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Zero Lab Restaurant - Fine Dining — Restaurant in Jipijapa

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Zero Lab Restaurant - Fine Dining
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Gran Mei Tou
Av. de los Shyris N 43-106, Quito 170513, Ecuador
D La Calle
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Spanes
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Río Coca, e, Quito, Ecuador
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Av. 6 de Diciembre &, Quito 170102, Ecuador
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Zero Lab Restaurant - Fine Dining
EcuadorPichinchaJipijapaZero Lab Restaurant - Fine Dining

Basic Info

Zero Lab Restaurant - Fine Dining

Paris n 43-41 y Emilio zola, Quito 170135, Ecuador
4.5(171)
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Ratings & Description

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attractions: , restaurants: Gran Mei Tou, D La Calle, Spanes, Dumpling Shop By Dlacalle, LAI LAI Chinese Food, El Bolón Marinero, Pizzería Los Primos - Jipijapa, Casa Tom's, Chifa Caxing, Kobe
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+593 97 901 7391
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Al estilo de la franciscana ciudad de quito.
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Tataki de salmón latino / caviar de maracuyá oriental / ajonjolí / pepinillo
Atún Al Estilo Del Huasipungo
Atún rojo big eye / choclo tierno / aguacate / rábano / arroz / ajonjolí/ taxo
Tres Sin Sacar Con Sal Prieta
Tacos montubios de: tortilla de maíz /res / cerdo y pollo mechado / salsa de maní/ aguacate / trozos de maduro
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Gran Mei Tou

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4.3

(815)

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4.6

(276)

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Spanes

Spanes

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Caro EspinosaCaro Espinosa
El día domingo a las 2:00 p.m. celebramos una fecha muy especial, nuestro séptimo aniversario junto a mi pareja, y decidimos hacerlo en Zero Labs. Al llegar, timbramos y tardaron unos 3 a 5 minutos en abrirnos. Desde el inicio, la decoración nos fascinó: elegante, sobria y con mucho estilo. Me encantó. Nos recibieron con una bebida de degustación de la casa y nos asignaron una mesa privada dentro del restaurante. En el lugar destacaban varias conmemoraciones y diplomas obtenidos por los chefs a lo largo de su trayectoria, lo cual hablaba de su experiencia y reconocimiento. La atención de la mesera fue muy buena: siempre pendiente de nosotros y con un trato amable. Optamos por el menú degustación de 11 tiempos. Mi pareja, al momento de hacer la reserva, explicó claramente que yo soy alérgica a los mariscos y a los crustáceos. Al pedir los menús, lo volvimos a recalcar. Sin embargo, en el primer tiempo nos sirvieron una ostra a ambos. Enseguida aclaré que no podía consumirla por mi alergia, y aunque me cambiaron el plato, fue un momento incómodo porque mi pareja ya había recibido su porción y yo tuve que esperar. Eso generó cierta descoordinación también en los tres siguientes tiempos. Otro detalle fue que, aunque indiqué que sí podía consumir pesca, la mesera me comentó que lo mejor sería evitar los platos con pescado debido a la posible contaminación cruzada. Esto me pareció extraño, ya que en un restaurante de alto nivel debería existir un control riguroso para evitar ese tipo de inconvenientes, no debería existir “contaminación cruzada”. Más allá de este malentendido, la experiencia fue realmente muy buena. Los sabores fueron únicos y exquisitos, con propuestas creativas que justifican la fama del lugar. Dos de los platos con mariscos me los reemplazaron: en uno por pollo y en otro por cuy. Ambos estaban ricos, aunque sentí que no tenían la misma categoría que los que le sirvieron a mi pareja. En cuanto a las bebidas, los jugos tenían demasiado hielo, lo cual opacaba un poco su sabor. Para el segundo pedí sin hielo y estuvo mejor. Sobre el cierre, la experiencia sensorial quedó un poco corta para mí: el postre de rosa de chocolate resultó muy similar al postre final que nos sirvieron. Esperaba una propuesta más creativa y elaborada para terminar la degustación. En total, la experiencia duró unas cuatro horas y, a pesar de los detalles, considero que valió mucho la pena. Pros: • Decoración elegante y ambiente privado. • Atención amable y personalizada. • Sabores únicos y deliciosos. • Experiencia prolongada que permite disfrutar sin prisa. Contras: • Falta de coordinación respecto a la alergia mencionada. • Reemplazos de platos no al mismo nivel que los originales. • Demasiado hielo en las bebidas. • Postres poco diferenciados. En conclusión, fue una celebración muy especial, con una propuesta culinaria de gran nivel, aunque con ciertos detalles que podrían mejorar. Entiendo por qué Zero Labs es tan reconocido, me alegra haber vivido esta experiencia y felicito a los chefs por todo su esfuerzo y dedicación.
Mateo SebastiánMateo Sebastián
Este es sitio ideal para una cita romántica o para sorpender a alguien especial para que lo recuerde por siempre. Hace unas semanas visité este lugar y quedé maravillado del nivel de restaurante, comida y servicio que tiene, y me sentí orgulloso que un sitio como este esté en mi país y que represente al Ecuador de tal forma. Es recomendado ir con reserva donde exigen un abono de diez dólares por persona los cuales son consumibles en el establecimiento. Una vez adentro, desde el primer segundo es como transportarse a otro mundo completamente distinto. Los detalles en la decoración son increíbles, lujosos y precisos. Apenas se entra se ve nuestra bella bandera en todo su esplendor, nos dan una pequeña bienvenida y nos dirigen a la mesa. En ese transcurso, se recorre parte del restaurante donde se puede evidenciar su magnífica decoración y acabados de lujo en todo lugar. Las sillas y las mesas son muy espaciosas y cómodas. El menú es súper lindo físicamente y ofrece una variedad de platos que en ningún otro sitio he visto. Cada plato es un viaje a un lugar distinto, lleno de tradición, cultura, sabor y originalidad. Sin lugar a duda, no se puede visitar este lugar sin pedir alguno de sus menús. Yo pedí el menú de cinco tiempos el cuam tiene tres tiempos de sal y dos de dulce, y es increíble la calidad del producto que se pide. Empezando por la explicación de cada plato el cual el mesero dice a detalle mientras te sirve el plato y quedas maravillado por la presentación que es de otro mundo. El servicio es excepcional, todos los meseros son súper atentos, supieron responder todo lo que les pregunté y son increíblemente amables. Definitivamente, aquí se encuentra con platos los cuales tienen tanta originalidad que es imposible encontrarlos en otro sitio. La presentación, el sabor y la calidad de los productos son una cosa de otro mundo. Al finalizar la comida, hicimos el recorrido en el laboratorio y se siente como si fueras chef por un momento. Nos adentramos en la cocina la cual es impecable y pulcra, luego pasamos al laboratorio donde me explicaron cómo se elabora y de dónde proviene algunos ingredientes usados para mi comida. Me hicieron degustar el brandy de la casa y el helado que es elaborado ahí mismo. Sin lugar a dudas, si visitan este lugar es obligatorio recorrer su laboratorio. Como sugerencia, se debería realizar el mismo protocolo para cada mesa que acuda al lugar porque yo fui dos veces y el protocolo no fue el mismo. Por ejemplo, en la segunda visita nos pasaron unas toallitas para las manos envueltas como si fueran quimbolitos y también nos dieron una bebida de cortesía mientras veía el menú, lo cual no pasó en mi primera visita. Eso se debería mejorar implementando la misma experiencia para cada visita, fuera de eso es un lugar impecable y que sin lugar a dudas regresaré y lo recomiendo al 100%.
Gyan Penrose-KafkaGyan Penrose-Kafka
Al llegar a Zero Lab, nos encontramos con un joven que nos acompañó a través de la puerta en una pequeña antes-habitación. Mi primera impresión es que habíamos llegado al lugar equivocado ya que la decoración parecía demasiado formal. Desde allí nos llevaron a lo que parecía ser una pequeña sala de espera, a la que el joven dio sentido al explicar la elección del color y cómo se relacionaba con la historia del pueblo que hablaba quechua del Ecuador. Luego nos llevaron al comedor y nos sentamos en cómodas sillas de respaldo alto en una mesa que era demasiado grande para dos personas. Le pregunté en broma a mi esposa cómo estaba el clima en su lado de la mesa. Había música francesa de la década de 1960 tocando en el fondo, aunque un poco demasiado fuerte. El joven regresó con el menú de bebidas y nos dejó por la cantidad correcta de tiempo. Pedimos nuestras bebidas y luego nos pusimos a trabajar en el menú de comida. Hubo algunas cosas que apelaban a nuestros gustos, pero al final, mi esposa ordenó el lenguado y yo ordené el atún. El joven (valiente, anfitrión y camarero) le trajo a mi esposa su vino, permitiéndole expertamente examinar y probar el vino antes de verter su copa. Luego trajo mi "Old Fashioned" con la botella, pidiéndome que probara la bebida para ver si quería whisky adicional. Mientras disfrutamos de las bebidas, el joven regresó con una olla grande de la que comenzó a sacar lo que dijo que era un tamal envuelto en hoja de plátano. Como alguien que es alérgico al maíz, cortésmente me negué, pero él insinuó que era una broma, y que realmente era una toalla caliente, cocida al vapor en una hoja de plátano. Fue delicioso. Poco después, recogió las toallas y luego llevó un pequeño carro a la mesa. Describió el pan envuelto en hoja de plátano con mantequilla de cocao y chocolate. Calentó el pan encendiendo una pequeña parrilla de carbón en el carro. El pan era delicioso, y un maravilloso comienzo para la comida. Poco después, regresó con una bandeja de condimentos, que se presentó con una pequeña cantidad de vapor de hielo seco para el efecto, y describió los diferentes artículos. Finalmente, se trajeron nuestras comidas, que incluían el plato, pero también un guarnición. El lenguado de mi esposa era un ceviche en una salsa de maní con arroz. Mi atún no era lo que esperaba, estar cubierto de una masa y frito, con una yema de huevo sentada en la parte superior. El atún y el plato de arroz, aguacate y otra yema de huevo eran muy sabrosos. La experiencia, el servicio, las bebidas y la comida fueron de primera categoría. Cuatro bebidas y dos entradas cuestan $146. ¿Valió la pena? Sí y no. La experiencia, la atención y el servicio lo convirtieron en un sí.
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El día domingo a las 2:00 p.m. celebramos una fecha muy especial, nuestro séptimo aniversario junto a mi pareja, y decidimos hacerlo en Zero Labs. Al llegar, timbramos y tardaron unos 3 a 5 minutos en abrirnos. Desde el inicio, la decoración nos fascinó: elegante, sobria y con mucho estilo. Me encantó. Nos recibieron con una bebida de degustación de la casa y nos asignaron una mesa privada dentro del restaurante. En el lugar destacaban varias conmemoraciones y diplomas obtenidos por los chefs a lo largo de su trayectoria, lo cual hablaba de su experiencia y reconocimiento. La atención de la mesera fue muy buena: siempre pendiente de nosotros y con un trato amable. Optamos por el menú degustación de 11 tiempos. Mi pareja, al momento de hacer la reserva, explicó claramente que yo soy alérgica a los mariscos y a los crustáceos. Al pedir los menús, lo volvimos a recalcar. Sin embargo, en el primer tiempo nos sirvieron una ostra a ambos. Enseguida aclaré que no podía consumirla por mi alergia, y aunque me cambiaron el plato, fue un momento incómodo porque mi pareja ya había recibido su porción y yo tuve que esperar. Eso generó cierta descoordinación también en los tres siguientes tiempos. Otro detalle fue que, aunque indiqué que sí podía consumir pesca, la mesera me comentó que lo mejor sería evitar los platos con pescado debido a la posible contaminación cruzada. Esto me pareció extraño, ya que en un restaurante de alto nivel debería existir un control riguroso para evitar ese tipo de inconvenientes, no debería existir “contaminación cruzada”. Más allá de este malentendido, la experiencia fue realmente muy buena. Los sabores fueron únicos y exquisitos, con propuestas creativas que justifican la fama del lugar. Dos de los platos con mariscos me los reemplazaron: en uno por pollo y en otro por cuy. Ambos estaban ricos, aunque sentí que no tenían la misma categoría que los que le sirvieron a mi pareja. En cuanto a las bebidas, los jugos tenían demasiado hielo, lo cual opacaba un poco su sabor. Para el segundo pedí sin hielo y estuvo mejor. Sobre el cierre, la experiencia sensorial quedó un poco corta para mí: el postre de rosa de chocolate resultó muy similar al postre final que nos sirvieron. Esperaba una propuesta más creativa y elaborada para terminar la degustación. En total, la experiencia duró unas cuatro horas y, a pesar de los detalles, considero que valió mucho la pena. Pros: • Decoración elegante y ambiente privado. • Atención amable y personalizada. • Sabores únicos y deliciosos. • Experiencia prolongada que permite disfrutar sin prisa. Contras: • Falta de coordinación respecto a la alergia mencionada. • Reemplazos de platos no al mismo nivel que los originales. • Demasiado hielo en las bebidas. • Postres poco diferenciados. En conclusión, fue una celebración muy especial, con una propuesta culinaria de gran nivel, aunque con ciertos detalles que podrían mejorar. Entiendo por qué Zero Labs es tan reconocido, me alegra haber vivido esta experiencia y felicito a los chefs por todo su esfuerzo y dedicación.
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Reviews of Zero Lab Restaurant - Fine Dining

4.5
(171)
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5.0
2y

Zero Lab Restaurant in Quito, Ecuador is an absolute culinary delight that has left a lasting impression on me. With its rich history and remarkable dining experience, it has become a must-visit destination for food enthusiasts.

The restaurant's history is fascinating. Established in 2010 by renowned chef Eduardo Rodriguez, Zero Lab has since become a pioneer in the Quito dining scene. Chef Rodriguez, with his extensive culinary background, aimed to create a space where innovation and gastronomy meet. Over the years, Zero Lab has evolved into a culinary laboratory, pushing the boundaries of flavor and presentation.

Now, let's talk about the food. Wow! The food at Zero Lab is nothing short of amazing. Every dish that arrived at my table was a masterpiece. The combination of flavors, textures, and presentation was truly exceptional. From the first bite to the last, I was blown away by the creativity and skill of the chefs. The menu offers a fusion of international cuisine with a touch of Ecuadorian influence, resulting in unique and memorable dishes.

The service at Zero Lab is top-notch. The staff is attentive, knowledgeable, and passionate about providing an outstanding dining experience. From the moment I walked in, I was greeted warmly and made to feel right at home. The waitstaff was attentive to my needs, offering insightful recommendations and ensuring that I had everything I needed throughout my meal. Their attention to detail and genuine hospitality made the dining experience even more enjoyable.

The atmosphere at Zero Lab is simply incredible. The restaurant's modern and stylish decor creates a sophisticated yet welcoming ambiance. The lighting is perfectly balanced, setting a relaxed and intimate mood. Whether you're dining with a group of friends or having a romantic dinner for two, Zero Lab provides a comfortable and elegant setting.

I can't emphasize enough how highly I recommend Zero Lab. It is undoubtedly a 5-star dining experience. Every aspect of the restaurant, from the remarkable food to the exceptional service and captivating atmosphere, exceeded my expectations. It is a place I will visit every time I'm in Quito, and I believe everyone who visits this beautiful city should have the pleasure of dining...

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1.0
2y

Would avoid this place in Quito, doesn’t seem other reviews matches the actuality. Went on a Friday night, the restaurant was absolutely empty and we then realised why. The service was extremely slow, after being in the restaurant for 20minutes we were only starting to get water served. We thought that a tasting menu with 11 course would be a nice experience, were advised by our wait staff against it as it can take 3-4 hours… she was right. Food was trying too hard, there was too many ingredients all mashed up together, was impossible to tell what you are actually consuming, saying that not the worst but not what I would classify as fine dining. Throughout the entire night we continued being the only table, very odd for a Friday night which made us realised that perhaps this is not favoured by the locals, just serving as tourist traps with high online reviews but no one actually in the restaurant. The entire ambiance and decor, service and environment felt extremely unfriendly, something that made us feel very uncomfortable. One of us is intolerant to cilantro, the first dish came with a bunch of cilantro, when asked the wait staff, straight to the face said it didn’t have cilantro, turned out to be so wrong… hope they improve, it’s got some potential but they are far cry from the likes of Nuema Restaurant which was an amazing experience...

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4.0
15w

El día domingo a las 2:00 p.m. celebramos una fecha muy especial, nuestro séptimo aniversario junto a mi pareja, y decidimos hacerlo en Zero Labs.

Al llegar, timbramos y tardaron unos 3 a 5 minutos en abrirnos. Desde el inicio, la decoración nos fascinó: elegante, sobria y con mucho estilo. Me encantó. Nos recibieron con una bebida de degustación de la casa y nos asignaron una mesa privada dentro del restaurante. En el lugar destacaban varias conmemoraciones y diplomas obtenidos por los chefs a lo largo de su trayectoria, lo cual hablaba de su experiencia y reconocimiento.

La atención de la mesera fue muy buena: siempre pendiente de nosotros y con un trato amable. Optamos por el menú degustación de 11 tiempos. Mi pareja, al momento de hacer la reserva, explicó claramente que yo soy alérgica a los mariscos y a los crustáceos. Al pedir los menús, lo volvimos a recalcar. Sin embargo, en el primer tiempo nos sirvieron una ostra a ambos. Enseguida aclaré que no podía consumirla por mi alergia, y aunque me cambiaron el plato, fue un momento incómodo porque mi pareja ya había recibido su porción y yo tuve que esperar. Eso generó cierta descoordinación también en los tres siguientes tiempos.

Otro detalle fue que, aunque indiqué que sí podía consumir pesca, la mesera me comentó que lo mejor sería evitar los platos con pescado debido a la posible contaminación cruzada. Esto me pareció extraño, ya que en un restaurante de alto nivel debería existir un control riguroso para evitar ese tipo de inconvenientes, no debería existir “contaminación cruzada”.

Más allá de este malentendido, la experiencia fue realmente muy buena. Los sabores fueron únicos y exquisitos, con propuestas creativas que justifican la fama del lugar. Dos de los platos con mariscos me los reemplazaron: en uno por pollo y en otro por cuy. Ambos estaban ricos, aunque sentí que no tenían la misma categoría que los que le sirvieron a mi pareja.

En cuanto a las bebidas, los jugos tenían demasiado hielo, lo cual opacaba un poco su sabor. Para el segundo pedí sin hielo y estuvo mejor.

Sobre el cierre, la experiencia sensorial quedó un poco corta para mí: el postre de rosa de chocolate resultó muy similar al postre final que nos sirvieron. Esperaba una propuesta más creativa y elaborada para terminar la degustación.

En total, la experiencia duró unas cuatro horas y, a pesar de los detalles, considero que valió mucho la pena.

Pros: • Decoración elegante y ambiente privado. • Atención amable y personalizada. • Sabores únicos y deliciosos. • Experiencia prolongada que permite disfrutar sin prisa.

Contras: • Falta de coordinación respecto a la alergia mencionada. • Reemplazos de platos no al mismo nivel que los originales. • Demasiado hielo en las bebidas. • Postres poco diferenciados.

En conclusión, fue una celebración muy especial, con una propuesta culinaria de gran nivel, aunque con ciertos detalles que podrían mejorar. Entiendo por qué Zero Labs es tan reconocido, me alegra haber vivido esta experiencia y felicito a los chefs por todo su esfuerzo...

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