Solamente el nombre del lugar, una abreviación del original, Vistillas de San Francisco, evoca casticismo y nostalgia, una imaginería y un sentimiento peligrosos, pero muy potentes e inspiradores. Los humildes pies del Santo de Asís pisaron el terreno donde siglos después tantos juerguistas se dieron al baile. Actualmente, este heteróclito conjunto de tres superficies a distintos niveles ya no huele a churros, ni suena a chotis, ni es la pista donde giran parejas enlazadas. Sólo se oyen las voces de los futbolistas aficionados que sudan contentos la camiseta en la pista de hormigón que ocupa gran parte del área rectangular superior, situada al este del parque. Los susurros de la fuente en medio del pequeño estanque contiguo no tienen ninguna posibilidad de prevalecer. La siguiente zona, descendiendo por una breve doble escalinata, alberga un jardín convencional con sus bancos de piedra, sus setos y su fuente circular central. En el extremo oeste aparece una última zona semicircular más baja, en la que se alza la original fuente en honor del bueno de Ramón, madrileño enraizado y vanguardista, que murió en su exilio rioplatense. Su retrato en relieve se encuentra incrustado en una abigarrada escultura que contiene multitud de variopintos objetos y está impúdicamente coronada por el cuerpo broncíneo de una mujer que desafía la fuerza de voluntad o las tendencias masoquistas de los seminaristas que se asoman por las ventanas de sus cuartos. El curvilíneo perímetro occidental del parque está señalado por una especie de pérgola sin flores o columnata techada, realizada en 1945, según reza la inscripción. Es una sencilla pero prometedora construcción que, lamentablemente, en lugar de servir como bonito punto de contemplación de la puesta de sol ("glorieta mirador" la llaman), se ha convertido en campamento, almacén y basurero permanentes para desafortunados eslavos. En una cuestecilla herbosa cerca del irregular perímetro sur, se yergue un poco un insulso y exiguo bloque de piedra rematado por la cabeza de Zuloaga, eibarrés de hondas raíces y obra recia y costumbrista, que no se exiló, porque tenía que retratar al Caudillo en actitud triunfante entre banderas victoriosas. Situada en una esquina de la verja de acceso al parque y junto a la cresta de la Cuesta de los Ciegos, la estatua airosa de La Violetera, petrificada como perpetua precursora de la primavera, nos intenta convencer de que hoyamos territorio cañí. Ni ella, ni los barquilleros, ni los organilleros, ni tantos verbeneros como se daban cita en las Vistillas, ni Gómez de la Serna, ni Ignacio Zuloaga, ni aquellas golondrinas poéticas que colgaban sus nidos en los balcones de la amada, ninguno de ellos volverá para devolver a este madrileñísimo parque el protagonismo escénico que nos han contado que ostentó en un pasado mítico. La verbena ha muerto, viva el botellón. Goodbye schottish, hello reggaetón. Crucemos despaciosamente este retazo casi irreconocible de una época que definió el casticismo madrileño y sigamos nuestro camino hacia el...
Read moreThe garden of Vistillas is on top of the city by the area of the Royal Palace and The viaduct of Segovia in the oldest part of the city. It offers great views over the Segovia street hills and one of the best sunsets of Madrid . It is the heart of the Habsburg Quarter and links with Latina quarter. A very special place to be there at sunset and drink some cañas and tapas on the hood . Casa Sanlucar will be a great stop for tapas and a walk through San Francisco, Plaza de la Paja, plaza de Carros and the Cava Baja are places to get lost! On holidays and every Sunday opens the flea Market , el Rastro, a place to walk, see its atmosphere , get some wines and tapas such as snails , caracoles, or calamares , and hace a wonderful time is a unique experience in...
Read moreJardín de las Vistillas
Denominada de las Vistillas por sus magníficas vistas de la ribera del Manzanares y la Casa de Campo, es, además, lugar de celebración de famosas verbenas y festejos populares. Los días de buen tiempo, este pequeño parque arbolado se llena de terrazas, que se convierten en butacas ideales al aire libre para presenciar una espectacular puesta de sol.
El jardín, de 1,74 hectáreas, fue diseñado en los años 30 y 40 por los arquitectos Fernando García Mercadal (1932) y Manuel Herrero Palacios (1945) que configuraron un primer cuerpo rodeado por un murete, al que se accede por unas escaleras, una zona estancial con árboles, fuente central y señalados macizos con césped, pasos de granito y farolas y un busto de Zuloaga.
Destaca en los jardines la estatua de La Violetera, obra del escultor Santiago de Santiago, que representa a la famosa vedette argentina Celia Gámez (1905-1992).
Los jardines de Las Vistillas o simplemente Las Vistillas son un recoleto parque urbano de la ciudad española de Madrid situado en la cima y laderas del antiguo cerro del campillo de las Vistillas, en un balcón natural delimitado hacia el oeste por el valle del río Manzanares y hacia el norte por el antiguo cauce del arroyo de San Pedro, sobre el cual fue proyectada la calle de Segovia. El límite meridional lo marca la calle del Rosario y el oriental el eje viario formado por la calle de Bailén y la Carrera de San Francisco. Presentan dos tramos bien diferenciados. En su parte septentrional se sitúan la plaza de Gabriel Miró y las zonas ajardinadas trazadas en los terraplenes existentes junto al Viaducto de Segovia. En su parte sur, los jardines reciben el nombre de Parque de la Cornisa, llamado así por estar al borde del barranco al que se asoman las fachadas occidentales de los conjuntos monumentales de la Real Basílica de San Francisco el Grande, la Universidad Eclesiástica San Dámaso y el Seminario...
Read more