Un lloc molt acollidor pero li falta neteja i manteniment. El jardí del Príncep d'Anglona es troba a la plaça de la Palla, a la zona coneguda com a Madrid dels Àustries, concretament al barri de La Latina, un dels principals focus turístics d'aquesta ciutat espanyola. Constitueix una de les escasses mostres de jardins nobiliaris del segle xviii que es conserven a la capital. Pertany a l'Ajuntament de Madrid, que s'encarrega de la gestió, el manteniment i la conservació. La història d'aquest conjunt enjardinat es vincula a la del palau del Príncep d'Anglona, edifici construït cap al 1530 com a residència de Francesc de Vargas, conseller dels Reis Catòlics i de Carles I, si bé el seu aspecte actual correspon a una reforma efectuada al any 1802. El jardí va ser traçat al segle xviii, al costat d'un dels laterals de la casa palatina. Es deu a un disseny de 1761 realitzat per Nicolas Chalmandrier, que va projectar una petita zona d'esbarjo d'estil neoclàssic, amb tocs característics dels jardins hispanoàrabs. Fou objecte d'una transformació a principis del segle xx. Tant el jardí com la casa palatina prenen el seu nom de Pedro d'Alcántara Téllez-Girón i Alfonso-Pimentel, príncep d'Anglona i marquès de Jabalquinto, que va habitar al lloc al segle xix. Un altre dels seus habitants va ser el comte de Benavente. Als dos primers terços del segle xx, el recinte va quedar en l'abandó. El 1978 va passar a mans de l'Ajuntament de Madrid, que té instal·lades diverses dependències municipals a l'interior del palau. Al segle xx, es va procedir a la reconstrucció del conjunt enjardinat per part de l'arquitecte Eduardo Barceló de Torres el 1987, quedant obert al...
Read moreUno de los rincones con más encanto de Madrid. A la entrada un epígrafe nos explica la historia del lugar: El Jardín está ubicado en el casco histórico de Madrid, Tuvo su origen vinculado a la Casa-Palacio, la cual a lo largo de su historia tuvo ilustres propietarios. Entre ellos cabe destacar por su importancia al XI Conde de Benavente, Antonio Alfonso Pimentel y Herrara Ponce de León, que obtuvo la propiedad por el matrimonio con Isabel Francisca de Benavides, hija de los Marqueses de Javalquinto y Villareal. en 1802, se realiza en el Palacio una gran trasformación con el motivo de la adecuación de este para ser la residencia, tras su boda, del XI Marqués de Peñafiel, primogénito de la Casa de Osuna, con María Francisca Beaufort y Toledo. Esto le dará su imagen definitiva, que perdurará hasta nuestros días. El Marqués posteriormente es nombrado X Duque de Osuna, por lo cual abandona la casa, que pasa a su hermano Pedro de Alcántara Téllez-Girón, Principe Anglona y Marqués de Javalquinto; Teniente General de los Reales Ejércitos. En 1872 el Marqués de la Romana compra la casa al heredero del Príncipe Anglona. El Jardín tal y como lo encontramos hoy, fue un encargo de los Marqueses de la Romana a J. De Winthuysen en 1920, Pintor y Diseñador de Jardines. De 1940 a 1978 la Casa-Palacio es alquilada por el Ayuntamiento de Madrid y se convierte en dependencia de la Sección de Estadística y Empadronamiento. En 1978 pasa a titularidad Municipal. En 2002 se...
Read moreEs un jardín insólito en Madrid: dieciochesco, neoclásico y andaluz, y con una diversidad botánica notable para su reducido tamaño: varios aliantos, un plátano de sombra, una acacia de gran porte, una higuera, granados, distintos arbustos y setos de boj. El pavimento de ladrillo aparejado en sardinel se encuentra en muy mal estado, así como las pérgolas con rosales. Este rincón inesperado y apacible es un caso más del maltrato de los bienes públicos por parte de muchos sujetos que no merecen el nombre ni la consideración de ciudadanos, sino de marranos o salvajes (no en el sentido rousseauniano precisamente). Las autoridades municipales tampoco parecen dedicar los recursos humanos y materiales necesarios para el mantenimiento lustroso de un minúsculo espacio público que no les reporta beneficios económicos, ni visibilidad mediática, ni rentabilidad electoral masiva. Es bonito, es gratuito, no suele tener muchos visitantes, los ruidos del tráfico de la calle Segovia no llegan hasta allí, y se encuentra a cien metros de la Capilla del Obispo y a la misma distancia de San Pedro el Viejo. Hay pocas zonas tan tranquilas y evocadoras como ésta en toda la desparramada...
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