Experiencia absolutamente negativa. Cena en las fiestas patronales: mal la comida y peor atención.

Exigencia de puntualidades exquisita en la reserva, sin embargo al llegar allí tenemos que esperar 20 minutos. Además, exigen pagar la consumición por anticipado. Pero bueno, por ahí pasamos.

Es evidente que hicieron más reservas de las que podían atender y cabían: mesa para 6 en una mesa de 4. Apretadísimos. Desnivel entre las dos mesas (donde, además, iban dos de los platos).

Entrantes aceptables, aunque chocos y setas bastante poco hechas... pero nada comparable con las patatas fritas: tres fuentes tuvieron que venir a la mesa para que llegase una en la que no estuviesen crudas. Churrasco aceptable, criollos absolutamente quemados. Postres bien. Cafés aceptables.

Sorpresa al llegar a pagar, ya que nos cobran 2 de patatas y nos cobran religiosamente los cafés, a pesar de que a una buena parte de la gente del comedor los invitaron (visto por nosotros). Pero lo peor es que se ponen a hacer chistes de lo apretados que estábamos y del desnivel de la mesa.

No todo vale. A mí, allí, no me pillan más. Y desde luego, de recomendar este sitio, NI HABLAR.