El lugar es bonito y la localización es buena. Fuimos siete personas a tomar algo por la noche, de precio muy bien (~8 euros la copa en el momento de escribir esta reseña).
Ahora bien, lo que no gustó a nadie fue el volumen de la música. Estaba insoportablemente alto. No era un sitio para bailar, no era una discoteca, ni la música era de baile, pero estaba a un volumen que ya no solo dificultaba a hablar, si no que a varios de los que íbamos les hacía daño en los oídos. Tenían altavoces de metro y medio distribuidos por el espacio, y entre dos de los principales había apenas 4/5 metros entre ellos, y al lado de uno había otros dos más pequeños fijados en un poste. Yo personalmente tengo problemas auditivos, y aunque voy con tapones se me hizo muy incómodo y pedí que si podían bajar un poco la música y una de las camareras me dijo que no creía que fuera posible. Al final me tuve que ir, bebiéndome rápido mi consumición para salir de ahí y esperar al resto fuera del local a que terminaran. Independientemente de mí, otra de las personas con las que iba se acercó a un hombre a pedir lo mismo, ya no por mi, que no estaba, si no porque verdaderamente era muy difícil hablar y a dos de ellos les empezaban a doler los oídos. Esta persona les dijo que sí, pero al minuto o menos (literal) volvió a subirla incluso más que antes, y esto lo noté hasta yo que estaba ya en la calle a varios metros del local.
La verdad es que cuando vas a un sitio con vistas al mar (aunque de noche no se vea más que el faro y oscuridad), con sillones bajos, luz suave y una decoración que te invita a relajarte, tú lo que esperas es tomarte algo tranquilo con tus amigos y echar allí varias rondas, no que tengas que ventilarte una sola consumición en apenas media hora y que 7 personas se tengan que ir (y más personas alrededor, por lo que me dijeron, que tampoco soportaban la música). Si quieres montar una discoteca, móntala, pero en un lugar tipo pub/chillout lounge echar a tus clientes por querer meter música a todo trapo por narices... No sé si es su estrategia para acelerar la rotación de clientes, pero si lo es, no sé si funcionará, porque aquí hay siete personas que lamentablemente no van a volver a ese sitio. A pesar de que fuera bonito y tuviera buen precio, si vas estar incómodo y apenas vas a poder hablar o escuchar a los demás...
En fin, verdaderamente espero que cambien este aspecto, porque perder clientes de manera tan tonta no tiene sentido. Y poner la música a ese volumen no es ni salubre. Yo mismo no tenía hipersensibilidad en el oído hasta que pasé demasiado tiempo en un sitio similar, porque creemos que el oído lo aguanta todo y, como cualquier otro órgano,...
Read moreInvité a unos amigos a comer contigo el lunes pasado. Había comido muy bien antes y quería regalarles esta experiencia. Todos estábamos decepcionados. 3 señoras, por lo que una botella de vino especial, por ejemplo, prosecco o cava, no podía pedirse, sino que se convertía en un vino normal. La única cerveza sin alcohol era la insípida Heineke 0,0. Bien, pedimos la deliciosa ensalada de patatas, vimos el plato de nuestro vecino con una ensalada de pollo, que también queríamos. Ni siquiera conseguimos la mitad, tirada descuidadamente en un plato. También pedimos 2 raciones de croquetas que llegaron media hora después y estaban completamente frías. Nos prometieron que si pedíamos antes de las 16.30 podíamos pedir extra. A las 16.15, ya no había nada en stock. En otra mesa, vimos hermosas copas grandes y elegantes con helado de sorbete, que también pedimos, pero nos dieron como una cucharada y media de helado, un poco de fondo. ¿Estaba bueno el helado? Sí estaba delicioso, pero pedir 7 euros por tan poco helado mal presentado es realmente exagerado. No nos sentimos bienvenidos en absoluto. Un total de 115 euros por esta "comida" es, en mi opinión, terriblemente exagerado (3 personas, una amiga llegó más tarde por el trabajo y para ella todavía había 1 copa de vino y 2 rodajas frías). Bajamos un piso para sentarnos en una mesa aunque nuestros estómagos no estaban llenos. Pregunté en el bar si podíamos pedir una botella de vino y el camarero dijo que la camarera vendría pronto. Vino 20 minutos después para decirme que sólo tenían cócteles. Increíble.... ¡qué arrogancia y tal vez peor desinterés!
Así que nos fuimos a la Quilla donde nos sentimos muy bien acogidos y nos quedamos unas horas más, disfrutando también de las bonitas vistas, el buen vino y la...
Read moreUbicado a pocos pasos de la orilla, La Jaima es mucho más que un restaurante-chiringuito: es una experiencia. Con un ambiente relajado pero con mucho estilo, este rincón costero ha sabido ganarse un lugar en el corazón de quienes buscan buena comida, vistas inmejorables y un ambiente que invita a quedarse. La joya de la casa es, sin duda, su surtido de atún. Una propuesta que sorprende tanto por la calidad del producto como por la creatividad de su presentación. Desde el clásico tataki hasta cortes más atrevidos como el tartar con toques cítricos o la ventresca a la brasa, cada bocado es un homenaje al atún en todas sus formas. Todo está cuidadosamente elaborado con producto fresco y local, y se nota.
Ideal para compartir (aunque cuesta no quererlo todo para uno mismo), el surtido permite un pequeño viaje gastronómico por distintas técnicas y sabores. Los acompañamientos sutiles no opacan al protagonista, y el maridaje recomendado por el personal eleva aún más la experiencia.
Tras la comida, el paso natural es dejarse caer en la zona de chiringuito. Cojines, música suave (que luego sube cuando cae el sol), y cócteles bien preparados hacen de este espacio el lugar perfecto para alargar la sobremesa o disfrutar del atardecer con una copa en la mano.
El ambiente es relajado pero con un toque bohemio, casi mágico al anochecer. Ya sea con amigos, en pareja o solo, La Jaima sabe crear momentos. Hay música en directo o DJs.
La Jaima no es solo un sitio donde comer bien, es un lugar donde desconectar, saborear y dejar que el tiempo se detenga un poco. Perfecto para los amantes del atún, pero también para quienes buscan ese rincón especial junto al mar donde todo fluye con...
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