Casi perfecto…
La entrada ya es un poco rara, pero es lógica y tiene una explicación: solo dan un turno de comidas y acceden comensales cada 15’ para dar un buen servicio de cocina. La carta no es carta a la vieja usanza, ya que presenta platos de “bocados” y otros para compartir en ración o media ración con alguna sugerencia fuera de carta.
Empezamos con lo menos bueno:
El vino estaba a una temperatura no adecuada para nuestro gusto porque lo sirven en un mantenedor de temperatura, pues el vino sale a 4 grados que acaba perdiendo. Al pedir una cubitera, nos indican que no puede ser porque el vino pierde con una temperatura más fría según el bodeguero que exige servir a esa temperatura. Pero vamos a ver, ¿El vino no es mío que lo he pagado? Pues lo quiero tomar a la temperatura que yo elija como si quiero tomarlo con hielo, que no es el caso.
El espacio muy frío, mal distribuidas las mesas y poco iluminado, la carta mal elegida en su diseño: Tinta negra sobre fondo gris con poca luz, ¿resultado? No se puede leer.
Vamos a lo bueno… o casi:
La atención en sala excelente, no se puede poner un pero.
La mesa con una preparación exquisita y con detalles como la ovejita de cerámica o el recipiente para poner el tapón de vino, los platos preciosos y el detalle exquisito del soporte de los cubiertos.
Los platos con altibajos, alguno rozando la perfección, alguno muy bien y alguno algo flojo, pero el conjunto significa una experiencia muy agradable y sorprendente.
Bocados como la Gilda o la Anchoa de Hondarribia, pan de té ahumado pera, mantequilla y café de París muy, muy buenos y recomendables.
Las croquetas de lomo de la conserva, cebolla de Fuentes de Ebro y huevo eco, simplemente irrepetibles y vale la pena ir a comer solo para disfrutarlas.
El cremoso de patata asada, pulpo y pato ahumado muy bueno, pero tienen que revisar la textura del cremoso que desluce la calidad del conjunto.
Punto y aparte es el tema de los postres, no entiendo esta moda de tener que elegirlos al hacer la comanda al inicio porque no sé si voy a tener ganas de algo más o menos contundente, aunque se justifique por la realización del plato al momento y, la verdad, conociendo la repostería y su técnica, no se justifica este razonamiento. Por cierto, bien, pero ninguna maravilla su famosa Tartita de queso de Albarracín al momento con helado de leche de oveja al tomillo.
Actualización Mayo 2024:
Continuan innovando sobre un concepto ya muy diferente en si mismo. La esencia se mantiene pero con nuevos platos tratados con cariño, que hace evolucionar una materia prima de proximidad y de muy buena calidad. Los postres son excelentes e ideales para completar el...
Read moreI took my wife here last year, with a friend, and the three of us had an amazing dinner experience. Tonight, I brought her back to celebrate her birthday and it was a disaster. The food was cold, and I don’t mean “crudo”, which was the explanation we received - the dishes were served straight out of the fridge, not prepared fresh, way too salty, and without any of the impressive deliciousness we had experienced in the past. What used to be Albarracín’s best restaurant is now just another tourist trap not worth visiting. Go spend your money in the restaurant next to the hospital and get breakfast, lunch, and dinner, as a series of hot, filling meals - all for the same price tag as dinner at Alizia....
Read moreAgosto de 2024. Fieles a uno de los momentos estrella de las vacaciones hemos vuelto a visitar esta joya. La carta está muy renovada, sin perder la capacidad de sorprender muy, muy gratamente. No perderse novedades acertadísimas como el melocotón de Calanda a la brasa o la ensaladilla de patata con bonito. Ni otros consolidados como el cremoso de patata pulpo y pato, o el evolucionado de papada, chipironcitos y verduras. Tesón e innovación desde la discreción: mi admiración y aplauso a tan buena línea de trabajo. Y por supuesto control y propuestas alternativas para celiacos. Aquí un fiel.
Agosto de 2023. Nuevamente hemos tenido la fortuna de estar en el restaurante Alizia. No se puede decir otra cosa que sobresaliente. En atención, en calidad y en precio. Y en control de alérgenos (si se puede adaptan el plato, en nuestro caso para celiacos). No perderse el royal de perdiz escabechada ni la papada oreada. En verano han retirado de carta la torrija (pan dormido) a cambio de originales helados elaborados por sí mismos. Así que si hay que buscar excusa, ya la tenemos para volver a por la torrija en cuanto la repongan en otoño. Muy bien, seguid así.
Agosto 2022. Excelente comida y servicio a un precio admirable. El local muy coqueto, en el centro del municipio. Las camareras de sala muy atentas, derrochando simpatía y profesionalidad. La carta se renueva, siendo comida creativa y además de sabores reconocibles. Las raciones generosas, preparadas para compartir. Todo ello hace que una cena de amigos o en pareja vaya a ser una experiencia ganadora. Si lo tienen no dejar de probar el cremoso de patata, pulpo y pato, y un delito no guardar hueco para la torrija, que aquí llaman pan dormido. Seguid en esta línea. Mucho tienen que copiar y aprender de lugares como este unos cuantos restaurantes de...
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