La Puerta Nueva se inscribe en las reformas urbanísticas realizadas en Braga por el arzobispo don Diego de Sousa (1505-1532), quien abrió la calle que hoy lleva su nombre, esta puerta en la antigua muralla fernandina –por el rey Fernando I (1367-1383)–, a la que pertenece la torre próxima, y también la actual Praza Velha, destinada entonces al mercado de pescado. La apertura de esta calle, que continúa hacia el oeste la «do Souto» –documentada desde 1210–, hará de este eje el más importante de la ciudad amurallada. La puerta fue completamente remozada por el arzobispo don Gaspar de Braganza en 1772, recibiendo su aspecto actual. La puerta, probablemente diseñada por André Soares, recibe el tratamiento de un arco de triunfo que, hacia el exterior, presiden el escudo del arzobispo don Gaspar y una estatua que representa a Braga; ésta procede del edificio de las Arcadas, que estaba reformándose con la construcción de la iglesia da Lapa. La parte que da a la ciudad está presidida por una imagen de Nª Sra. de Nazaret, tal vez el único elemento que subsiste de la puerta del siglo XVI.