Ayer jueves fui con un colega como casi todas las semanas durante el último año. Pedimos una mesa y nos dieron una que había en la terraza, que era la única que al parecer no estaba reservada, porque la terraza estaba bastante llena. Cuando nos estábamos bebiendo nuestra cerveza, el dueño se acercó a nosotros y nos comentó que si queríamos entrar, que estaban dando una charla de cervezas y tal, que la mesa por supuesto nos la guardaban y no se sentaría nadie en ella. Aceptamos la invitación ya que pensamos que era una deferencia que estaban teniendo con nosotros por ser más o menos habituales.

Cuando entramos, efectivamente había un grupo de gente hablando de cervezas, pero a los pocos minutos, el dueño pasó al salón y el camarero que había en barra le dijo "¿estos qué hacen aquí?", y el dueño hizo un gesto despectivo.

Esto me hizo sospechar, así que me levanté y me asomé fuera, y en la mesa que "nos estaban guardando" en la terraza había dos chicas. Avisé al dueño y le dije que esto qué era, que si nos estaban tomando el pelo, y empezó a darme excusas, diciendo que nos estaban reservando otra distinta, que no nos la habían quitado, etc. Logicamente no le creímos, pedimos la cuenta y nos fuimos bastante enfadados.

Si cometieron un error al darnos una mesa que estaba reservada, hubiera sido mejor ir de cara y decírnoslo con sinceridad, y no nos hubiera importado levantarnos e irnos dentro, pero lo que hicieron fue engañarnos y reirse de nosotros, y además no reconocieron su error.

Desde luego no volveremos más. En la plaza de abajo está el Moraima, que también tiene muy buenas cervezas y les dan mil vueltas como personas.