Una Decepción Científica: El Museo de la Ciencia de Valladolid Suspende en Experiencia del Visitante Valladolid.- Lejos de despertar la curiosidad y facilitar el descubrimiento, una visita al Museo de la Ciencia de Valladolid puede convertirse en una frustrante carrera de obstáculos y de graves deficiencias en aspectos fundamentales de la experiencia del visitante. La promesa de un viaje por el conocimiento queda empañada por una serie de problemas que urgen ser atendidos. Uno de los escollos principales es la paupérrima señaléctica del recinto. Orientarse en sus instalaciones se convierte en una odisea innecesaria, con indicaciones confusas o, peor aún, inexistentes. Esta carencia no solo genera estrés y pérdida de tiempo, sino que dificulta enormemente el flujo natural de la visita, impidiendo que los asistentes puedan trazar un recorrido lógico por las diferentes áreas temáticas. Esta desorientación se agrava considerablemente para aquellos que acudimos con carritos de bebé. Moverse por el museo con niños pequeños se transforma en una prueba de paciencia y pericia, con espacios mal adaptados y, sobre todo, unos ascensores que parecen jugar al escondite. En lugar de facilitar el acceso universal, estos elementos cruciales para la movilidad se encuentran en ubicaciones poco intuitivas, obligando a los padres a realizar búsquedas exhaustivas o a cargar con los carritos por tramos de escaleras, algo inaceptable en un espacio que debería ser un ejemplo de inclusión. En cuanto al contenido, el museo parece anclado en el pasado. Diversas exposiciones presentan un aspecto desfasado, con interactivos que no funcionan correctamente o planteamientos museográficos que han sido superados. La ciencia es, por definición, un campo en constante evolución, y la falta de actualización en las muestras permanentes transmite una sensación de dejadez que desmerece el potencial divulgativo de la institución. En lugar de inspirar a las nuevas generaciones, se corre el riesgo de ofrecer una visión anticuada y poco atractiva del avance científico. Para rematar una experiencia ya de por sí deficiente, el trato recibido por parte de cierto personal del museo ha sido seco y, en ocasiones, borde. La falta de amabilidad y disposición por parte de quienes deberían ser los principales embajadores del conocimiento científico contribuye a una atmósfera poco acogedora. Un museo no solo debe albergar contenido de calidad, sino también ofrecer una atención al público que invite a la exploración y resuelva dudas con cortesía, algo que no siempre se cumple. En definitiva, el Museo de la Ciencia de Valladolid parece haber descuidado aspectos esenciales que conforman una visita satisfactoria. Una señalización deficiente, serios problemas de accesibilidad para familias, ascensores mal ubicados, un contenido expositivo que necesita una renovación urgente y un trato al público mejorable son lastres demasiado pesados para una institución que aspira a ser un referente en la divulgación científica. Urge una profunda revisión y una inversión decidida para que el encuentro con la ciencia en Valladolid deje de ser una...
Read moredidnt like the visit. we came in at 16h15. museum closes at 18h00. staff insisted we wouldnt have time, that it was too late. no worries, we wanted to visit nevertheless. Group of 4 adults, 5 kids aged 1 - 7. From the moment we entered the permanent exihibition we had 0 simpathy from the museum staff. they were always impatient with the kids. First floor lady scarying the kids saying she would call security or the police (!), just because they were moving and touching stuff, running (mind you it is an interactive museum, all ages). second floor lady wanted them to push one buttom at a time and wait before touching the other... very feasible for a 3 year old... on the planetary, kids were behaving super well before entering, other lady from the staff said to my youngest: "i will check if you misbehave inside the planetary... " and despite being super boring, all went well... simply and sadly unprepared for smaller visitors. we left before 18h00 and dont want...
Read moreMuseo bien distribuido para disfrutar de las distintas propuestas que plantea al visitante: variadas exposiciones temporales, su planetario divulgativo, la extensa exposición permanente, etc.
Resulta una experiencia única adentrarte a la exploración del cielo nocturno guiado por expertos que te explican desde hacía dónde mirar, qué observar, la historia de sus nombres, y que además hacen muy amenos esos 45 minutos a oscuras (que podrían invitar a los mas cansados a dar una cabezadita si no fuera por el interés que le ponen los divulgadores que te guían con su voz durante la experiencia).
Todas las exposiciones temporales están bien desarrolladas para entender el porqué de su presencia en el museo. La exposición permanente es la más interactiva de todas aunque, de nuevo, en la sección sobre sostenibilidad, energía, agua y reciclaje, tiran de pósters y audiovisual que no hace nada divertido el aprendizaje ni si recorrido.
La sección dedicada a las Matemáticas es algo que no puedes perderte, y menos aún si tienes la suerte de que la persona responsable de la misma te ayude. Muy divertida, retadora, didáctica y diferente a las de otros museos similares.
Vinculado a museo y espacio para visitar adicionalmente, al otro lado del Pisuerga, cruzando una pasarela pestonal, se encuentra La Casa del Río que es un espacio repleto de audiovisuales para conocer la importancia de los entornos fluviales en el ecosistema. Se hace muy pesado, la verdad. La falta de interacción real salvo por lo de pulsar botones para activar los audiovisuales te invita a recorrerla más rápido se lo que se le supone si atendieras toda la duración de esos vídeos y audios. Con niños, pasamos más tiempo en ella porque casi a la salida se encuentran unos pequeños puzzles que mis hijos encontraron maravillosos después de haber tocado muchos botones por el camino.
La experiencia en el Museo de la Ciencia de Valladolid, en general, sobresaliente. Se disfruta y aprende un montón. Altamente recomendable de visitar si vas con niños a Valladolid o si la Ciencia despierta curiosidad o...
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