After a two-week road trip through Spain, with Córdoba as our final stop, we were looking for an evening of relaxation and indulgence. Highly recommended by a restaurateur friend, we decided to dine at La Casa de Manolete Bistró.
What a place. You’re not just entering a restaurant—you’re stepping into a stately home, a beity that transports you back in time to the grandeur of classic French mansions and fine dining halls. Everyone is dressed to the nines, and the atmosphere exudes elegance.
From the moment they opened the car door to greet us, the service was impeccable. The maître d’ seated us, and from that point on, it was a seamless parade of gourmet dishes, each presented and executed with precision, both visually and in taste.
We began with their house-made bread and a warm beef broth. Then came: • Ostra francesa al natural (fresh French oyster), • Paté royal de perdiz y foie con chutney de albaricoque y polvo de tomate (royal partridge and foie gras pâté with apricot chutney and tomato dust), • Steak tartar de novilla brava con yema gelificada y encurtidos afines (wild heifer steak tartare with gelled egg yolk and assorted pickles), • Lomo de toro de Lidia con cremoso de remolacha y salsa Robert de tinta de calamar (Lidia bull loin with beetroot cream and squid ink Robert sauce), • and for dessert, Financière de pistacho con sopa fría de coco (pistachio financier with chilled coconut soup).
Of course, we paired our meal with cava, house wine, and a glass of port. To finish, a proper gentleman’s touch—cigars on the terrace.
I wholeheartedly recommend this place and will definitely return the next time I’m in town.
I didn’t take any pictures that evening—it wasn’t that kind of night. But I borrowed a few from the restaurant’s Instagram to make sure the visual experience...
Read moreCasa Manolete Bistro: Una Experiencia Agridulce
Visitar Casa Manolete Bistro fue una experiencia que, lamentablemente, no estuvo a la altura de las expectativas. A pesar de la reputación que precede a este establecimiento, ciertos aspectos del servicio y detalles en la atención al cliente dejaron mucho que desear.
Desde el principio, la espera fue una constante. La carta de vinos, presentada en un iPad que iba pasando de mesa a mesa, resultó en una demora de aproximadamente 20 minutos antes de poder comenzar a elegir nuestra selección. Este método, aunque moderno, parecía poco eficiente y generaba cierta incomodidad entre los comensales. Al intentar notificar a un camarero sobre la tardanza, la respuesta fue sorprendentemente amarga, dejando una primera impresión desagradable.
Una vez que logramos realizar nuestro pedido, nos encontramos con otro inconveniente. Aunque retiraron las bebidas vacías, no se molestaron en preguntar si deseábamos ordenar más. Esta falta de atención a los detalles contribuyó a una sensación de desatención por parte del personal.
La experiencia con el vino tampoco estuvo exenta de problemas. La botella fue servida sin darnos la oportunidad de probarla primero, un paso básico que se espera en un establecimiento de este calibre. Este descuido restó elegancia a la experiencia, creando un ambiente menos refinado de lo que se esperaría en un bistro de renombre.
La presentación del menú también fue inusual. Después del primer plato, nos sorprendieron con un consomé de bienvenida, una elección que podría haberse comunicado de antemano para evitar confusiones. Además, olvidaron proporcionar las cucharas del postre, que tras ser consumido acompañado de un café, pedimos la cuenta que tras traerla, nos proporcionaron los “petit fours”. Después de que ya nos habíamos lavado los dientes y ya habíamos consumido el postre y los cafés, cuando este obsequio de la casa se sirve junto a los cafés siempre.
Un detalle que no pasó desapercibido fue la presencia de un bote de tabasco en la mesa. Aunque algunos comensales pueden apreciar la opción de agregar un toque de picante, dejar un bote de tabasco en la mesa no parece la elección más elegante ni acorde con el ambiente que se espera en un bistro.
A pesar de estos inconvenientes, la comida en Casa Manolete Bistro tuvo sus momentos destacados. Algunos platos estuvieron deliciosos, aunque es necesario señalar que hubo dos opciones que no estuvieron a la altura de las expectativas, como es caso del Perfecto de Foie, que deberían llamarlo “Imperfecto de foie” ya que no sabía nada más que a pimienta y a caramelo, no sabía nada a Foie.
En resumen, Casa Manolete Bistro ofrece una experiencia culinaria con altibajos. El precio de la comida totalmente cuestionable, y los problemas en el nefasto servicio y la falta de atención a los detalles restaron valor a la experiencia en general. Con esperanzas de una mejora en el futuro, mi visita a este bistro dejó un sabor agridulce que...
Read moreThe setting is absolutely charming, and the starters were good—not mind-blowing, but definitely enjoyable. But if you're a meat lover, this place is a must. I ordered the ribeye, and it was outstanding—rich, tender, and full of flavor. The meat had been aged for 46 days, with an additional aging phase using wine yeasts, which gave it a beautifully deep, complex taste. As a serious meat enthusiast, I was honestly blown away.
My girlfriend also had the ribeye, but her steak wasn’t cooked to the requested doneness. That said, the staff handled it with real care: the chef himself came to the table and brought a second, generous portion, this time perfectly cooked. That level of attention and professionalism really made a difference.
I can’t speak for the whole menu, but if you’re looking for a top-tier cut of meat with a unique and delicious character, I highly recommend the ribeye. Great food, warm and attentive service—it all made for a really...
Read more