Por el precio del menú y la cantidad de comida -además de unos peros que ocurrieron- no puedo recomendarlo.
En la carta no hay información de alérgenos, así que de primero pido si me pueden dar lo más aséptico: si me pueden dar pasta. Me dicen que sí, que está incluido en el menú infantil; me dan una cantidad de menú infantil, pero me cobran el de adulto. De haberlo sabido me habría salido más a cuenta pedir en carta sólo el segundo (incluso con las bebidas y postre aparte).
De segundo pido carne, me preguntan por el punto de cocción -muy hecha-, pero cuando se ponen a servirla la dan indistintamente y me toca una super rosa que había pedido otra persona y a otro comensal la mía bien tostada. No me da la gana tener que comer del plato que ya ha trinchado otro, y no voy a esperar a que me vuelvan a hacer otra pieza para tener que estar comiendo cuando otros están acabando porque no han tenido en cuenta esa petición. Por otro lado, el tamaño es pequeño en comparación con otros restaurantes; cada cocinero tiene el derecho a poner el tamaño de ración que quiera pero yo en esta reseña, como consumidora, valoro que en la relación calidad-cantidad-precio no me ha gustado.
Por último, de postre, unas natillas, claramente congeladas. Vale que no me las van a hacer en el momento, pero si cobran [incluido en el menú] 5 € por la experiencia que no den de textura tipo helado de bola y con la galleta en el fondo; después saltarán en las redes sociales con la excusa de que se paga es el servicio o si no que me quede en casa.
Y claro que me lo como todo. Después de hacerme más de dos horas de viaje, en plena reunión familiar, me pongo a protestar para pedir una hoja de reclamaciones/quejas, me dejo todo en el plato para expresar mi enfado, me levanto y espero a que todos acaben para comprarme un sandwich, porque si te lo comes parece que es incompatible con que estés en desacuerdo o esté malo.
También me como las verduras en casa aunque me repateen, pero en casa me alimento y al restaurante voy a disfrutar con cosas que me gusten, no a hacer dieta. Para alimentarme de lo que sea, me guste o no, me quedo en casa, pero si pago en un restaurante tanto con el pretexto de que se paga el servicio, si este servicio no me gusta no me ha gustado. Y repito: me lo he comido todo porque tenía hambre y estaba bueno, pero si pido Pepsi no me des Cocacola y exijas una buena reseña porque me la haya bebido, porque si quiere me quedo también sin beber en plan mártir. Mañana que os pongan una copa de vino de la casa por 20 €, que os lo sirvan de brick y como ya lo habéis bebido perdéis la oportunidad de poner una mala reseña.
Yo he pagado, ellos me han servido, me lo he comido porque tenía hambre, como comida estaba bueno, como experiencia no me ha gustado y...
Read moreAnte todo hay que advertir que los fines de semana es necesario reservar, con días de antelación, en cualquier restaurante de Aranjuez. En caso contrario te pueda ocurrir como a mí, que al final tendrás que almorzar en cualquier sitio donde te den mesa. Así fue como recalamos en "La Ribereña", establecimiento que exhibía a su entrada un atractivo menú por 20 €. con una terraza amplia -completamente reservada- y dos salones comedores en su interior. A pesar estar lleno tenemos que hablar de mala comida y un servicio que trabaja con desgana. Para empezar pedimos unas berenjenas rebozadas que era todo fritura y escasísima hortaliza ya que después de mucho buscar solo encontramos una finísima loncha, que sirvan como pruebas las fotografías que acompaño, además de estar empapadas en aceite . Los pimientos de bacalao tampoco fueron buena opción de primero, ya que resultaban insulsos porque no los supieron tratar con mínimo cariño en la cocina, se notaba además que estaban precocinados y luego recalentados, mira que es difícil acometer una salsa de tomate sin sabor pues hasta eso lograron. Llegados a este punto pedimos una botella Ribera Duero, para intentar sobrellevar la comida, pues que sirva el detalle del camarero que no nos ofrece probar su contenido, sino que se limita a abrir la botella y dejarla sobre la mesa sin cata, un detalle muy feo. Lamentablemente los segundos platos no remediaron la situación inicial. El rabo de toro tenía que estar excelente cuando lo prepararon, pero se notaba que llevaba horas hecho y lo recalentaron sin apenas salsa, así que llegó a mesa seco y poco jugoso, lo mismo que ocurrió con el solomillo de cerdo. La guarnición de patatas prefritas y calentadas al horno tampoco aportaron ninguna textura sabrosa. Es una pena pero en "La Ribereña" todo está cocinado de antemano y calentado antes de servir. Los postres: la tarta de queso no es casera, si no que se elabora con las bolsas de preparados de supermercado, por contra muy ricas las fresas con nata, si eso tiene mérito en la tierra de Aranjuez. Ultima nota negativa: muchas moscas en el salón. Sinceramente no volveremos tienen que demostrar muchas más...
Read moreI enjoyed the beer, they didn't rip me off at all (prices on menu were actually what I was charged, not the same as a few places in Madrid) so that was good. The negative thing was that none of the tables on the patio hadn't been cleaned since the previous customers were there. Otherwise, I had a good experience. I also watched 2 other groups arrive to dirty tables while I...
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