Zuerst das Positive. Der Blick ist wirklich super und da gibt es auch nichts zu meckern. Man sitzt fast direkt am Meer und kann den Sonnenuntergang beobachten. Das war es leider auch schon. Wir haben uns aufgrund der teils guten Bewertungen und des Ausblicks, für das Playa Hostal entschieden. Um das Ganze kurz zu gestalten... Der Service war nett, aber extrem unorganisiert. Bestellungen wurden teilweise vergessen oder zeitlich unpassend ausgeführt (der Hauptgang kam kurz nach der Vorspeise und wir waren noch gar nicht fertig). Wir hatten den Eindruck, daß die Bedienungen nicht lange genug dort arbeiten würden um alles in den Griff bekommen zu können. Aber das ist nur eine Vermutung zugunsten der Bedienungen. Desweiteren sind die Preise wirklich mit am höchsten in Colònia. Fast jeder Fisch kostete mehr als in anderen Restaurants und das nicht nur um ein paar Euro. Einzig zu empfehlen sind die Pimientos de Padron, die sowohl preislich (9 €) als auch geschmacklich überzeugen konnten. Der Tomate/Thunfisch Salat war einfach nur eine Frechheit. Ich habe noch nie erlebt, daß eine dicke Tomate, in 5 Stücke geschnitten, mit einer Dose Thunfisch garniert und ein paar Zwiebeln, 12 Euro kostet. Außerdem war dieser "Salat" nicht mal angemacht. Kosten in der Herstellung vielleicht 1-2 Euro und das konnte man sogar schmecken. Als Hauptgang gab es für mich die Calamari frita, die so ledrig und zäh waren, daß ich mein Gericht nicht essen wollte. Für ein Gericht, das 16,5 € kostet und dann sogar mit 20 € abgerechnet wird, eine absolute Frechheit. Das Somillo de ternera (Rinderfilet) kann man schnell abfertigen mit "eine glatte Lüge"! Es war einfach keins. Kein Rinderfilet der Welt hat so viele Knorpel, Sehnen und Flachsen. Außerdem wurde es medium bestellt und kam rare - nach Reklamation wurde es in der Mitte durchgeschnitten und nochmals angebraten (so hätte es selbst bei guter Qualität nicht richtig schmecken können). Das Fazit ist, auch bei einem wirklich tollen Blick, bietet sich dieses Restaurant nur dazu an, dort etwas zu trinken und maximal pimientos de padron und paella (bei der man ja nicht viel falsch machen kann) zu essen. Wir haben seit Jahren nicht mehr so schlecht und zu so überhöhten Preisen gegessen. Als Sahnehäubchen gab es abends auch noch einige Stechmücken. Es war einfach...
Read moreDice un refrán " cría fama y échate a dormir ", pues algo así ocurre con este lugar, a pesar de que, como respuesta a las críticas digan que tienen toda la clientela que quieren. si no asumen que hay aspectos que pueden mejorar es cuestión de tiempo de que las cosas empiecen a cambiar. El restaurante está situado en un precioso lugar de la Colonia de Sa Jordi y ahí está el todo. La mayoría de las mesas están en terrazas más o menos cubiertas con toldos, lo que hace que en pleno verano y con ola de calor, el escaso aire marino de medio día no sea suficiente. Presenciamos como una mesa pedía un ventilador y la persona encargada le decía a la camarera - dales el nuestro, pero no hay ninguno más ( dicho todo con absoluto gesto de fastidio ). El local se llenó, había grupos numerosos de familias y, en todas las mesas no quedó más remedio que emplear los abanicos que algunos llevaban ante el excesivo calor. No puede ser tan difícil poner ventiladores en altura sobre las mismas columnas y mejorar, de esta forma, el ambiente de toda la zona. En cuanto a la comida, adjunto ticket del importe, 57,40€ por persona que hablan por si solos y que como en cualquier restaurante, si hubiera sido algo magnífico nos parecería un precio adecuado, pero no lo fue. Sabores y presentación muy simples, rodaballo acompañado de unas patatas fritas sin más y una ensalada de tomate. Las almejas bañadas en aceite y las croquetas de bacalao que, quiero creer que eran caseras, aunque ni en el sabor ni la forma lo parecían. Por último comentar que sería de agradecer que cambiaran el cubierto del primero al segundo plato, en un restaurante sencillo sabes que no hay esa costumbre, pero aquí, que no se tienen por ello, no debería tener que pedirlo el cliente. Me consta que es un restaurante emblemático en la zona, tanto para los muchos mallorquines que veranean en la Colonia, como para los que hacemos más kilómetros para llegar hasta allí, es un restaurante al que durante años hemos acudido por la ubicación y la cocina, de correcta elaboración y precio razonable. Sería una lástima que...
Read moreEl paraíso comienza en un lugar llamado Hostal Playa y acaba en los confines del litoral arenoso que lo circunda.||Situado frente a una pequeña y tranquila cala, en un tramo rocoso de costa a cuyos lados se extienden las mejores playas del Mediterráneo, el Hostal Playa nos permite vivir una experiencia más allá de lo convencional.||Una antigua casa mallorquina que conserva todo el estilo del pasado, con paredes repletas de cerámicas y pinturas, crean una atmósfera muy diferente a la de otros alojamientos masificados.||En este Hostal pasaremos unas vacaciones con todo el sabor de antaño, sin renunciar a las comodidades del presente, cuando todo estaba hecho a la medida del hombre. Sin necesidad de mayores lujos, porque el buen gusto es aquí innato, se ha transmitido desde generaciones. Francisca, Vicente (más conocido por Camacho) y sus hijos Carmen y Juan, son el alma mater que consigue preservar intacto el espíritu de este lugar.||Las cuatro habitaciones con vistas a Cala Galiota nos permitirán sentir el mismo mar por el que navegaron griegos, romanos o fenicios y dormir profundamente arrullados por el leve rumor del agua acariciando la cercana orilla de rocas, algas y arena.||Desayunar en la terraza, frente al islote "Corberana", con la línea del horizonte sobre el perfil de la pared blanca, entre geráneos y caracolas de mar, nos depara una de las más exquisitas y reconfortantes sensaciones, lejos del estruendo de vajillas y voces altisonantes.||Si entramos en las consideraciones gastronómicas del desayuno, éstas podrían resumirse bajo el lema: "Desayuno de 5 estrellas en un hostal de 2". Dejamos a los futuros clientes la sorpresa que encierran estas palabras.||El trato familiar y atento, conjuga la mejor profesionalidad con la cercanía y ello contribuye a que de nuestra estancia recordemos no solo paisajes, sino también personas.||Mientras un velero se desliza silencioso sobre la línea del horizonte, recordamos aquella leyenda que pudimos leer en un búnker de una de la Playa d´es Trenc: "Dulce es vivir, ver y sentir" , palabras que cobran aquí toda...
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