Una experiencia bastante mala, y no por la comida, sino por el trato de los camareros. Llegamos y cogimos una mesa de pie porque era lo que había libre. En cuanto se quedó una mesa para sentarnos nos cambiamos y se lo comentamos a la camarera, la cual lo único que nos dijo que al ser dos mesas nos las iban a separar con una mala cara y muy malas formas, aún así aceptamos siendo 4 personas, sentarnos en una mesa pequeña. Una vez que tenemos todos los platos y bebidas colocados en la nueva mesa, llega un camarero y nos dice que hay lista de espera para sentarse que nosotros no podemos sentarnos porque no habíamos avisado de que queríamos comer(de nuevo con malas caras y malas formas), por lo que aceptamos levantarnos a pesar de que nunca nos había pasado esto. Cuando volvemos a la mesa de pie, nos damos cuenta que la mesa sigue vacía y no tienen ni el detalle de avisarnos ni de dejarnos sentar. Me parece de ser muy poco profesional, además de ser un mal educado tanto el camarero como la camarera. Sin duda me encargaré de que los míos no vuelvan. Además de eso, pedimos una sepia que creo que es bastante cara y dejaba mucho que desear, muy dura y encima super aceitosa.