No suelo dejar reseñas negativas, pero esta ocasión lo merece. Casa Riquelme siempre ha sido uno de mis puntos de referencia en cuanto a arroces se refiere. Por eso reservé con más de dos semanas de antelación para el pasado 19 de marzo, un sábado en plena Semana Santa, a las 14:30 horas. Aunque soy de Alicante, no resido allí y solo iba a estar en la ciudad ese día. Para mi sorpresa, al llegar a las 14:25, nos informaron de que había habido un error con las reservas y no tenían mesa disponible para nosotros. Según nos explicaron, llamaron a todos los demás clientes a quienes habían reservado por error, excepto a nosotros, bajo la premisa de que "no habían tenido tiempo de llamar y pensaron que era mejor decírnoslo en persona". Aunque claro, cuando pagas un taxi para que te digan esto a la cara, no hace tanta gracia. Desde luego, creo que esto refleja un servicio lamentable. Entiendo perfectamente que puede existir un posible fallo en las reservas, que podría ser simplemente un error informático. Sin embargo, retener a un cliente habitual hubiera sido fácil. Bastaba con haber llamado el día anterior, para que pudiéramos buscar otras opciones, en lugar de informarnos cuando ya estábamos allí, y más, como teniendo en cuenta que, como nos dijo la camarera, cuando le pedimos una alternativa "a esas horas y en ese día era imposible encontrar mesa en Alicante". Tampoco me sirve que nos digan que hasta ese día no se habían dado cuenta pues siempre podrían haber adelantado nuestra reserva una hora. Esta solución nos hubiera encantado, y el restaurante habría podido hacerlo, ya que, cuando llegamos, sólo había una mesa sentada, por lo que la opción era más que viable. Pese a lo anterior, decidieron que era mejor cancelar nuestra reserva y decírnoslo cuando ya no había solución posible, ni para ellos, ni para nosotros, que, evidentemente, no encontramos una arrocería con espacio para comer. Sin duda, a partir de ese momento, han perdido un cliente habitual, y lo que es peor, a alguien que solía recomendar su restaurante con...
Read moreNos juntamos 3 personas con el fin de comer principalmente su especialidad, del arroz caldero.
Precio: ─ La nota de esta comida fue de 46€ por persona todo incluido y de 32€ por persona sin incluir las bebidas (vino, agua, cafés, cervezas, refrescos, copas…).
Platos:
Alioli (2€). Potente y bueno aunque personalmente me gusta cuando está un poquito más cremoso.
Ensaladilla (4,5€). Rica. Muy tradicional en lo que los elementos difícilmente se distinguen pues es una especie de pasta al estilo alicantino. Recomendable.
Gambas al ajillo con huevo (12,90€). Por el precio me pareció que tenía pocas gambas y exceso de aceite. La gamba de buena calidad pero el huevo llego demasiado hecho.
Calamar de potera. Muy rico. Lo mejor toda la comida, el precio de calamar el de 5,9 euros por 100 gramos y como el calamar peso 490 gramos el precio final ascendió a 28,91, un precio que de verdad me parece excesivo si se compara con otros calamares estupendos que se comen en la zona.
Arroz caldero (22,90€ por ración). Pedimos ración para dos pues habíamos pedido entradas abundantes para poder probar más cosas y fue un gran decepción. Mi concepto del caldero es que se hierven los pescados y con el caldo de hervir se prepara el arroz. Aquí fue diferente, lo primero que te sirven es el arroz servido en un caldero de hierro, pero el arroz he estado pastoso, con una buena porción pegada al fondo de la olla y con mucho sabor a ñora y poco a pescado, eso sin decir, que aunque la ración era para dos personas me resulto escasa, quizás como he indicado por la cantidad de arroz pegado al fondo de la perola. Posteriormente llegó el pescado, muy poco caldo y algunos trozos poco hechos. En ningún momento este plato fue un placer.
No pedimos postre pues ninguno de los que tenía en la carta nos atrajeron y decidimos volver a casa a tomarnos el cubata.
Quiero creer que hemos tenido un día desafortunado pero realmente pagar 32 € sin las bebidas por lo que comimos es...
Read moreComí con menú de grupo, a 32 € por persona. Los camareros sirvieron con actitud seca y cortante sin atisbo de formación, llegando incluso a pasar los platos desde la esquina de la mesa de mano en mano de los propios comensales hasta las mías (¿donde se ha visto eso en un restaurante que haga digno ese nombre?), excepto una señorita que nos dio un trato atento y profesional. El servicio correspondía a platos de entrada y postres al centro, a todas luces insuficientes para cada cuatro comensales, escasos en cantidad y de limitada elaboración (1- Ensalada con "brotes verdes", tomate, tápenas y ¿ventresca? desmigada; 2- Ensaladilla (muy sabrosa) con regañá de ¿ventresca? desmigada; 3-Tabla de lomo ¿ibérico? [al trasluz] y queso curado [correcto]). De plato principal combinado de dos arroces correctos para turistas pero nada más: 1- A banda: el fondo de pescado ausente (y algo salado para mi gusto, pero eso ya es personalísimo) y una gamba pelada dura. 2- Arroz con costillas y garbanzos: muy sabroso (quizá lo único rico de la comida) aunque las costillas escasas y "chiclosas". De postre la carta ofrecía Rueda de Postres pero lo cierto es que siguieron con la tónica de escasez (que no minimalismo) de toda la comida: un plato al centro para cuatro comensales que presentaba dos pequeñísimas porciones de ¿tartas? y una pequeña "burbuja de crema blanca", acompañado de unas decorativas (por escasas) pepitas de granada mollar. En el menú estaban incluidas las bebidas pero así y todo reclamaron dos euros más por comensal al abonar la cuenta por "las cervezas que se habían tomado antes de servir la comida" (aunque la mayoría no las hubieramos tomado). Finalmente tuvieron el detalle de ¿obsequiarnos? con un chupito de Moscatel y dos horas de descuento en el parking. Una pena. Ocasión perdida para el Señor Riquelme pero desde...
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