Cortázar — Restaurant in Autonomous City of Buenos Aires

Lovely café dedicated to the writer Julio Cortázar that feels cozy like an apartment where the novelist would receive his friends. A very cordial service makes you feel welcome and at home, as well, and it is a great place where to enjoy an aperitif (the cocktails are really well made and you can taste the very Argentinian Hesperidina herbal liqueur, straight or mixed) or a leisurely lunch, dinner or mid-afternoon coffee with something sweet. The ambience is also very calm and relaxing, outside of meal times it is an ideal place where to work on your laptop or, even better, borrow one of Cortázar books, which are available in a little library, to read inside the café. We haven't tried the food, but we'll likely be back, as we loved the ambience and the atmosphere. Highly...

My mother and I had traveled more than 24 hours from Europe and, to be honest, we chose the first restaurant we saw to have dinner because we were dead tired.

I had two beers, a cheeseburger and two empanadas while she ordered two more empanadas and a bread with some sides.

My meal was excellent and my mother was also happy with hers. The cheeseburger was absolutely amazing, too big to eat with your bare hand, but that was a small sacrifice for the taste. Fries also very crispy and tasty. Empanadas were delicious, but I've had better ones. The service generally seemed a bit distant and impersonal, but by no means unfriendly. Good value for money....

Habitual parada de amigos. Las picadas, al igual que en todos los Bares Notables, son muy buenas. La tortilla española, impecable, salvo una vez que le pusieron orégano. La cafetería es de buena calidad, aún no probé la carta de tés. Párrafo aparte las cervezas de estilo belga. Gran hallazgo y lo que los distingue de las ofertas de la zona. No puede dejar de mencionarse los servicios de 1 y 25 de Mayo, y 9 de Julio, los locros son impecables. Buen lugar para +35, afable y tranquilo, con música de jazz de fondo.

Nada de esto sería relevante sin un muy buen servicio de mesa, que hace que la estancia sea placentera y disfrutable. Caro en el salón, Jéssica en los fuegos y Julián en la barra, componen la columna vertebral del bar.

Transcurrido un tiempo prudencial como parroquiano del lugar con, en el menor de los casos, una visita semanal en compañía de amigos de larga data, vemos como ha ido decayendo la concurrencia, y a su vez incrementando notablemente los precios de los platos y bebidas. Una brecha de $ 2000 separan una pinta de Golden de una IPA, cuando es de público conocimiento que el proveedor es una firma propia. No puede costar lo mismo un plato de ravioles de calabaza, que una suprema de pollo gratinada con guarnición; la picada Gran Cortázar cada vez trae los palmitos más chicos, pero los precios se incrementan. Son tan solo dos ejemplos de algunos. Como salida de amigos, siempre hemos tenido un promedio de ticket parejo y sin escatimar consumición. En estas últimas semanas, hemos decidido migrar a la cerveza Golden, habiendo consumido regularmente IPA y Stout, y a su ves de un promedio de tres pintas, bajar a dos. Sabemos que el servicio de mesa y cocina son buenos, pero la política de precios nos está empujando a acomodar el gasto. Los bueno sería que sea una estructura de precios relativos conveniente para parroquianos y la empresa.

De lo contrario, seguirán...