Teníamos hambre y paramos en el primer restaurante que vimos que ofrecía menú del día a buen precio, así que asumo parte de responsabilidad. El servicio correcto. Los primeros, ensaladilla y judías con jamón, nada que objetar, el problema fueron los segundos. Mi pollo al ajillo trajo uno de los muslos con aspecto sospechosamente reciclado (y digo sospechosamente debido a que lamentablemente no puedo afirmarlo con rotundidad), siguiendo el consejo de una amiga que trabaja en hostelería toda la vida, no lo comí y lo destruí para evitar futuras tentaciones (una práctica que aconsejo a todos cuando nos sobre comida en cualquier sitio) y la paella estaba incomible. No termino de entender xk los bares y restaurantes de la Comunidad Valenciana maltratan nuestro plato más internacional. Da igual que forme parte de un menú de día, (nadie pide que sea como la paella de nuestra madre), pero con un poco de interés mejoraría notablemente. En cuanto al postre, mi acompañante que a veces peca de inocencia guiri a pesar de sus treinta años en España, preguntó si el postre era casero. Lo sorprendente es que el camarero le contestó que si. Y bueno, mentir no era necesario. Estábamos sentadas frente a donde preparaban los postres y vimos la natillas compradas vaciarlas en una copa (esto si que es un buen detalle) para preparar el postre, que aunque no es casero si estaba bien presentado. Resumiendo, un sitio para llenar el estómago si es tarde y tiene prisa.