Sierra Cardeña — Restaurant in Úbeda

Fui con mi pareja y de entrada nos quedamos con la copla de que a los lugareños les ponen de tapa jamón recién cortado y queso y a nosotros una huevas en vinagreta y no es que no me gusten pero si están poniendo un cosa que la pongan a todos. Yo tenia unas ganas tremenda de comer la morcilla en caldera. Le pregunté a la camarera si tenían morcilla en caldera y le dije que hacía mucho que no la comía así que ella ya sabía que yo conocía el sabor y ella me dijo que si. Cuando me la trajeron según la vi supe que eso no era la morcilla en caldera, que no era lo que yo había pedido pero como teníamos hambre nos la comimos. Mi sorpresa fue al pagarla. Me cobraron 10€ de la morcilla pero en vez de poner morcilla ponía menú así que eso quiere decir que no la tienen ni en carta!!! Nos sentimos estafados por el precio que nos metieron y no lo recomiendo ni para una cerveza!!!por cierto el camarero canoso de gafas, un gilipo… No se de donde lo han sacado pero un tío muy déspota. Le pongo un estrella porque no puedo no...

Llevo tiempo sin sentirme estafado como en este restaurante. Lo único que se salva es la ensalada, estaba muy bien condimentada y aunque era algo cara, 13 € el plato mereció la pena. Pedimos flamenquines para los niños, y después de esperar más que otra mesa que llegó después que nosotros y que sirvieron antes, nos llegaron unos flamenquines bastante caros (13 €) troceados refritos y con un sabor u olor algo sospechoso. Solo tenían bueno unas patatas fritas a rodajas que estaban algo frias. Yo me pedí carrillada (16 € el plato), y menos mal que le pregunté al camarero para que me recomendara, traía 8 trocitos. Como me sentí estafado, se lo comente al camarero si esa era mi ración de carrillada, y me dijo muy amablemente que si, que esa era la porción. Como no se lo creía ni el, vino a los 2 minutos a decirme que yo tenía razón, que había muy poco y que me dejaban el precio en 10 €, aún así me parecía una pasada. En fin,...

El dia de ayer paramos a tomar la cerveza y a comer, y ni por asomo nos hicimos una idea de la que se nos venía. Cosas que son impensables y que atentan contra la salubridad mínima de un establecimiento como por ejemplo manteles sucios y sin cambiar, el baño sin papel, o camareros fumando manipulando la comida así como usuarios fumando dentro del bar mientras comían. A medida que nos adentrabamos en la aventura de comer la cosa pintaba peor. Las croquetas caseras de jamón ibérico circulaban por el comedor en una bolsa congelada cuyo aspecto se asemejaba a las de chicote(nótese la ironía). Flamenquines y secreto llenos de tomate y ensalada acompañadas de patatas fritas crudas, y mira que es dificil no hacer medianamente bien unas patatas fritas. En definitiva la calidad brillaba por su ausencia y nuestra experiencia podria definirse como un atentado gastronómico que insulto a...