Samarcanda es, teóricamente, la joya de Uzbekistán. Estuvimos buscando un 3 estrellas cercano al Registán, con buenos comentarios en TA y de precio razonable. No tuvimos suerte. Son instalaciones muy antiguas, típicamente sovieticas, y con un nivel de limpieza dudoso (al mismo nivel que el humilde hostel que tuvimos en Khiva). Llegamos en el Afrosiab de las 6 de la tarde desde Bukhará y menos mal que el taxista sabía llegar al hotel, porque, aunque céntrico, no es demasiado conocido. En recepción (nivel de inglés aceptable y la mayoría del personal muy amable) nos dieron una habitación en la planta baja (justo al lado de la cocina y sala de desayunos, si bien casi no se oía nada). La habitación (suelo de tarima, menos mal) espartana en mobiliario (el que había era muy antiguo: cama y dos mesillas, una silla y unas perchas en la pared a modo de armario abierto; nada más). Climatizador independiente y tv plana con canales solo rusos. Wifi justito y con cambio de clave diaria. Un gran ventanal a la calle (se hubiera podido salir y entrar por ahí) con cortinajes enormes de discreta limpieza. Alfombras y tapices "coloridamente" uzbekos, así como la colcha de la cama. Sábanas de color poco tranquilizador (además, en este país las sábanas y colchas siempre son más cortas que la medida de la cama), almohadas nada útiles y el colchón más duro de todo nuestro viaje por Asia Central. Al menos las toallas eran blancas (aunque con sus años...). No hay mesa ni sillón ni mucho menos minibar. No nos pusieron las habituales 2 botellas de agua de cortesía. La fachada del hotel promete otra cosa, porque luego, dentro, se respira el más auténtico aire soviético de los ochenta (muebles, decoración, etc...). Los accesos están en obras (o nunca se terminaron), por lo que el barrizal (con lluvia) estaba asegurado y de noche, el parque donde se enclava el hotel es pobre en iluminación. Si nos conseguimos abstraer del "paleocolchón", el sueño es razonablemente tranquilo. El baño es pequeño (puerta de cristales que no encaja bien) y puede provocar esquizofrenia o al menos, mareos, dada la mezcla (obsesiva diría yo) de diseños geométricos del muestrario de azulejos, plaquetas y cortina de la ducha. Lavabo sin espacio para colocar nada y la ducha, nada convencional en sus mecanismos y grifos, ofrece un nivel de agua (caliente) aceptable. Amenities muy tristes (2 botes de champú anaranjado de baja calidad) y sin más elementos (secador, etc...). Los desayunos nos retrotraen de nuevo a los tiempos de Constantin Chernenka: sala de desayunos con mesitas redondas (muy coloridos manteles con textura de tapicería y un completo muestrario de migas de anteriores comensales) pero sin sillas, solo unos muy incómodos taburetes (sin respaldo) que invitan a permanecer allí el menor tiempo posible. Comida uzbeka (té negro o verde, café de polvos sin leche, sin zumos...): frutos secos, garbanzos amarillos, pan negro/blanco, mantequilla de difícil untar, si las pides, gachas (insípidas), huevos duros, una especie de pankakes con verduras y bizcochos muy dulces. No hay bufé y sirven camareros (bueno la uniformada camarera, parecía una enfermera salida de un nosocomio del siglo pasado). Cuando los comentaristas de TA dicen que está a 5 minutos caminando del Registán, querrán decir a 20 (cruzando varias avenidas), lo que realmente tampoco es tanto. Se puede pagar con tarjeta. Nos guardaron sin problemas el equipaje tras el check-out (debajo de la escalera) y nos llamaron un taxi para la estación pasada la medianoche, para tomar el tren de Tashkent. Evita utilizar el baño de cortesía de la planta baja (usa exclusivamente el de tu habitación, aunque sea sencillo). Si tuviéramos que repetir, NO creo que lo hiciéramos en este hotel que de 3 estrellas solo...
Read moreThis is a somewhat old, family-run hotel in the "new"/Russian part of the city. It is located within a park close to the Gur-e-Amir Mausoleum. There are many restaurants including renowned ones like Platan and Samarkand Restaurant nearby. (Hot tip: go to Rayyan Taomlar 10 minutes away - we had THE best Uzbek food there).
The owner and his wife (I think?) are always on-site and very friendly. Only one of the staff members speaks english, but Google Translate eliminated the communication barrier. The rooms are dated but spacious, clean and equipped with all the amenities you'd expect.
Some reviews have stated that the breakfast buffet is poor, but it turned out to be the best we had in Uzbekistan with various freshly-made hot pastries and dishes. The only caveat is that the food is not frequently replenished, so you may find a rather meagre spread if you arrive at the breakfast room past 9am.
If you're after a budget-friendly hotel close to the amazing sights of Samarkand, Ishonch...
Read moreThe hotel is set back from the main road and next to a small park.||||We had a spacious room on the ground floor which was decently furnished, clean and comfortable. The fridge provided was handy for the drinks. ||||Breakfast was served in a small dining room on the ground floor where a succession of dishes were served in individual portions at the table. Fruits, savoury pastries, cheese, meats, eggs, pancakes, breads. All fresh and tasty.||||The staff were extremely helpful and so pleasant to deal with.||||There was a handy little shop at the end of the building on the left, looking from the road, where we bought our soft drinks and water.||||Thanks to the Ishonch for...
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