La capilla de Luis de Lucena, originalmente llamada de Nuestra Señora de los Ángeles o de los Urbina, es una capilla situada en Guadalajara (España). Fue mandada construir a mediados del siglo XVI por el humanista Luis de Lucena y, en origen, estaba unida a la iglesia de San Miguel hasta su demolición en 1887, momento en que la capilla quedó como edificio aislado. En la segunda década del siglo XX, después de haber sido adquirida por el Estado, fue restaurada siguiendo el proyecto diseñado por el arquitecto Ricardo Velázquez Bosco. Desde entonces sirvió de almacén de la Comisión Provincial de Monumentos para depósito de obras de arte, piezas artísticas y hallazgos arqueológicos. No obstante, no es hasta finales de siglo cuando es dotada de los necesarios elementos interpretativos para que se expusieran dignamente las yeserías de la capilla de los Orozco, las esculturas yacentes de Juan Sánchez de Oznayo y su mujer, y algunos fragmentos de los sepulcros de los condes de Tendilla. La capilla disfruta de una rica simbología que se desarrolla tanto en sus elementos constructivos como decorativos, cuyo resultado final es un programa estético arriesgado: una licenza manierista, posicionada en la dialéctica abierta entonces sobre la traza, forma y dimensiones del primitivo y desaparecido templo de Salomón. Al exterior tiene un carácter de fortaleza sugerido por los bastiones cilíndricos almenados, su basamento de sillería, la disposición de los ladrillos en el remate –simulando el trenzado de los cestones de zapa–, las aspilleras y las ventanas insertas en un alero de complicada geometría. Además, estas últimas, muestran en el canto de su vierteaguas calizo un salmo davídico. Todos aquellos elementos y el material de construcción, más allá del ejercicio manierista, relacionan este lugar sagrado con las iglesias fortalezas del Mediodía francés, más que con...
Read moreLo mejor de este edificio se encuentra en el interior, destaca los frescos que decoran la bóveda de estilo manierista y las yeserías de estilo mudéjar. El exterior recuerda a una fortaleza medieval, pero construida con ladrillo visto. Lo peor, al igual que sucede con la Iglesia de San Francisco, es el expolio y destrozo que ha sufrido el edificio durante los años, ya que no se puede contemplar todas las yeserías en su totalidad, si fuese así el edificio se convertiría en una joya artística impresionante. No obstante es importante destacar las labores de restauración y conservación que se han realizado en los últimos años, como el sistema de drenaje que evita que la humedad y el moho puedan deteriorar los frescos. La visita es obligada si vas a Guadalajara, ya que se puede ver en menos de 20 minutos, y la calidad de las explicaciones de los guías es muy buena. La planta superior del edificio, a la cual se accede por una angosta escalera de caracol, no tiene...
Read moreIncreíble capilla situada en Guadalajara. Muy pequeña, originariamente unida a la Iglesia de San Miguel, hasta que se quedó sola en 1887. Construida en el Siglo XVI por Luis de Lucena, insigne humanista que, impresionado por los frescos de la Capilla Sixtina del gran Miguel Ángel Bounaroti, decidió hacer algo parecido en esta capilla. Su disposición es del estilo del que fue Templo de Salomón. Como decía, a imagen y semejanza del genio de Miguel Ángel, encargó pintar las bóvedas de la capilla, de frescos que cuentan el Antiguo Testamento, en especial, los libros del Éxodo y Deuteronomio, contando la historia de Moisés y los Reyes. Las pinturas se atribuyen a Rómulo Cincinato. El mecenas, Luis de Lucena, nunca pudo ver terminado su sueño de las bóvedas pintadas, pues falleció antes de terminarse. Merece la...
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