Bar muy desangelado. Pese al frío, mantienen abierta la puerta, con una corriente desagradable. Terraza directamente polar. La carta, aparte de haber mermado en productos, contiene otros que, al pedirlos, te dicen que no los hay. La estrella es lo que tienen "fuera de carta", es decir, un recitado de platos en número prácticamente superior al de la carta, pero sin decirte el precio. En otros lugares tienen la sana costumbre de imprimir una hoja con dichos platos, y sus precios (y, en platos muy concretos, poner en el precio "según tamaño" o "según mercado"), e insertarla en la carta. Pese a la longitud del local, prácticamente no se puede estar en la barra, entre objetos, expositores y el espacio de los camareros, aparte de carecer de taburetes. Mesa, pues. Una vez que se aseguran de que vas a comer, te ponen un mantel de papel con la longitud exacta, al milímetro, de la mesa. Pedimos una tapa de ensaladilla de melva (puede que fuese "con" melva, no lo recuerdo, pues nos retiraron las cartas enseguida para proceder al enunciado del citado "fuera de carta"). Para quien no sepa qué es la melva, es un pescado que, por resumir mucho, podemos situar entre la caballa y el atún, ambos en conserva. Una pequeña porción de ensaladilla con lo que parecía una escuálida anchoa encima. Ésa era la melva. La ensaladilla, buena, y el resto de los platos que pedimos y los había, muy buenos. La calidad, sin género de dudas. El trato, muy educado, correcto y rápido. Tal vez un poco presionante antes de pedir la comida, pese a estar en el interior sólo otra mesa ocupada. Lo dicho: comida de calidad y bien preparada, platos ricos, pero "al tuntún" y con la mayoría de los precios desconocidos. De las valoraciones que piden a continuación, no probé ninguna; alguna no la tenían, y la mayoría, insisto: la mayoría, forman parte del citado "fuera de carta", cuando es evidente que son platos habituales del local, lo que deja claro, en mi opinión, que no figuran en la carta por modificar los precios. Otro punto que consultan: el precio por persona. Tomamos un par de cañas cada uno, el bar no es barato. (Esto lo aclaro siempre, porque la bebida influye mucho en la cuenta, sobre todo si tomas...
Read moreNo vuelvo. Hemos ido varias veces, la comida no está mal, depende lo que pidas. Algunos los veo muy elevados de precio y otros razonables. El cocinero es bastante bueno. Pero no vuelvo por el trato y el mal gesto del dueño. Fuimos a cenar mi pareja y yo un jueves, después del trabajo por despejarnos un poco. Cuando terminamos pedimos la cuenta para pagar con tarjeta, no les iba el wifi y daba error. Se lo dice al dueño que estaba allí, y el dueño pasa totalmente. Al rato va a apagar y encender el router y sin dirigirnos la palabra le dice al camarero que nos cobre en 15 minutos. 15 minutos!!! Porque no tengo otra cosa que hacer un jueves a las 11 de la noche…El camarero, apurado, nos intenta cobrar de nuevo, sigue sin ir el datáfono. Le decimos al camarero que si quiere podemos hacer un bizum, el dueño al lado cenando y pasando del tema. Se lo dice, y ni contesta a la proposición del bizum. Mi pareja ya harta, dice, bueno pues nada, tendremos que ir a casa a por dinero, a lo que contesta el dueño y dice: “qué vamos a hacer, nos tendremos que fiar”. Ya me pareció algo impresentable, le dije que evidentemente no les quedaba otra y que era su problema, no el mío. Lo que se merecían era desde luego que nos fuéramos y no volviésemos a pagar, dado el trato. Pero no somos así. Así que fuimos a casa, volvimos, pagamos, el camarero se disculpó de nuevo, y el dueño pasó, siguió con su cena. Por tanto, volví a pagar, pero no vuelvo al sitio ni lo recomendaré. Y por supuesto, contaré esta anécdota a cualquiera que me pregunte ya que es digna de contar. A veces me sorprende como hay negocios que prosperan. Este sin duda, prospera gracias al personal, cocinero y camareros. Gracias al dueño desde...
Read moreUna pena el servicio. Hace dos semanas organizamos una comida de jubilación en este restaurante para casi 60 personas. El menú estaba concertado, pero antes de empezar, solicitamos un cambio para una persona embarazada, ya que los entrantes se componían mayormente de embutidos (en concreto jamón, chorizo, caña de lomo y queso), y por otro lado tomate crudo con mojama. La primera contestación por parte del restaurante fue que por supuesto, que pidiera una alternativa y se serviría. Ambos platos no son recomendables para embarazadas, como la mayoría de seres humanos sabe. Pero mira por dónde, la única camarera que había en sala ese día, a la cual se le solicitó el cambio, se negó a servir otra cosa, porque según la señora “camarera-doctora”, la embarazada podía comer de todo, porque su embutido era ibérico y nos aseguraba que las verduras crudas estaban lavadas con el producto correcto… Lo que pensamos todos los presentes fue en que esta mujer no estaba muy bien mentalmente contestando esa barbaridad, pero por no fastidiar la comida de la compañera se libró de la reclamación a consumo, aunque es lo que deberíamos haber hecho. Un pobre camarero que presenció todo, intentó hacer más amable el trato después de la situación tan desagradable que se provocó, pero de nuestra parte por supuesto el restaurante se llevó un cero en trato. Ni volveremos al sitio, puesto que nada de lo que comimos mereció especial mención, ni lo...
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