The Black — Restaurant in Fuenlabrada

Pequeña joya en Fuenlabrada. Restaurante con una carta moderna y contenida con amplia variedad de opciones para todos los gustos y con múltiples opciones vegetarianas. Gran presentación, buen sabor y cantidad suficiente.

Los entrantes van desde ensaladas variadas, tablas de queso y embutidos y tostas hasta alcachofas salteadas y risotos. Los principales también muy buenos y los postres espectaculares. Pedimos el menú de un poco de todo para tres y nos costó llegar a los postres por la cantidad. Por suerte te ponen para llevar cualquier plato que no puedas acabar.

En ese menu tienes una tabla de 4/5 quesos distintos con una mermelada aparte de calabaza: suficiente para abrir apetito. Una tabla de embutidos en la que en vez de los clásicos encontramos mortadela italiana butifarras chicharrones y sobrasada, todo acompañado de pasas y frutos secos y, si quieres, con olivada aparte. Quizás el plato mas flojo de los que comimos ya que es un poco caótico en la presentación pero está suficientemente bueno para no desmerecer. Una ensalada de rúcula y salmón con granada y queso con un aliño que no satura y proporciona un buen equilibrio. Su única pega es quizas demasiada rúcula pero se agradece el frescor global del plato. Unas tostas en las que destacan la de ventresca que es sublime y la de aguacate. La tosta de foie de pollon y cebolla caramelizada es algo fuerte y los sabores compiten un poco pero se come bien. Por último nos pusieron una tosta extra de queso azul que siempre es difícil combinar pero lo consiguen con unas uvas rojas que proporcionan un toque ácido y dulce al queso. Luego atacamos para mí el mejor plato: las alcachofas italianas rehogadas con boletus y salsa de pesto. Nos pusieron aparte el aliño con anchoas y realmente, aunque está muy bueno desequilibra el sabor sutil de las alcachofas.

A continuación el falso risoto que también estaba muy bueno pero ya estábamos conteniendo para los principales.

De los principales el solomillo aunque estaba bueno y la elaboración es correcta está algo por debajo de los otros platos. Quizás las expectativas eran muy altas tras lo anterior. Un plato correcto no obstante.

Pese a estar llenos los postres nos resucitaron: un helado de chocolate que rebosaba sabor uno con toques cítricos muy refrescante, una especie de tarta de queso también muy buena y una extraordinaria tarta de zanahoria.

El sitio es pequeño pero bien atendido, personal muy agradable y muy atento explicando todos los platos.hacen que la experiencia sea muy disfrutable.

También, y no menos importante, la carta es completamente adaptable a vegetarianos sustituyendo los componentes necesarios permitiendo que tengan suficiente variedad donde elegir y disfrutar de una gran comida. (Íbamos con un vegetariano que disfruto igual que el resto)

Por último, de precio para la ubicación puede ser algo sobre la media pero para el tipo de comida cantidad y servicio está muy bien ajustado.

Con ganas de volver a probar el...

Una experiencia de sobresaliente! Pedimos una jarra de tinto de verano, con vino tinto estaba muy bueno, con un toque de canela. Nos pusieron una tapa de calabarones (son como los boquerones en vinagre pero de calabacin) estaban buenos pero quizá con demasiado sabor a vinagre.

Nos decidimos por el menú degustación para tres personas. Tienen dos opciones y cogimos el menú Vitalogy por 26,50 por persona.

Comenzamos con una tabla de quesos y embutidos, acompañados con un par de mermeladas caseras, te cuentan que lleva la tabla y como recomiendan comerlo. Nos quedamos sorprendidos, la verdad. Nos gustó mucho. Un punto a mejorar, los colines estaban riquísimos pero el pan... estaba como del día anterior (guardado en bolsa, blando). Echamos de menos un pan crujiente.

Continuamos con las tostas, de tres tipos, una de foie con cebolla caramelizada y reducción de Pedro Ximenez, otro con una hummus de remolacha y aguacate por encima y por último ventresca sobre porra antequerana (parecido al salmorejo). La más floja para mi gusto la de remolacha y aguacate, pero las 3 ricas para probar algo nuevo.

Probamos las alcachofas que nos las cambiaron por la ensalada de salmón, dos de nosotros no siendo muy fans de las alcachofas quisimos probarlas. Tenían un toque de sabor a aceituna, estaban buenas pero no las volvería a pedir. En este punto ya nos empezábamos a notar llenos y aún quedaban tres platos más y el postre!!

Seguimos con el falso rissoto, estaba espectacular, muy muy bueno! Con un toque picante pero perfecto. Porque yo no soy nada de picante y lo volvería a comer. Con champiñones y parmesano. Muy recomendable.

El merluzo, lomo de merluza gallega sobre muselina de calabacin, tomate al azafrán y zanahorias baby glaseadas. Super suave, y aún estando llenos, se dejaba comer. ¡Lo volvería a pedir!

Terminamos con el solomillo de ternera con salsa amarena, crema de patata a la trufa y tomate cherry asado. Perfecto el punto de la carne, buenísima la mezcla de sabores.

De postre terminamos con la bomba de chocolate, cubierta por chocolate blanco y rellena de salsa de lima. También nos pusieron un trozo de tarta de queso por las alcachofas que no triunfaron, es de agradecer que sean tan atentos. Me gustó más la tarta de queso aunque ambos postres estaban muy buenos. Si eres muy chocolatero, la bomba te encantará.

El servicio de 10, cada plato te lo presentaban contándote que llevan, es genial que te recuerden que vas a comer. Todos los camareros muy amables y entregados. Así da gusto.

El local es acogedor, pequeño pero no había mucha gente, disponen de terraza también, aunque ahora con el calor mejor para cenas.

Calidad-precio genial, han sido 31 euros por persona, para todo lo que hemos comido, la calidad y el servicio, no se puede pedir más!

Hemos disfrutado mucho de esta visita y estamos seguros que ¡volveremos pronto!

Para más reseñas sígueme en @placeresdecomida. Hasta...

MAGIA Llevaba sin escribir reseñas muchísimo tiempo: es aburrido ver que en todos los sitios tienen lo mismo, sólo pelean por la decoración pero comes lo mismo. Y... saliendo de esa distopía gastronómica, aterrizo en The Black. Un sitio pequeño en una localidad denostada, donde comer es estimulante y divertido; un sitio donde es bonito comer porque desde el primer minuto son capaces de hacerte sentir que estás en casa, que unos buenos amigos cocinan para tí. Un sitio lleno de detalles como su pan, su agua (zumo de lluvia) y su increíble trato a todo tipo de comensal (mayores, niños, vegetarianos, con intolerancias, veganos, con manías y sin ellas), recomendando, adaptándose y explicando. Un sitio donde hasta del aseo hacen un rincón bonito, con sólo unos rotuladores y una idea. Desde el principio sabes que hay un *corazón de The Black en la sala, y pasado bien poco sabes que hay un *alma en sus fogones. Los platos que probé: Humus (3 variaciones extraordinarias), tablas de quesos y de embutidos (se agradece que sean variedades menos frecuentes), Crispipollo (muy jugoso y muy divertido el rebozado con copos de maíz), ensalada de salmón y romescu (sorprende que sea de castaña asada, el equilibrio entre los ingredientes es bárbaro), la tostas de Ventresca y la de Micuit (muy ricas), pizzas (una de jamón ibérico y otra de champiñones, que resultaron deliciosas y con una fabulosa masa, que nada tiene que envidiar a la de los Fratelli Figurato), alcachofas y boletus (estupenda textura pero con demasiado vinagre, hasta el punto de parecer un trampantojo de berenjena de Almagro. Confesaré que, a toro pasado, casi agradezco que hubiera un plato al que sacarle una pega, porque tanto sobresaliente hacía pensar que la Chef era extraterrestre), falso risotto de piñones de pasta (equilibrio meloso, fabuloso sabor, tremendo en boca), Gigantones (tikka masala hindú domesticado por el Mare Nostrum, riquísimos), Ternera y amarena (maestría para otro equilibrio entre sabores de protagonismo), tartas de zanahoria y queso (la primera deliciosa, la segunda sublime), un helado suave/cremoso, delicioso y unos chupitos de fruta parafraseando al limoncello, muy interesantes. Todo ello con precios razonables. Voy a poner una única foto, porque revisando todas las que hicimos allí ... no hay ni una que haga justicia a lo que vimos y probamos. Es un lugar que merece reconocimiento, un Sol Repsol o una estrella Michelín. Enhorabuena y gracias por poner regalos para los sentidos...