Un parque impecable en prácticamente todos los aspectos. Estéticamente es precioso, teniendo restos de las canalizaciones romanas de agua como la muralla, que conforma uno de los lados del parque. Respecto a servicios, el parque tiene un pequeño parque infantil, adecuadamente puesto a la sombra, bancos y una fuente. Aparte, justo enfrente se pueden encontrar muchos bares, así que gastronómicamente tampoco se queda corto. También hay que mencionar la ubicación del parque respecto a la ciudad, se encuentra justo a Botines y la calle Ancha y Ordoño, dejándolo estupendamente situado. Si se tuviera que poner alguna pega, sería que es relativamente pequeño, así que si por alguna razón mucha gente decide ir, se llenará rápidamente, y por concluir, que la muralla, que suele ser accesible mediante una escaleras se encuentra teóricamente cerrada (había unas vallas y cinta bloqueando las escaleras), a día de escribir esta reseña, se encuentran apartadas, dejando el paso libre.