Hoy no queda nada de aquel Emboka de hace un año. ¿Volverá a ser el mismo?
Hacía unos meses desde la última vez que disfrutamos de Emboka. Cuando llegamos el ambiente era distinto, a Emboka le faltaba algo. Preguntamos por Carlos y David, pero nos dijeron que ya no trabajaban allí. Tampoco estaba Simón al frente de la sala ni Nuria dirigiendo la cocina. Nos dijeron que Simón estaba de formación sin fecha de regreso y que Nuria estaba pero no estaba. Todo muy misterioso. La carta aparecía un poco ‘mermada’ y nos explicaron que estaba en proceso de reconstrucción, de manera que variaba casi a diario. El ambiente era poco animado, nada que ver con Emboka by Simón, cuyo nombre ha desarecido y en su lugar surge un Emboka 2.0.
Pedimos el tartar de tomate con encurtidos y en lugar del tartar salió un plato con rodajas de tomate coronado con tomates Cherry que procedía de una cámara y claramente llevaba horas preparado, por lo que lo devolvimos a la cocina. Las algas crujientes sí eran las que habitualmente tomábamos, aunque claramente afectadas por la reduflacción y con un precio bastante superior.
Las croquetas de gamba roja han desaparecido y sólo quedan las de jamón, o ‘unas’ de jamón ya que no tienen nada que ver con las anteriores, con una bechamel de sabor un poco agrio. El emboka de calamares no tiene nada que ver con el que sigue apareciendo fotografiado en la carta, con un pan bao blanco en lugar del original y unos chopitos rebozados al estilo freiduría al por mayor que sustituye a las pequeñas y finas anillas de calamar con un fino rebozado.
También nos animamos con el taco de bacalao sobre fideos de calamar por unos 25 euros. El plato estaba salpicado de salsas de colores de insípido sabor, muy a lo aficionado, los fideos de calamar estaban fríos -posiblemente llevaban horas preparados- y el taco -este de buena textura- que los coronaba parecía haber sido calentado al vapor.
El Emboka sin Simón que no pudimos disfrutar había sustituido el agua mineral embotellada por agua del grifo microfiltrada por 2,50 euros y sólo les quedaba cerveza de barril Heineken y los otros 2 grifos estaban inservibles, quedando el socorro de la embotellada; el pequeño aperitivo con el que se solía hacer boca al principio también se había caído del servicio del establecimiento.
Visto lo visto y consumido lo probado, preferimos no seguir pidiendo platos y pedir la cuenta, saltándonos el postre y el café.
Los profesionales que atendían la sala lo hacían con empeño y dedicación, no sin un halo de desazón, intentando justificar lo ocurrido con un período de cambio y transición, con "una carta que está en contina construcción" y con "platos que aparecen y desaparecen según el día", pero el caso es que Emboka estaba al 40% de su capacidad en plena Navidad. Algo está pasando y, por el momento,...
Read moreDESAGRADABLE, ESTUVIMOS INCÓMODOS Y NO VALE LA PENA POR LO QUE NOS COSTÓ POR CABEZA. Mi experiencia y la de mi novio en este restaurante no fue nada agradable. La comida no estaba mal, pero desde luego no para 64€ que nos gastamos entre los 2, encima no somos muy comedores, hemos comido en mejores sitios con más calidad y cantidad y mucho menos precio. En primer lugar el camarero nos sirvió un pan que no habíamos pedido, no dijimos nada porque pensamos que seria un detalle de la casa y al ser pan pues tampoco nos importó mucho. Resulta que el pan valía 3,50 y era un plato de la carta. Cuando pedimos los platoa, el camarero nos sugirió unos platos que no estaban en carta para que pidiéramos alguno más además de lo que habíamos pedido, ya que nos dijo que nos quedaríamos con hambre. Y eso hicimos, pedimos uno de los que nos dijo. Pues eran más caros que todos los que había en la carta. Acabamos llenos y sobrándonos comida cuando el camarero nos hizo pensar lo contrario y encima de que no cenamos nada agusto nos clavaron bien. Además dijimos que nos trajeran la cuenta, tardaron media hora y nos preguntó el camarero que si queríamos postre, cuando llevábamos esperando la cuenta un buen rato. Nos fuimos muy disgustados ya que nos sentimos un poco estafados, hay que pedir mucho ya que los platos son enanos y encima aún pedimos más de lo que nos podíamos comer (por culpa del camarero), y no estuvimos agusto ya que fue una constante sensación mientras cenábamos de estar queriendo cobrarnos de más y meternos todos los platos que podían, estuvimos muy incómodos. No sé si al ver que éramos jóvenes y de fuera (Valencia) pensarían en timarnos un poco y sacarnos dinero, desde luego NO LO RECOMENDAMOS EN ABSOLUTO Y NO VOLVEREMOS. No es que sea excesivamente caro y la comida no está mal, pero muy lejos de valer la pena por 32€ por cabeza y encima de eso, lo incómodos que estuvimos, nos amargó un...
Read moreNo es la primera vez que me siento en esas mesas y cada vez van a mejor. Empezamos por la facilidad a la hora de realizar la reserva, vía whatsapp. Nos propusieron la opción de elegir entre dos opciones de menú cerrado para adultos y un menú para niños. Los niños hamburguesa con croquetas y patatas frítas, me pareció muy normal y a un precio muy razonable, hasta que lo probé; una hamburguesa espectacular en sabor y tamaño hecha como a la parrilla (en el plato, con lo que se la comieron fenomenal) las croquetas muy suaves y sabrosísimas, por no hablar de patatas fritas en rodaja muy finas y muy ricas. Los niños devoraron los platos y apenas nos dejaron algo de las croquetas como "sobras", algo que agradecimos, estaban riquísimas. En cuanto a nosotros, nos decantamos por el menú que incluía ensalada de burrata, algas crujientes (Siempre que voy las pido), Gyozas, croquetas, emboka calamar (calamares fritos en pan bao), unos langostinos rebozados al estilo caballito, pero muy finos y sin tanta masa. Para terminar, canelón de pato o caldero. Tuve la suerte de compartir con mi mujer y ambos probamos los dos platos. Sinceramente no se cual de los dos quedarme, el canelón estaba muy bien presentado, muy fino y sabroso. EL Caldero muy rico, con su lomo de pescado presidiendo el plato y con un ajo muy suave. Finalmente torrija con helado y nuestro café. Cada plato a su tiempo y muy bien enlazados el anterior con el siguiente. Todo ello en la terraza, disfrutando de las buenas temperaturas que nos ofrece nuestra ciudad y muy bien atendidos por nuestro camarero que tuvo mucho paciencia hasta la llegada de todos los comensales. Todos coincidimos en lo bien que habíamos comido en calidad, cantidad y precio, al fin y al cabo, es lo que uno busca y si a eso le añades buen trato, pues te hace mirar el calendario y pensar en otra ocasión para...
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