. Un interminable voyage en métro plus tard nous revoilà devant ce magnifique théâtre antique (ouvert en 2009 mais passons), où nous attendait une charmante amie qui s'empressa de nous faire rejoindre la file où elle attendait depuis déjà 3h. Nous sommes donc rentrés dans l'enceinte de pour assister au concert, qui manquait cruellement de basse et d'ambiance de la part du public, qui était aussi mou qu'un octogénaire atteint de la maladie de Charcot. Malgré cela, ce fût un excellent concert notamment par la présence de la très charmante Camille. Un solide 8/10 pour...
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