Indica José Ramón Mélida que es el templo cristiano de más antigua fundación en la ciudad, pues se completó entre los siglos XV y XVI sobre una construcción del siglo XIII de maneras mudéjares y techo de madera.
El 3 de junio de 1931 la iglesia fue declarada Monumento Histórico Artístico. En 1957 obtuvo la dignidad de concatedral de la diócesis de Coria-Cáceres siendo su Obispo Manuel Llopis Ivorra, que desde entonces comparte con la catedral de Coria.
Es una fábrica realizada completamente con sillares de granito, a la que se accede por el exterior a través de dos portadas góticas. La más destacable es la del lado del evangelio, frente al palacio episcopal: se enmarca en una estructura de arco apuntado con finas arquivoltas, dentro del cual hay en la parte superior un tímpano desnudo de ornatos y en la inferior una doble puerta rectangular de madera, con los dos vanos separados por un parteluz, en el cual hay una ménsula que sostiene una escultura de la Virgen con Niño.
La portada de los pies es más sencilla, albergando dentro del abocinamiento una simple puerta que se enmarca en el arco apuntado, si bien aquí son más destacables los capiteles de las jambas, decorados con figuras animales y vegetales. Ambas portadas se insertan en cuerpos de construcción salientes, cuyas cornisas están sustentadas por canecillos. Aparte de estas dos portadas, pocos accidentes quitan monotonía a los muros exteriores de la fábrica, salvo recios estribos, varias ventanas de medio punto o apuntadas y el ojo de buey que preside el imafronte; en este aspecto, destaca la extraña disposición de las tres ventanas superiores del muro del evangelio, pues la central está cortada por el cuerpo saliente de la portada.
La estructura de la concatedral se completa con varias capillas. La citada estructura irregular del lado de la epístola se debe principalmente a que este lado alberga las dos principales: la capilla del Santísimo Sacramento y la capilla de los Blázquez. La del Santísimo Sacramento o del Sagrario, en el cuarto tramo, es la citada nave rectangular que se extiende sobre el patio, y a la que se accede a través de la histórica portada lateral. Fue construida entre 1967 y 1968 para adaptar el antiguo templo parroquial a su nueva función de concatedral, y en gran parte pagada por el obispo Manuel Llopis Ivorra, que se halla enterrado junto a la mesa de altar. El arquitecto Joaquín Silos diseñó este espacio. La nave está cubierta con bóveda de crucería y en su cabecera alberga un retablo del siglo XVIII. Fue diseñada para que los vecinos del entorno siguieran reuniéndose comunitariamente en misa pese a la desaparición de su parroquia, pues su aspecto se asemeja al de una pequeña ermita, donde se pueden oficiar eucaristías al margen de las del templo concatedralicio. Actualmente es un lugar de peregrinaje para visitar la tumba del obispo Llopis, considerado uno de los principales impulsores de la urbanización de la...
Read moreRealizada completamente con sillares de granito, su estilo se puede considerar románico de transición al gótico. Tiene dos portadas góticas, la del Evangelio, frente al palacio Episcopal, con finas arquivoltas y una imagen moderna de la Virgen en el tímpano, y la portada principal, en los pies, en la que destaca el escudo de Orellana y los canecillos románicos de la cornisa. La iglesia tiene una sola torre, renacentista de tres cuerpos y planta rectangular, coronada por cuatro flameros donde ahora asientan nidos de cigüeñas; fue realizada entre 1554 y 1559 por Pedro de Ibarra. En la esquina oeste de esta torre se halla adosada una estatua de San Pedro de Alcántara ejecutada en 1954 por el escultor extremeño Enrique Pérez Comendador. El templo es de amplias dimensiones y gruesos muros. Con casi idéntica altura, las bóvedas son de crucería gótica; sus claves y entrecruzamientos lucen todo un catálogo de escudos y símbolos heráldicos de las principales familias de la nobleza cacereña. La capilla de los Blázquez o del Santísimo Cristo contiene la talla del Cristo Negro de Cáceres, un crucifijo gótico del siglo XIV proveniente de un convento adyacente a la iglesia, ya desaparecido. También destacan la capilla de Santa Ana, de 1446, y la de San Miguel, de 1551, con artística reja decorada con escudos nobiliarios y un retablo barroco. Dentro de todo el conjunto sobresale el retablo mayor plateresco, realizado de 1547 a 1551 por Guillén Ferrant y Roque Balduque en pino de Flandes y cedro sin policromar, al estilo extremeño. Está dividido en tres cuerpos y cinco calles, con esculturas en alto relieve y figuras intermedias completas de los apóstoles; la calle central muestra motivos relacionados con la Virgen y con la infancia y pasión de Jesús. La talla más importante es la Asunción de la Virgen, en el centro del segundo cuerpo. La sacristía destaca por la portada plateresca de Alonso de Torralba, realizada en 1527. Alberga el Museo de la Concatedral, con piezas litúrgicas y obras en plata de la región, pinturas religiosas, así como el sepulcro de Francisco de Godoy, capitán de Pizarro. En la tribuna a los pies de la nave central se encuentra un órgano de 1703 fabricado por Manuel de la Viña (Manuel de la Viña me fezit, anno de 1703), que fue reformado en 1973 por la empresa Orgamusik. Este instrumento en la actualidad cuenta con 27 registros sonantes en dos teclados y pedal. El 3 de junio de 1931 la iglesia fue declarada Monumento Histórico Artístico. En 1957 obtuvo la dignidad de concatedral de la diócesis de Coria-Cáceres siendo su Obispo Manuel Llopis Ivorra, que desde entonces comparte con la Catedral de Coria....
Read moreSoy de Cáceres y por desgracia trabajo fuera aunque tenga casa allí y vaya casi todos los fines de semana. Me parece penoso tener que pagar para entrar en Santa María. Pero más penoso es no poder enseñar la iglesia a las visitas que traigo a la ciudad sin pago previo de la cantidad excesiva de 6€. Considero adecuado tener la opción de pagar o no por la audioguía o para subir a la torre o para subir a la primera planta, pero no para entrar a un lugar de fe, a la Iglesia. Me ha dado muchísima vergüenza ajena. La chica que nos ha atendido, muy maleducada, ya que estaba cansada, lógico, que todo el mundo se quejara de lo mismo. No es de recibo que comentara que ella es de Mérida y que tiene que pagar en sus monumentos y que Cáceres qué tiene, que aparte del turismo no tiene nada, ni funcionarios. Que flaco favor hago a mi tierra si aconsejo a mis amistades no pagar sólo por entrar. Aluciné.... Y repito. Por el trabajo añadido que se ofrece (La audioguía) sí es para pagarlo, pero no por el solo hecho de entrar. Sé que este comentario no irá a ninguna parte ya que, aun con las reseñas negativas a esta práctica, se sigue subiendo el precio de la entrada año tras año. Me supongo que su contestación será “gracias por haber dejado su comentario. Nos esforzamos mucho por logar que cada experiencia del visitante sea disfrutable y lamentamos el no haber sido capaces de alcanzar sus expectativas con la visita. Puede ir en horario de misa y mirar desde una de las capillas. Saludos cordiales." pasen y vean y si no, pues...
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