Nuestra experiencia en este restaurante fue muy decepcionante. Llegamos sobre las 22:00 y tardaron más de 20 minutos en atendernos, pese a que llamamos al camarero varias veces mientras pasaba delante de nosotros ignorándonos. Finalmente, otro camarero desde dentro del local sí nos atendió.
Pedimos 6 cigalas a la plancha para compartir y nos sirvieron solo 5. Pensamos que habría sido un error y no dijimos nada en el momento, pero al pagar la cuenta vimos que nos estaban cobrando 6 cigalas (41 €) cuando realmente nos sirvieron 5. Al reclamarlo, insistieron en que nos habían puesto 6, cosa que no fue cierta.
Además:
No nos ofrecieron bebidas ni postre, tuvimos que pedirlos nosotros expresamente.
La cuenta tardaron bastante en traerla.
La atención en general fue muy deficiente.
La calidad de la comida tampoco estuvo a la altura: las cigalas estaban poco hechas, algunas cabezas crudas.
En resumen: mal servicio, mala atención, confusión en la cuenta y comida que deja mucho que desear. No volveremos y no lo recomiendo...
Read moreEstuvimos cenando anoche (viernes noche, 2 adultos y una niña de 10 años), llamé para reservar sólo unos minutos antes pero ya estaba todo reservado (normal), aun así nos buscaron una mesa alta en la terraza con capacidad para 4 personas ampliamente. Fuimos atendidos nada más llegar, no esperamos nada, a pesar de que tanto dentro del local como en la terraza estaba todo ocupado. Pedimos para compartir gamba plancha (a mi me encantó, aunque a mi mujer le pareció poco hecha. Yo creo que hay que comerla así), boquerones fritos, salmonetes y croquetas de jamón (exquisitas, de hecho repetimos porque la pequeña no nos dejó ni probarlas). Todo perfectamente frito, en el momento, sin exceso de aceite, crujiente por fuera, sabroso por dentro. Fue la primera vez que fuimos y sin duda repetiremos. Nos atendió amablemente Juan Carlos (que paciencia tiene el pobre...) de forma correcta y educada y también 2 camareras ambas más jóvenes y también muy...
Read moreDurante años, Bar Diamante fue sinónimo de calidad y atención. Pero algo ha cambiado, y no para bien.
El trato del nuevo personal deja mucho que desear: formas secas, poco amables, y cero sensibilidad al comunicar que cerraban cocina. La comida ya no tiene la calidad de antes, y el servicio fue sorprendentemente descuidado: platos lanzados a la mesa, sin ofrecer postre ni opciones sin gluten (que eran parte esencial del lugar).
Lo más curioso fue el contraste: mientras a nosotros nos trataban con desgana, a una mesa vecina —más ruidosa y consumista— no les faltó una sola sonrisa.
No nos ofrecieron postre y de apresuraron en retirar cada plato según terminábamos de comer. No es agradable tener el pan listo para mojar la salsa que quedaba y que te lo quiten en tus narices.
En resumen, el alma del sitio se ha perdido. El Diamante ya no brilla. Y, honestamente, ya no vale...
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