Koldovinia Taberna Vasca es un restaurante que se encuentra en el corazón de Ciudad Lineal, en concreto en la calle Apolo. La premisa de este restaurante es un local gourmet de comida vasca con un toque moderno, aunque en muchos casos se queda corto. El local en sí está bien y es acogedor. Al leer la Karta estábamos dudando entre elegir una serie de platos y, al comentarle a la camarera nuestras dudas, nos dijo que las raciones eran realmente pequeñas y que pidiésemos lo que teníamos pensado ya que con el único plato con el que nos íbamos a llenar era con el KATXOPÓN. Antes de comentar la comida quería elogiar que los platos, si son para compartir, te los ponen en platos individuales para que cada uno tenga su ración; me pareció una idea estupenda que no había visto hasta ahora. Comentar que te ponen al sentarte un plato con aceitunas, mantequilla y picos sin preguntarte y que te cobran (y bien cobrado), lo cual me llamó la atención, sobre todo por las aceitunas. Entrando en materia: el primer plato que pedimos fue el tartar de atún, el cual nos trajeron al segundo de pedirlo, lo cual me hace pensar que ya estaba hecho previamente. La ración era muy pequeña. Estaba bien de sabor. El segundo plato que pedimos fue el BAKALAO. La verdad es que este plato fue una experiencia agridulce. Por un lado, nos sirvieron a cada uno su ración, lo cual es un punto a su favor, y el bacalao estaba fresco. PERO venía acompañado de una salsa amarilla insípida que daba un poco de repelús, lo que estropeaba un poco la experiencia al no saber exactamente qué estabas comiendo. Después pedimos el cachopo el cual fue una decepción. Venía en forma de bola de carne, un mazacote que no tenía mucho sabor. El plato venía acompañado de unas montañitas amarillas de algo que no sabía a nada. Por último, pedimos el tatín de KESO. El helado de tomillo que acompañaba el postre estaba bueno, pero el tatín en sí era muy fuerte y salado. Las tres pizquitas que acompañaban el plato de mermelada sobran. Como nota final comentar que si reservas mesa a través de su página web te harán un 20% de descuento en los...
Read moreComo nosotros somos de Bilbao, siempre nos despiertan cierta curiosidad los restaurantes que dicen ser "vascos" y están en otras localidades. Reservamos aquí por las buenas críticas que habíamos leído, y verdaderamente ha sido un acierto. Lejos de los platos típicos vascos, contundentes y de cantidades abrumadoras, este restaurante Koldovinia ha acertado en la mezcla entre los sabores y calidades de productos del Norte con una esmerada presentación y toques de otras cocinas más exóticas. El local no es grande, y le han sacado todo el partido que han podido al espacio, sin resultar amplio el espacio entre mesas, pero tampoco agobiante. Se lo pusimos complicado porque fuimos con un carrito de bebé y una persona en silla de ruedas...... Los camareros se esmeraron en ayudarnos a pasar y sentarnos con tanto "vehículo", y fueron muy eficientes. Amables y correctos durante toda la comida. Quizá hemos echado de menos un mantel y servilletas de tela..... La vajilla original, colorida y agradable. Un detalle estupendo: Nos han cambiado hasta tres veces los platos y cubiertos durante la comida. Esta es una práctica que siempre se agradece y resulta muy acertada cuando cambias de sabores. La carta de platos, corta pero muy atractiva. Lo de escribir todo con "k" tiene su gracia. La carta de vinos, extensa, muy completa, pero en mi opinión subidita de precios. Nos apetecía probar diferentes cosas, y a poder ser distintas de lo que solemos comer por aquí, así que pedimos varios platos, algunos fuera de carta, y todos para compartir. Los que más me gustaron: Habitas fritas kon jamón, Lasaña de txangurro y hortalizas, Mollejas de ternera?, Rabo ( en bolita ) y Bakalao al pil pil. Todo realmente sabroso, bien preparado y bien presentado. Todo en su punto. Pedimos de postre el Tatín de Idiazabal, que para mi gusto es un poco fuerte, y la Tarta de tres Txokolates, muy rica. En resumen. Nos ha sorprendido muy gratamente esta Taberna Vasca, con muy cuidadas elaboraciones, sabores fantásticos, presentaciones esmeradas, mezclas originales y muy buena calidad de materia prima. Para volver y...
Read moreFuimos dos, habiendo leído bastantes críticas, la mayoría positivas.
El local está decorado acorde a lo que es, una sidrería vasca. El “famoso” patio cerrado cuenta con multitud de estufas y aire acondicionado caliente. Hace incluso calor. En conjunto todo muy habitual. Te ponen un salvamanteles y cubiertos con servilletas de papel. De entrada se echa de menos un mantel y servilletas de tela, sobre todo por el precio que pagas; de eso más adelante. Atención correcta; amable sin alardes de simpatía.
Vaya por delante que la comida está muy buena, sin peros. Para mí como plato estrella, la lasaña de centollo. Extraordinaria. Puro sabor. Y como postre la tarta de Ideazábal, diferente, sorprendente y también puro sabor. Claro que todos los platos son bastante escasos. No termino de entender de la restauración en general, que darle una vuelta a la cocina tradicional en sabor, presentación y texturas tenga que ir necesariamente de la mano de platos muy escasos en cantidad. Platos entre 17 y 26 € euros (más o menos), cada uno que en sí mismo no indica que el restaurante sea caro, pero la cantidad escasa si hace que sea caro. No se pide salir “rodando” pero tampoco quedarte con las ganas de sabores ricos e intensos.
Carta de vinos muy correcta, extensa. Pero de nuevo, volvemos a la misma tendencia actual. Los restauradores conseguirán que se pida muy poco vino. No puede ser que por una botella te cobren incluso más de tres veces el precio en supermercado cuando sólo hay que almacenarlo y abrir un corcho; el beneficio del local es abusivo. Vinos de 20 € pero muchos más que pasan de 40, 60…Pero es que el de 60 € vale 1/3 en tienda.
En resumen, excelentes sabores, presentación en plato cuidada, servicio correcto sin más, ambiente y presentación de mesas algo escasa, no llega a la corrección. Relación...
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