La Torre de San Bernardo se encuentra en la parte más alta de la población, esquina de la plaza de la Paz, en la localidad de Haro, en La Rioja, y formaba parte de la Muralla urbana de Haro.
En el siglo XV fue utilizada como prisión y en el siglo siguiente el concejo decidió cederla para uso particular al doctor Rabanera, quedando en manos privadas hasta el siglo XX.
El uso de la torre como vivienda promovió su transformación, ampliando su espacio y comunicándolo con otro edificio contiguo, del que se conserva la puerta barroca, entre el torreón y la puerta de San Bernardo, perteneciente a la muralla.
En 1559 no debía estar en buen estado porque el concejo de la villa lo cedió al Dr. Cristobal de Rabanera-Tejada con la obligación de repararla y de construir un pasadizo que pusiera en comunicación dicha torre con sus casas.
En 1751 Juan Antonio de Almazar Lasarte obtiene licencia para hacer obras de ampliación y reparación de cubiertas. La torre perteneció a esta última familia durante mucho tiempo.
Se trata de la única torre que se conserva de la muralla de Har, y defendía la puerta de San Bernardo.
La torre es una edificación de planta cuadrada de 5 alturas (planta baja y cuatro pisos), construida con aparejo de sillarejo y sillares de arenisca en las esquinas de la fachada sur. Desde el siglo XVI ha venido sufriendo modificaciones que han alterado su aspecto original.
Está rematada por un matacán con ménsulas labradas y unidas por arquillos de medio punto, añadidos en su mayor parte en la última restauración.
En la última restauración también se transformó la cubierta, levantándose un nuevo cuerpo con cristalera sobre la línea del matacán, así como el interior, que se encontraba en estado ruinoso, y que actualmente alberga la sección de arte contemporáneo del Museo de la Rioja. Construida en sillería.
Se encuentra en buen estado de conservación, ha sido restaurada y actualmente alberga el museo contemporáneo...
Read moreEl Torreón es un lugar que merece la visita tanto por el edificio como por sus exposiciones. El vestíbulo es amplio y luminoso; cuando fui, albergaba Barro, Fuego y Alma, de Rafa Pérez, ceramista local, con piezas curiosas (destaco una composición pictórica junto a la entrada). Las escaleras de alabastro que suben a las plantas superiores me recordaron a la iglesia de la abadía de Cañas; preciosas, igual que la escalera de caracol que lleva al mirador de la azotea, desde donde se disfrutan vistas espectaculares de los viñedos, la Sierra de Cantabria y la plaza de Haro. Arriba, la exposición fotográfica La morada de las nieves. En el techo del mundo de Fernando Ezquerro mostraba paisajes y retratos impresionantes del Himalaya. Personal muy amable y entrada gratuita. Una joya cultural en Haro que combina historia, arte y...
Read moreEstuvimos el día 6 de mayo a las 11:30 h. No había nngun visitante esperando para pasar.. El recepcionista hablando por teléfono, la Sra. De seguridad hablando con otro señor, amigo parecía. No nos dijeron nada cuando entramos. Debía ser muy importante la conversación telefónica porque ni nos miro ni nos dijo un momento por favor. Al cabo de un rato nos fuimos. No debía haber ningún visitante, pero menos habrá como les atiendan...
Read more